12 DE FEBRERO - Nico Di Angelo

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Ya había entrado la tarde cuando Nico salió de la cabaña de Afrodita con un pequeño frasco que contenía un fluorescente líquido rosa. Lo guardó en su bolsillo y se encaminó hacia los fresales, donde Jason le había advertido más tarde que lo había visto merodear con Kayla, Austin, Cecil y Lou Ellen.

Sin embargo, cuando llegó a los fresales lo único con lo que se encontró fue con una suave melodía de saxofón.

- ¿Austin?

De repente el sonido del saxo sonó como el chillido de un ave cuando el chico sopló a la par que pegaba un brinco en el sitio por el susto que e acababa de dar Nico.

- ¡Nico! ¡Casi me matas! ¡No te he escuchado llegar!

- Supongo que estabas... demasiado concentrado. – No se fue por las ramas - ¿Sabes dónde está Will?

- Sí, se ha ido a descansar. Estará en la cabaña. El pobre ha dormido fatal. Lleva todo el día malo, y está como... apagado

- ¿Apagado? – A Nico le dio un vuelvo de angustia.

- Sí. Vamos que me parece que está enfermo. Aunque esta tarde se estaba recuperando un poco. Vendrá para la cena y se volverá a dormir. No lo satures, no creo que pueda aguantarlo. Apenas hemos podido hablar con él hoy.

- Vale, gracias. – Contestó Nico suspirando. Y se marchó.

Y aunque sabía que no debería acercarse por la cabaña de Apolo, algo dentro de él lo empujaba a entrar.

Se coló.

El sitio estaba más vacío que nunca, probablemente porque los hijos de Apolo se estarían organizando con la banda sonora de San Valentín, y con la decoración de las flechas. Solo una luz se veía al fondo y a la derecha. Aunque no era precisamente eléctrica.

Will Solace estaba sentado en una de las literas de la parte de abajo, brillando mientras desprendía luz, y con un libro en las manos. Tal vez una manera de consumir energía y así poder dormir cuanto antes.

Nico lo observaba entre las sombres.

Lo vio apoyarse, en cierto momento, contra la cabecera de la cama. Creía recordar que una vez le habló de los turnos que tenía con la litera. Porque tanto él como Kayla preferían dormir arriba, y les tocaba alternar.

Escuchó a Will suspirar. Un aliento lleno de cansancio, resignación, y tal vez algo más. El chico cerró los ojos un segundo, dejando a su cuerpo resbalar un poco sobre la sábana, y con el pelo rubio desparramado en la almohada. Pasaron así unos minutos, hasta que el libro que sostenía comenzó a resbalar de sus manos, que se habían quedado sin fuerza, y se cerraba a un lado sobre la cama.

Inmediatamente Nico supo que se había quedado dormido.

Se acercó a él con toda la precaución que le fue posible, agradeciendo a todos los dioses que la cabaña estuviese vacía, y rezando para que nadie entrase de sopetón. Aunque a decir verdad, todos debían estar ya en las hogueras, donde a él también se le esperaba.

Resignado, acercó una mano hacia Will, acariciando con cuidado las hebras de su pelo, y su mejilla. Por supuesto el chico estaba profundamente dormido, y no sintió nada. Y aunque por un momento Nico pensó en quedarse allí por si Will tenía alguna pesadilla de la que prefiriese despertar, se dio cuenta de que en ese caso no tendría ninguna excusa para justificar su presencia allí. Tal vez que había sido una mera coincidencia. Pero por otra parte Austin ya le había advertido de dejarlo en paz. Si lo encontraban allí, de una manera u otra, tal vez le caería encima una reprimenda.

No. No podía permitírselo. De manera que con todo el pesar del mundo, le deseó las buenas noches a Will y se encaminó a las hogueras. Ya no tenía nada que hacer en la cabaña de Apolo. Al menos, no hasta el día siguiente.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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San Valentín de Tragedia - SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora