PRÓLOGO

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Existen dos tipos de personas en San Valentín. Y no me refiero precisamente a los que tienen pareja, o a los que están solteros. Tampoco hablo de aquellos que han recibido, o no, un precioso regalo con forma de corazón, y una cinta de color rosa. La diferencia se basa, en cambio, en la forma que tenemos de ver a Cupido.

Por una parte están esas personas que lo conocen como un precioso niño de cabellos dorados y alas majestuosas, que con sus benditas flechas de amor junta para siempre a dos almas que vagaban sin rumbo.

Y después estamos los semidioses. Aquellos que le hemos cogido una manía tan sumamente grande, que apenas podemos soportar escuchar su nombre. Aquellos que conocemos la oscura realidad de un dios que se asocia de mala manera con el cariño, el respeto y la entrega del amor. O al menos, así es en nuestro universo.

Si eres de los primeros, adelante, disfruta mientras puedas. No ha de ser esta historia quien te arruine la inocencia. Pero si, como yo, eres de los que le lanzaría una flecha a Cupido (una muy afilada) y le daría de su propia medicina, entonces esta historia es para ti.

Cupido puede tener muchos planes. Pero Nico Di Angelo ya sabe cuáles son sus intenciones. Y con el hijo de Hades, no se juega a lo mismo dos veces...

San Valentín de Tragedia - SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora