✨MPREG 2024✨
✨MIEDOS / DUDAS✨
✨Pareja: SPIDERPOOL✨El sonido del corazón del bebé se convirtió de inmediato en la canción favorita de Peter, no existe manera de describir aquella sensación que creció en su pecho cuando lo escuchó en aquella máquina de ultrasonido, es simplemente mágico y sorprendente el como ese pequeño ser que ahora parece un camarón puede producir el sonido más maravilloso del mundo entero, Wade por su parte se encargaba de grabar cada segundo.
-Aun es muy pequeño para saber su sexo, pero en un par de meses podremos verlo- comento la medico tomando unas toallitas para limpiar el vientre de Peter
-Creo que es niño- dijo Wade- ¿qué crees tú Petey?
-Realmente no importa, siempre y cuando nazca sano- respondió restando importancia al asunto, claro que sin importar el género sabe que amara a su pequeño o pequeña sin condiciones.
Peter se quedó mirando la pantalla del ultrasonido, la imagen borrosa del bebé danzando en el monitor, no entendía cómo es que las personas no se llenan de temor y como lo han hecho a lo largo de los siglos, su mente se llenaba de pensamientos contradictorios. La emoción por la llegada de su hijo se mezclaba con una marea de nervios que lo invadía. ¿Sería un buen padre? ¿Estaría a la altura de las circunstancias?, ni siquiera había podido cuidar de su pez dorado a los seis años, su pez murió en el olvido, oh dios, pobre Juan, pasó hambre y murió rodeado de su excremento y ahora debe cuidar a un bebé, eso, eso es imposible.
—¿Y si no sé cómo cuidar de él? —murmuró, casi para sí mismo, mientras su mirada se perdía en la imagen del ultrasonido, quizá es el hecho de que si bebé es tan parecido a Juan en este momento, claro que si, ambos bajo su cuidado y viviendo en líquido.
Wade, al notar la inquietud en la voz de Peter, dejó de grabar y se acercó, colocando una mano reconfortante sobre su hombro.
—Hey, Petey, mira. No tienes que tener todas las respuestas ahora. Vamos a aprender juntos. —Su tono era suave, pero firme, como un ancla en medio de la tormenta de dudas de Peter.
—¿Y si me equivoco? —preguntó, sintiendo que la presión aumentaba. La idea de ser responsable de una vida lo aterraba, el fantasma de Juan lo atormentaba.
—Oye no digas eso, claro que vamos a cagarla pero es normal— seguro viendo a su pareja, no quería que se sintiera más mal— todos los padres la cagan, pero oye, aprenderemos y nuestro bebé será el mejor de todos
Peter se sintió un poco más ligero, aunque las inseguridades seguían allí, latentes. La idea de ser padre lo llenaba de alegría, pero también de miedo. ¿Y si no pudiera proteger a su hijo de este mundo?
—Prométeme que no me dejarás solo en esto —dijo, su voz un susurro lleno de vulnerabilidad.
Wade lo miró fijamente, sus ojos llenos de amor y determinación.
—Nunca estarás solo, Peter. Te tengo a ti, y tú me tienes a mí. Esto es solo el comienzo de nuestra aventura.
Con esas palabras, Peter sintió que su corazón se calmaba un poco. Sabía que Wade sería su apoyo incondicional, el pilar en el que podría apoyarse cuando las dudas lo asaltaran. Y aunque el camino por delante estaba lleno de incertidumbres, había algo reconfortante en saber que lo recorrerán juntos.
—Tienes razón —dijo finalmente, dejando escapar una pequeña risa nerviosa—. Juntos, podemos con cualquier cosa.
Wade le dio un suave beso en la frente, y en ese instante, Peter supo que, aunque el futuro era incierto, el amor que compartían les daría la fuerza necesaria para enfrentar cualquier desafío.
—¿Te imaginas cómo será? —preguntó, su voz llenándose de curiosidad—. ¿Cómo será su risa? ¿Sus primeras palabras?
—Y sus travesuras —interrumpió Wade, una sonrisa traviesa en su rostro—. Estoy seguro de que será un pequeño terremoto, pero eso solo hará que todo sea más divertido.
Ambos rieron, y la tensión en el aire se disipó un poco. Peter se permitió soñar, imaginar un futuro lleno de risas y juegos, de noches de desvelo y abrazos cálidos.
La médico aclaró su garganta, rompiendo el momento de ensueño.
—Todo parece estar bien —dijo con una sonrisa—. Recuerden que pueden programar otra cita en unas semanas para ver cómo crece.
Mientras se preparaban para salir, Peter se sintió renovado. La incertidumbre seguía ahí, pero ya no era abrumadora. Con Wade a su lado, se dio cuenta de que podía enfrentar cualquier cosa.
—Vamos a ser papás, Wade —dijo, su voz llena de emoción.
—Sí, y será increíble —respondió Wade, sonriendo de oreja a oreja—. Estoy listo para esta aventura contigo.
Tomados de la mano, salieron del consultorio, el futuro brillante ante ellos. Mientras caminaban hacia el coche, Peter se dio cuenta de que, aunque el camino sería difícil, cada paso valdría la pena. Con amor y apoyo, sabían que podían construir un hogar lleno de risas, amor y, sobre todo, mucha felicidad.