Ultravesti

4:00 A.M

Aún miro, aún toco, aún lo siento caliente, rojo oscuro dentro de él, mientras que dentro de mi todo era rojo fuego, un espectáculo, de borrachos, un concierto... Había tanto silencio después de haberme ahogado con los gritos que rogaban una segunda oportunidad, un perdón, una pizca de humanidad. 

Comportamiento de niños, tira el ladrillo, baja el brazo y su humor enojado no le deja ser castigado, no quiere ser castigado, está empeñado en decir que solo ha estado haciendo lo que debe hacer, que esa ventana que rompió se merecía esos y más golpes. Cuando llega a la celda de castigo, solo sabe sabe decir ''perdón, no volverá a pasar'', dura más una servilleta mojada, que las palabras de hombre quién solo encuentra la cima pasando por encima de los demás , por estos vidrios rotos que representan los cuerpos de mis hermanes, copas de cristal que solían estar llenas de vino, antes de ser estrelladas contra el frío pavimento de esta sucia cuidad. 

Ahora, ese color rojo vino, lo encuentro circulando por los últimos canales que faltan por drenar en este cuerpo destrozado que tengo enfrente. Me invade la alegría, jugando con sus intestinos, haciendo música con sus huesos, lamiendo sus genitales. En este éxtasis de matadero, de repente me golpea la realidad contra el suelo, la gravedad de este performance homicida y sus consecuencias, la verdad rompe mi disociación cuando veo que nada de esto me traerá a mi hermana de vuelta. 

Ahorita está amaneciendo, los ojos del sol se van asomando con timidez por detrás de los cerros. 3:00 A.M, aún es temprano, aunque para mi, ya es demasiado tarde. Prendo un bareto e intento relajarme, por obvias razones no puedo hacerlo ¿Qué será de mi? Nada justificará el asesinato de este cerdo, ni siquiera los cuerpos de mis tres hermanes, que hasta el día de hoy lloro desconsoladamente, sus cuerpos profanadas, grafiteados como una pared gris. Aún recuerdo recuerdo esas imágenes, mutiladas, sin su pelo, sin sus teticas. Recuerdo que una de ellas vino desde muy lejos, corriendo de las violaciones de sus parientes, el machete de su padre y por supuesto la mirada de abandono y decepción por parte su madre. No sabía leer, aún así escribió su destino como ella quiso cuando aún estaba viva. 

Nada es justificado cuando se trata de maricas, locas, travestis, de gente como yo, de gente como lo fueron mis hermanes. Me odiarán, dirán que fui una macabra, los vecinos dirán que se lo esperaban, que nada bueno podría salir de esa cosa extraña. 

De tanto pensar y pensar, caigo exhausto, ya nada puedo hacer, en estos momentos mie esperanza de vida se reduce a dos semanas, en las que me matan, o me mato yo, y aunque esto hubiera sido una mala decisión, no me arrepiento de nada. 

Ya es hora de salir, atravieso el umbral de la puerta de la puerta del apartamento, salgo al pasillo con las tripas de aquel desecho como adorno en cada parte de mi cuerpo y su cabeza en mi mano le da un  toque exótico al atuendo. Bajo las escaleras y la primera que contempla este espectáculo es el dueño de la casa, se encuentra callado, inmóvil, paralizado tal vez, que extraño, siempre que tenía la oportunidad de gritarme ''LOCA HIJUEPUTA'' no la desaprovechaba ¿Ahora qué? ¿Porqué no gritan? ¿Porqué no me dicen nada ni me vuelven a tirar piedras? ¿Acaso ya se dieron cuenta que si soy loca? ¡Si estoy loca! Estoy re loca y hoy por fin siento el orgullo, ese que le dicen a une que le toca sentir mientras le dan telas pa' que se cubran. 

Hoy muero, pero en mis propias manos, las historias de mis familiares muertas no quedaron impunes, nunca será olvidada, por ahí rodara la historia de la travesti que vengó a las suyas, que les mostró que no se debe perdonar al despiadado que nos quiebra y nos frena en seco nuestro destino en la vida... 

El gatillo aprieto, lo último que siento es el metal caliente atravesando mi mandíbula hasta mi cabeza. Ya no son las tres, ahora son las cuatro, las orgullosas cuatro 

-Bellatrix Rodríguez