Febrero 2016, Francia, Paris
Mi padre siempre me dijo que la memoria es como una caja de recuerdos, donde guardamos los momentos más importantes de nuestra vida. Para mí, la memoria de mi padre es como una brújula, que me guía a través de los días grises y me recuerda que siempre hay un poco de sol escondido detrás de las nubes.
Recuerdo que mi padre me contaba historias de mi madre, de su sonrisa radiante y sus ojos azules que brillaban como el cielo en verano. Me decía que ella era la luz de su vida, y que yo era la luz que había quedado después de que ella se fue.
Pero hoy, mientras desayunamos en la cocina, mi padre parecía diferente. Tenía una mirada triste en sus ojos, y su sonrisa parecía forzada. Me pregunté qué pasaba, pero no dije nada. Simplemente me limité a observarlo, tratando de entender qué estaba sucediendo en su corazón.
A mis 16 años, ya sabía que las cosas no estaban fáciles para mi padre. Los problemas financieros se habían convertido en una sombra constante en nuestra casa, y yo podía sentir el peso de la preocupación en sus hombros.
Trataba de no pensar en ello, pero era difícil ignorar las noches en que mi padre se quedaba despierto, sumergido en papeles y facturas. Este día, estaba decidida que ya era hora de hacer algo al respecto. No podía quedarme de brazos cruzados mientras mi padre luchaba por mantener nuestra casa a flote.
-Papá, necesito hablar contigo sobre algo- dije, intentando calmar mis nervios.
Mi padre me miró con curiosidad, pero no dijo nada y eso solo logro poner mis nervios a flor de piel. Solo me escuchó.
-Quiero empezar a trabajar-, dije finalmente. -Quiero ayudar.
Mi padre se sorprendió, pero luego su expresión cambió a una neutra. -Emma, no tienes que hacer eso- dijo. -Ya nos las arreglamos.
Pero yo estaba decidida. -No, papá. Quiero hacerlo. Quiero ayudar. He visto cómo has estado trabajando tanto para mantenernos, y quiero hacer mi parte.
Mi padre me miró con orgullo en sus ojos. -Bueno, cariño. Si eso es lo que quieres, entonces te apoyo. Pero prométeme que no te excederás. Tus estudios son importantes también y tu mi niña eres muy inteligente como para desperdiciar tanto talento nato.
Asentí, sintiendo un gran alivio. -Lo prometo, papá. Gracias por entenderme.
Mi padre me abrazó. -Claro, cariño. Siempre estoy aquí para apoyarte y lo sabes.
-Lo se papá y también se que no te decepcionaré- le dije sonriendo
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Alturas Prohibidas
Teen FictionFélix Alexandre, un brillante ingeniero e hijo del fundador de "Luminari", Raphaël Dupont, ha crecido viendo cómo su padre ha construido el imperio tecnológico desde cero. Ahora, Félix está a punto de tomar las riendas de la empresa y llevarla a nue...