No.3

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La oscuridad envolvía la habitación de la pelinegra, solo interrumpida por la tenue luz que se filtraba a través de la ventana. Las luces exteriores parpadeaban, como si el mundo allá afuera también estuviera en conflicto, mientras ella estaba en conflicto con su mente.
La joven yacía en su cama, sudando con su respiración agitada a causa de una nueva pesadilla que la había atrapado en su telaraña de terror.

En su sueño, Aiko corría desesperadamente por un pasillo largo y angosto. Las llamas rugían a ambos lados, devorando las paredes y el techo. El calor era asfixiante, y el humo tóxico se cernía sobre ella como una sombra malévola. Cada inhalación quemaba sus pulmones, y su garganta se cerraba con el esfuerzo de respirar.

Los gritos la perseguían. Voces desgarradoras que la llamaban por todos lados. Quería ayudar, pero sus piernas estaban entumecidas, como si el fuego mismo hubiera penetrado en sus huesos. Tropezando, cayó al suelo, sintiendo cómo las llamas se acercaban. Sus manos se aferraron a sus oídos, tratando de bloquear los gritos, pero eran incesantes, penetrantes.

Las lágrimas se mezclaron con el sudor en su rostro. Aiko sintió el pánico, la impotencia. ¿Por qué no podía llegar hasta aquellos que la necesitaban? ¿Por qué su cuerpo no respondía? El edificio crujía, amenazando con derrumbarse, el suelo vibraba bajo ella, y sabía que el tiempo se agotaba.

Finalmente, se desplomó, sintiendo su cuerpo exhausto y adolorido producto de las quemaduras. El humo la envolvió, y la oscuridad se cerró a su alrededor.

Hasta que finalmente despertó.

Incluso después de hacerlo, el terror persistía. Sus pulmones seguían ardiendo, y el eco de los gritos la perseguían. Aiko se aferró a las sábanas, tratando de separar la pesadilla de la realidad, pero la línea entre ambos mundos se desdibujaba.

La ventana mostraba un destello de luz, como un faro en la tormenta. Rápidamente se levantó, tambaleante, y se acercó. Las luces exteriores parpadeaban, como si también hubieran sido afectadas por su pesadilla. Sin embargo al menos allí, en la realidad, podía respirar. Podía luchar contra el miedo que aún la abrazaba.

La base militar seguía en silencio, ajena a los horrores que Aiko había enfrentado en su mente, aunque ella sabía que no podía escapar de su pasado, de las decisiones que la habían llevado a ese punto.

Y mientras la luz de la ventana titilaba, Aiko se prometió a sí misma que encontraría una manera de enfrentar sus demonios, incluso si eso significaba adentrarse en los pasillos incendiados de sus propias pesadillas.

━━Esto no puede seguir así...━━ susurró, llevando sus manos al cristal de la ventana para poder apoyarse y tratar de calmar su respiración. Sus orbes apreciaron como el cristal se empañaba producto del calor corporal que desprendía, como si realmente hubiera estado en medio de un incendio.━━Tengo que hacer algo al respecto.

«¿Pero qué?»

Tras soltar un suspiro, llevó sus manos a su frente sudorosa con la intención de retirarse el flequillo. Todo su cuerpo ardía, como si las llamas infernales aún estuviesen en su cuerpo, provocando que la camiseta blanca se le pegara a éste.
Caminó hasta la cama, sentándose en el proceso mientras su mano se dirigía a la mesa de luz donde una botella de agua yacía esperándola.
Bebió el contenido de inmediato, sintiendo el agua hidratar su garganta seca.
Una vez realizada su acción se acostó, pues no tenía tiempo para desvelarse, pues al día siguiente comenzaría con sus tareas designadas por lo que tendría que levantarse temprano.

Las manecillas del reloj no dejaban de sonar con su característico tic tac, haciéndole saber que por más que el tiempo pasara, seguía sin poder conciliar el sueño. Cerró los ojos frustrada, dando vueltas y vueltas por la cama, esperando caer en los brazos de Morfeo, más eso no pasaba, irritandola.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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𝐒𝐢𝐧𝐞𝐫𝐠𝐲 ♡Hoshina Soshiro♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora