capítulo 1: Oh, ojos neblinosos

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Hola!!!!! Está traducción fue autorizada por el autor original, quien es SmollesAsriel de su obra the fire in our eyes. Me emociona mucho poder traducirla :D. Sin más, disfruten de este fic.

Capítulo 1: Oh, Ojos neblinosos.

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Desde que Hitoshi tenía memoria, siempre había estado ardiendo.

Desde que tenía cuatro años, cuando apareció su don, cuando dejó de ser una persona y empezó a ser un villano, nunca hubo un momento en el que una parte de él no sintiera algún tipo de dolor. Nunca hubo un momento en el que no había tenido la sensación fantasmal de una mano ardiendo en alguna parte de su cuerpo, o las chispas y las réplicas de una explosión disparada en su hombro.

Nadie le dijo nunca por qué siempre se sentía como si estuviera en llamas, no cuando querían con tanta desesperación que se convertía en cenizas. Cuando el niño villano gimoteaba y se estremecía ante golpes que no existían, nadie se molestó en comprobar cómo estaba, preguntarle si estaba bien, decirle que todo iba a estar bien.

No fue hasta que tenía cinco años y una mujer rota vertió una olla de agua hirviendo sobre la cara de un niño al otro lado de la prefectura, que Hitoshi se enteró de lo que estaba pasando.

Tenía el bozal puesto (no era frecuente que lo tuviera puesto últimamente), pero su grito se escuchó lo suficiente para que todos en la habitación se volvieran para mirarlo. Dolor, dolor, dolor brotó como una ola que rodeaba su ojo izquierdo, fluyendo y refluyendo mientras tres pares de manos diferentes lo arañaban para intentar detenerlo.

Los cuidadores del orfanato lo encerraron en un armario y le dijeron que dejara de mendigar atención. En el espacio oscuro y claustrofóbico con el que se estaba familiarizando rápidamente, Hitoshi comenzó a sollozar. Sonidos desagradables que le dificultaban respirar a través del metal que le impedía hablar, pero con el dolor punzante y el ardor en el lado izquierdo de la cara, era lo único que podía hacer para mantenerse cuerdo.

La semana siguiente, los cuidadores los llevaron a la biblioteca local, y Hitoshi logró preguntarle a uno de los amables bibliotecarios sobre lo que había sucedido antes de que Miura-san les advirtiera sobre su don.

Almas gemelas. Él tenía un alma gemela. Cada vez que ellos salían heridos, él también lo hacía, y viceversa. Lo importante para Hitoshi, de cinco años, era que se suponía que esta persona lo amaría incondicionalmente.

Con el paso de los años, Hitoshi se dio cuenta de que eso no era algo bueno.

Compartir el dolor entre almas gemelas no solía ser un gran problema, no cuando se trataba de niños de seis años que intercambiaban rodillas raspadas y palmas magulladas, o adolescentes que curaban músculos adoloridos después de un entrenamiento, pero Hitoshi y su alma gemela intercambiaban un poco más que la ocasional caída desagradable.

Le tomó un poco más de tiempo darse cuenta de que probablemente había más de una persona eternamente unida a él. Hitoshi Ardía, pero de varias maneras diferentes, eso debía provenir de dos personas muy diferentes. Explosiones, golpes de hombro contra las paredes y cortes finos como clavos de un alma gemela. Llamas ardientes del infierno, puñetazos precisos en la mandíbula o las costillas y un frío cortante constante del otro.

Esto no quiere decir que Hitoshi no contribuya con su propia cuota de dolor a la tortura de los tres, oh no. Le gusta pensar que el universo lo colocó entre los otros dos para variar las cosas, mostrarles a todos que hay muchas formas diferentes de sufrir, no solo a manos del fuego, y que los tres tienen suerte de experimentarlas todas al mismo tiempo.

El fuego en nuestros ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora