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Primavera de 2024

Las tropas americanas invaden Alemania, es el lema que Kevin no para de repetir, en voz bastante alta desde que aterrizamos, y que yo no dejo de recordarle que no es gracioso y suplicarle que se calle, aunque la sonrisa con la que se lo digo hace que nadie me tome demasiado en serio. Y es que estoy tan feliz de tener a mis amigos conmigo que creo que nada puede molestarme.

Quizá solo hay una cosa que me está sacando de mis casillas y es la insistencia de Madison en que le presente a Kylian, fui tan convincente en que no siento nada por él que a mi amiga se le ha metido entre ceja y ceja que le gusta, y cuando Madison quiere a alguien siempre lo consigue. Y a mi eso no debe preocuparme, si fuera una buena amiga estaría encantada de presentarle a mi amiga al chico que le gusta, sin embargo no dejo de darle largas.

—Bienvenida señorita Gutiérrez. Me alegro de tenerla aquí, mi nombre es Maximilian y seré su asistente. Permítanme que les enseñe las instalaciones. —me dice en francés un hombre cuando llegamos al edificio

—Muchas gracias —es halagador que me traten de esta forma. Seguimos a Maximilian, que nos va enseñando la zona que Nike ha habilitado para los eventos.

Las paredes de lo que podría ser una fea nave industrial están forradas de césped artificial, así como el suelo. Y el logo de la marca y de la federación francesa se ve por todas partes.

En una de las salas una gran pantalla ocupa toda una pared y hay repartidos cómodos sillones y pufs por ella, preparada para poder ver los partidos desde allí.

Nos enseña el que será mi camerino.

Y acabamos el recorrido en el bar. Es la zona con más alboroto, en casi todas las mesas altas hay personas sentadas tomando cervezas o refrescos y charlando. Pero de entre todas las voces yo solo escucho una que hace que un escalofrío me recorra la columna vertebral. No soy tan ingenua como para creer que no tendría que verlo en este mes, teniendo en cuenta que trabajo para Nike en colaboración con su selección, pero tenía la esperanza de tener más tiempo para prepararme.

—Ahí está —dice Madison tirando de mí, como si todo mi cuerpo no estuviera ya avisando de su presencia.

Está apoyado en la barra charlando con uno de sus compañeros de selección. Él todavía no nos ha visto, pero si no consigo retomar el control de mi cuerpo e impedir que Madison me lleve hasta allí pronto lo hará. Siento que mi corazón va a explotar de un momento a otro.

Demasiado tarde. Su cabeza gira y nos ve. Cuando nuestras miradas se encuentran los labios de Kylian se fruncen en una mueca de desagrado. Se levanta y nos da la espalda, de una forma que me resulta deliberada.

Lo sigo con la mirada mientras va hacia un miembro del equipo de producción. Lo escucho hablar en un francés rápido y brusco, aunque no puedo entender lo que dice, tengo la sensación de que está hablando de nosotras. Y no se que le contestan pero no parece gustarle ya que se va dando zapatazos.

—¿Qué acaba de pasar? —me pregunta Madison, lo que confirma que no han sido imaginaciones mías, toda esta escena tenía que ver con nosotros.

—No tengo ni idea —Quizá si tenga una sospecha de que ha podido pasar, pero no entiendo su reacción, él no tiene motivo para estar molesto, no después de lo que pasó.

Seguimos avanzando, después de la escena que acabamos de presenciar no podemos darnos la vuelta y volver con nuestros amigos sin más. Ahora soy yo la que tira un poco de Madison, pero por nada del mundo voy a permitir que la salida dramática de Kylian nos haga quedar en ridículo. Por lo que me apoyo en la barra y pido dos Gin Tonics, como si esa hubiera sido siempre nuestra intención.

La otra mitad | Kylian Mbappé |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora