2-Petitt Mort

2 0 0
                                    


Sin embargo, las acciones exceden la velocidad de sus reflejos y, casi sin darse cuenta, comienzan a desnudarse entre besos y caricias. Se deleitan en el contacto piel con piel, reconociéndose en la oscuridad, encendidos en una llama pura. Se sumergen en sombras que sus dedos dibujan con pasión, explorando cada sensación más allá de la excitación, trascendiendo incluso el razonamiento. A pesar de la persistente contradicción en la mente del poeta, como un puñal que no deja de apuñalar, nada detiene los actos consumados al amparo de una noche sin estrellas.

El encuentro de sus miradas fue el preludio de un momento lleno de intensidad. Ella, con una sutileza que irradiaba confianza, deslizó su mirada hasta su entrepierna, permitiéndose sentir la plenitud de su virilidad. Él, completamente sumergido en un éxtasis abrumador, la impulsó hacia él adoptando un movimiento ondulante. Él se puso de pie, abrazándola firmemente contra su cuerpo mientras ella envolvía sus cálidas y suaves piernas alrededor de su cintura en un anhelante abrazo. En un momento de total entrega, la acción dio un giro inesperado; Con un repentino impulso, la colocó boca arriba, manteniendo su inseparable unión. En ese momento de pasión desenfrenada, se sintió atraído por la delicadeza de su cuello entre sus manos. Sin embargo, no logró medir su fuerza, comenzando a obstruir su respiración, transformando lo que parecía ser un acto de pasión ciega en una acción deliberada.

Una voz interior le advirtió, en un susurro:

-¡No puedes dejarte corromper por la apariencia de un ser como ella!-

Estaba tratando de convencerse de que ella era la elegida, que tenía que demostrar su capacidad para ascender. Sus pechos vibrantes, comparables a magnolias en su máximo esplendor, se revelaron ante sus ojos como una visión digna de admirar. A pesar de esto, sus manos, ahora desconectadas de su mente y corazón, continuaron ejerciendo presión.

Se contorsiona de placer al sentirse tan vulnerable al borde de una doble muerte, resalta en el pentagrama del amor las notas más expresivas visibles en su rostro abandonado de toda angustia, hay una declaración de tranquilidad y superioridad contradictoria al estar al borde de la muerte ; Afecto luminoso que emerge y estalla como vibrantes luces azules.

En su pequeño bolso que reposa sobre la mesita de noche del nido improvisado, alcanza con su mano libre, conservando su expresión de calma morbosa, y saca un pequeño artefacto negro, un paralaicer modificado; En ese momento de embestida y asfixia del toreo, conecta el dispositivo a la fuerte espalda de su amante y una leve, pero poderosa descarga lo hace estremecer por las descargas eléctricas que hay dentro de su ser.

Experimentó una descarga eléctrica que viajó desde lo más íntimo de su ser hasta cada célula de su cuerpo, provocando una intensa vibración. Este estremecimiento fue el preludio de la experiencia conocida como la pequeña muerte, la "petite mort". Sus manos, una vez firmemente sujetas alrededor de su cuello, se relajaron. Sus brazos perdieron toda energía voluntariamente. En ese momento, él, abrumado por la intensidad del shock y la excitación, se desmayó encima de ella. Sudada pero satisfecha, y con esfuerzo giró su cuerpo, disolviendo su unión más íntima y envolviéndose en la esencia del pecado original.

Miró por un momento al Adonis que se rendía ante ella. Con una mezcla de desconfianza y cuidado, acarició y examinó su virilidad, todavía resonando con ecos de su vigor. Sin embargo, convencida de que su sed aún no estaba saciada, buscó en su bolso. De allí sacó un pequeño estuche del que sacó un dispositivo de plata adornado con grabados. Presionó un botón y surgió una hoja de diez centímetros de largo, brillante y amenazadora. Con precisión, exploró con la punta de la hoja, deslizándose por su cuello, pecho, abdomen y finalmente su pierna, deteniéndose en la parte interna del muslo.

Luna AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora