Julio 13, 9:00Am, el sonido de el despertador me tira de la cama, otro día más de vacaciones mal aprovechada, mi madre hace el desayuno mientras me dirijo al baño para darme una ducha.
Me quito la ropa y entro en la bañera, el agua caliente corría por mi cuerpo, a mi derecha una pequeña ventana que da para el patio trasero de mi vecino, estaba sin camisa, en ropa interior, nadie tenía acceso a esa vista, solamente yo desde mi pequeña ventana, estaba tumbado en una hamaca, ojeando un libro, solo había que ver sus entrepiernas velludas y sus oblicuos marcados.
¡Qué manía tenemos los hombres de cogernos el paquete a toda hora!
Pues eso, se estaba toqueteando, ya se podrán imaginar, estaba acabado de despertar, en el baño, desnudo y con el cosquilleo de la erección, comienzo a tocarme un poco mirando fijamente la mano de mi vecino en su paquete, dejó la mano puesta y de vez en cuando la apretaba, yo estaba disfrutándolo, mi cabeza quería salir por la ventana, quería ver más, veo que deja reposar el libro, toma su teléfono móvil y empieza a textearse con algo, pensé que no me daría más show pero a los cinco minutos comienza a bajarse los calzones, pasó de leer un libro a tomarse fotos de su polla, yo estaba al tope, aquello se le comenzaba a parar, yo me vine muy arriba y exploté, todo mi semen corría por la pared de la bañera, termino de bañarme y salgo a desayunar.
Mi madre me comenta que mis tíos necesitaban de mi ayuda en su nueva finca, me daba una pereza ir a ayudarlos pero a mi madre no se le puede decir que no y solo escuchaba.
—Marcos, harás lo que te digo sí o sí
Pensándolo bien no tenía más nada que hacer, me pasaba los días aburrido, así que decidí hablar con mis tíos para ir al día siguiente, solamente espero no aburrirme y disfrutar un poco de lo rural.
<<Esta historia comienza ahora>>