Hace incontables años, el mundo fue devastado por una catástrofe de proporciones inimaginables. Este evento catastrófico arrasó con el 98% de la humanidad y transformó el planeta en un paisaje de ruinas y desolación. Apenas quedaba documentación sobre el suceso, pero se decía que la tragedia había dejado el mundo en un estado de caos absoluto, marcando el fin de una era y el inicio de un nuevo y oscuro capítulo en la historia de la humanidad.
Los pocos supervivientes, aterrorizados por las secuelas de aquella calamidad, decidieron buscar refugio en las alturas. Construyeron sus ciudades y reinos en las cimas de montañas y acantilados, elevándose por encima de las ruinas del suelo. Las alturas ofrecían una visión distanciada del desastre que aún persistía en el mundo de abajo, un terreno que se había convertido en un mar de peligros y secretos olvidados.
En cada noche de luna llena, el mundo experimentaba una transformación aún más inquietante. Una neblina espesa y misteriosa descendía sobre el paisaje, cubriendo las tierras con un manto de sombras. Las bestias que acechaban en las afueras de las ciudades y pueblos se volvían especialmente violentas durante estas noches. Era como si la luz de la luna llena desatara una rabia ancestral en las criaturas, llevándolas a atacar sin piedad a los asentamientos humanos. Este fenómeno, conocido como la "Rabia Lunar", sumía a las ciudades en una atmósfera de miedo y tensión.
Las ciudades, conscientes del peligro inminente, se preparaban con meticulosa anticipación para enfrentar la Rabia Lunar. Sus murallas eran reforzadas, sus guardias se mantenían en alerta constante, y las fortificaciones se volvían impenetrables. Las noches de luna llena se convertían en una prueba de resistencia y coraje, donde la humanidad debía enfrentarse a las sombras que amenazaban con engullirlas.
El continente se dividía en tres grandes reinos, cada uno con su propio carácter y territorio, separados por vastas extensiones de terreno y montañas imponentes. En el centro se encontraba Roca Fuerte, el reino más robusto y estratégico, conocido por su fortaleza inexpugnable y sus murallas imponentes. Roca Fuerte, situado en una llanura fértil y con un acceso relativamente sencillo, se había convertido en el corazón del continente, un centro de comercio y poder.
Al oeste, se extendía Altavida, un reino montañoso caracterizado por sus altas cumbres y paisajes escarpados. Altavida era famoso por su arquitectura en terrazas y sus fortalezas colgantes, construidas con maestría para aprovechar el terreno accidentado. Sus habitantes eran conocidos por su valentía y habilidades en la minería y la agricultura de montaña, viviendo en armonía con la naturaleza y adaptándose a las duras condiciones de su entorno.
Al este, rodeado de montañas tan escarpadas que parecían imposibles de atravesar, se encontraban las Tierras Olvidadas. Este reino, aislado y envuelto en misterio, era conocido por ser un lugar de leyendas y secretos antiguos. Los relatos hablaban de su geografía impenetrable y su clima inhóspito, lo que mantenía a las Tierras Olvidadas como una región desconocida para el resto del continente. Las montañas que lo rodeaban actuaban como una muralla natural, separándolo del mundo exterior y haciendo que sus misterios fueran aún más fascinantes y temidos.
Cada uno de estos reinos tenía su propia cultura, historia y desafíos, pero todos compartían un vínculo con el pasado oscuro del continente y una lucha constante por sobrevivir en un mundo lleno de enigmas y peligros. Las Tierras Olvidadas, en particular, seguían siendo un enigma, un recordatorio de las profundidades de la historia y los secretos que aún quedaban por descubrir.
Hace tres años, en medio de unas delicadas negociaciones de paz entre Roca Fuerte y Altavida, un golpe de estado inesperado y brutal sacudió el continente. La familia real de Altavida, fue asesinada en un ataque sorpresivo durante las conversaciones. Este trágico evento no solo acabó con la vida de los monarcas, sino que también sembró el caos en la región.
