En el reino de Altavida, ahora bajo el dominio de los Oscuros, el cielo nocturno se alzaba sobre una luna llena, marcando la llegada del Festival de la Caza. Cada seis meses, esta celebración traía consigo un aire de expectación y temor, mientras los valientes guerreros se preparaban para enfrentar a las bestias que acechaban en los alrededores.
Las calles de la capital estaban cubiertas de tierra y escombros, un reflejo del desmoronamiento del reino desde el golpe de estado. La plaza principal, el centro del festival, estaba iluminada por antorchas que proyectaban sombras inquietantes sobre las ruinas. La atmósfera era oscura y cargada de tensión, con el ritmo de los tambores y la música marcando el pulso de la noche.
Kai, un joven guerrero de estatura media y contextura musculosa, se destacaba entre la multitud. Su cabello castaño y sus ojos café reflejaban la determinación con la que había entrenado para esta ocasión. Su armadura de cuero, aunque desgastada, mostraba signos de un arduo entrenamiento. En su mano sostenía una espada que había sido testigo de muchas lunas llenas.
—Kai, ¿estás listo para esta noche? —preguntó Alden, su amigo y compañero de armas, mientras ajustaba su equipo.
—Más que nunca, Alden. Esta noche no solo lucho por reconocimiento, sino para pedirle matrimonio a Anisa —respondió Kai con firmeza.
Anisa, la mujer que ocupaba sus pensamientos y sueños, era tan misteriosa como bella. Con su cabello rubio y ojos negros, se mantenía en silencio, observando desde las sombras. Kai siempre había estado enamorado de ella desde que eran niños, y ahora, al cumplir los 18 años, estaba decidido a hacer de esta noche un hito que cambiaría su vida.
La luna llena brillaba intensamente en el cielo, iluminando la plaza y creando un ambiente festivo y sombrío. La multitud se congregaba alrededor de una gran hoguera en el centro, donde los guerreros se preparaban para la caza. El fuerte licor oscuro comenzaba a embriagar a los participantes, y el bullicio de risas y gritos llenaba el aire.
—Kai, ¿has oído los rumores sobre las nuevas bestias? Dicen que son más feroces que nunca —comentó Alden, con una mezcla de excitación y temor en su voz.
—Los rumores siempre exageran el miedo, Alden. Pero solo hay una forma de saber la verdad —dijo Kai, colocando su mano en el hombro de su amigo—. Nos enfrentaremos a lo que venga, y saldremos victoriosos.
La música y las danzas aumentaban en intensidad, contrastando con la brutalidad que estaba por llegar. Kai respiró hondo, sintiendo el peso de la noche sobre sus hombros. Aunque la oscuridad del reino lo envolvía, en su corazón ardía una llama de esperanza y determinación.
Finalmente, el momento llegó. Los guerreros comenzaron a moverse, guiados por el ritmo de los tambores, hacia los límites de la capital, donde las bestias esperaban. Kai avanzó con paso firme, sabiendo que esta noche no solo lucharía por su reconocimiento, sino también para pedirle matrimonio a Anisa, la mujer que amaba.
—Por Altavida y por Anisa —murmuró para sí mismo, mientras se adentraba en la oscuridad, listo para enfrentarse a las bestias y demostrar su valía.
La plaza, iluminada por las antorchas y la luna llena, quedó atrás mientras los valientes guerreros se adentraban en la noche. El Festival de la Caza había comenzado, y con él, la oportunidad de cambiar su destino y alcanzar sus sueños.