𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; cobra kai

𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐢𝐧

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: obscenidad,
sexo sin protección, asfixia.

Miguel se despertó de su sueño, caliente y sudoroso. Recuperó el aliento y luego se agachó y palpó su erección. Se mordió el labio para no gemir. Tuvo un sueño muy intenso en el que le chupabas la polla. Un sueño que tenía con frecuencia, en realidad.

Dormiste plácidamente. Estabas acostada boca abajo con ambos brazos debajo de la almohada. Tenías la pierna izquierda levantada. Y llevabas una camiseta sin mangas que se te subía por la espalda y eso era todo. Los dos follaron antes de irse a dormir, como hacían la mayoría de las noches. Te quedaste dormida inmediatamente después de que Miguel te hiciera correrte unas 4 veces.

Miguel estaba obsesionado con hacerte correr. De cualquier manera que pudiera. Le encantaba el sabor que tenías cuando te corrías en su lengua. Le encantaba la forma en que te estremecías, la forma en que gemías su nombre. Cómo a veces era demasiado para ti y empezabas a balbucear mientras te corrías en su polla. Se lo tragaba todo. A Miguel le encantaba dar y complacer.

Miguel sintió que se le escapaba el líquido preseminal de la punta mientras miraba tu trasero desnudo. Recordó que habías hablado de que querías que te follara mientras dormías; qué mejor momento que ahora para hacer realidad tu deseo.

Inmediatamente sacó su pene de sus boxers y se arrastró sobre ti. Empujó su pene a través de tus labios expuestos, dejando escapar un pequeño gemido.

Miguel escuchó que dejaste escapar un zumbido apenas perceptible. Eso lo animó aún más mientras seguía frotando su pene de arriba a abajo, golpeando tu clítoris de vez en cuando. Deslizó su pene hasta tu entrada y empujó lentamente.

— ¡Miguel! — susurraste mientras sentías que tu coño lo envolvía mientras él entraba en ti. Un ajuste perfecto.

Él te sonrió mientras empujaba hasta el fondo, provocando que soltaras un jadeo.

— Oh por... —

— Lo sé, nena, lo sé — susurró en tu oído seductora mente. — Nunca me canso de ti —.

Miguel empezó a follarte como si su vida dependiera de ello. Como si si no se corriera, el mundo se fuera a caer de su eje.

La habitación se llenó de gemidos, gruñidos y lloriqueos. Este ángulo era tan bueno, tan jodidamente bueno. Estaba golpeando tu punto G repetidamente. Estabas perdiendo la cabeza. Miguel te besaba la nuca. Cambió todo su peso sobre su brazo derecho y envolvió tu cuello con su mano izquierda, ahora libre, y comenzó a follarte más fuerte.

— ¿Vas a correrte por mí, eh? — preguntó entre gruñidos y gemidos. Tu coño se sentía tan bien alrededor de su polla. Miguel sabía que estaba cerca y quería que estuvieras allí con él. — No te contengas. Déjalo ir, corazón. Córrete por mí. —

Te mojaste más y todo lo que podías oír era sus caderas golpeando tu trasero una y otra vez y el chapoteo de tu coño con su polla.

De repente, Miguel dejó escapar un gemido obscenamente fuerte y caliente mientras se corría y llenaba tu coño con su semen. Sin embargo, no dejó de follarte. Puede que sus embestidas se hayan entrecortado un poco, pero nunca se detuvo.

Te ahogaste con un jadeo cuando lo sentiste correrse profundamente dentro de ti, y la liberación se apoderó de tu cuerpo. Miguel te folló hasta el orgasmo hasta que ambos se agotaron.

— Joder, Miguel — maullaste. — Quiero que me despiertes así todos los putos días —.

Él se rió en respuesta mientras sacaba su polla de ti. — No tienes que decírmelo dos veces —.

𝐰𝐫𝐢𝐭𝐭𝐞𝐧𝐚𝐩𝐨𝐢𝐨𝐠𝐲