one shots » marcetty. [AU]

blind - [1]

advertencia: antes de iniciar la lectura, quiero advertirles que la información que verán en la historia me la saque de la cola (claramente investigue un poco), pero no soy doctora, ni mucho menos tengo familiaridad con el tema.

por lo que pido disculpas de antemano si algo no es cierto. Todo es ficción, btw.

ahora sí, son libres de leer <3.

─── ∙ ~εïз~ ∙ ───

Marcela despertó sintiendo una pesadez que parecía haberse instalado en cada fibra de su cuerpo. Sus músculos estaban rígidos, como si una manta invisible de cansancio se hubiera arrojado sobre ella durante la noche. Intentó estirar los brazos y las piernas, buscando liberar un poco del dolor que la envolvía. No había sido una noche de descanso, sino otra más llena de inquietudes y desesperación.

Cada noche, su sueño se veía empañado por un temor constante: el de despertar y encontrarse una vez más atrapada en la misma oscuridad que había definido mi vida desde hace tiempo.

Negro.

Cada día, al abrir los ojos, se encontraba en un mundo sin matices, sin colores, sin la promesa de la luz.

Se levantó con cautela, utilizando sus sentidos agudizados para orientarme en el espacio familiar. El suave zumbido del ventilador en la esquina de la habitación, el suave crujido del suelo bajo sus pies descalzos, y el aroma del café recién hecho que llegaba desde la cocina. Estos eran los anclajes que la ayudaban a navegar por la oscuridad en la que vivía. Cada movimiento era una afirmación de que, a pesar de la inmensidad del negro que la rodeaba, había un orden en su vida cotidiana.

En la cocina, se dirigió a la mesa, sintiendo el frío de la mesa entre sus dedos. Cuando se sentó, pudo escuchar como Margarita ponía un plato frente a ella y le daba un beso en la cabeza.

—Buenos días, mi amor—saludó, sentándose a su lado—. ¿Cómo te sientes?

Cada mañana siempre era la misma pregunta.

—Bien—tomó un sorbo del café—, estoy bien.

Y la respuesta siempre era la misma, aunque no fuera verdad.

Desde hace un año, su vida había dado un giro alucinante. Era una estudiante destacada, conocida por todos gracias a sus logros, por lo que era el centro de atención a dónde iba. Tenía la atención de las chicas, se la pasaba en fiestas todo el tiempo, disfrutaba de la vida y aprovechaba cada momento. Todo parecía encajar perfectamente, y se sentía en la cima del mundo.

Pero ahora, todo había cambiado drásticamente. Se encontraba atrapada en casa, sumida en un mar de lamentos, esperando con ansias el día en que muriera, porque la oscuridad en la que vivía se sentía como la muerte.

Sus amigos y novia se habían distanciado después del accidente. Parecía que, al enfrentar la realidad de su ceguera, no querían pasar tiempo con alguien que consideraban ahora una carga. Las visitas que una vez fueron frecuentes se redujeron a nada en pocas semanas. Su ausencia fue un golpe devastador, más doloroso de lo que había anticipado.

Por lo que se vio envuelta en citas constantes con psicólogos que le ayudaran con la nueva realidad.

Oscura y sola.

—Uhm, ¿segura qué estás bien? —le preguntó Margarita, tomando su mano—. Sabes que puedes contar con nosotros para lo que sea, ¿no? —aseguró, dándole un suave apretón.