one shots » marcetty. [AU]

nuevo empleo. - [1]

Betty's POV. 

Suspiré irritada al bajarme del bus. Acomodé mi cabello y mi ropa, mientras me encaminaba hacia la siguiente empresa en donde me presentaría. Había sido un día bastante largo, llevaba cuatro semanas en busca de un empleo sin éxitos. Ninguna empresa me recibía como ejecutiva a pesar de mis estudios y mis recomendaciones. 

"Estúpidos", pensé revisaba tener todos los papeles. 

Era absurdo, me había preparado por años para este puesto, tal vez más que los hombres que estaban en esas sillas en los últimos pisos, pero "¿cómo una mujer podría con un puesto así?", ni siquiera demostrando que había trabajado con miles de empresas, y con personas importantes como lo era Catalina Ángel me daban una oportunidad. 

Por lo que no me había quedado de otra que pedir empleo como secretaria. No era que pensara que era un trabajo sencillo, pero no era el que aspiraba, sin embargo, tengo la esperanza de poder avanzar de poco a poco. 

—Buenos días —saludé al portero, quien me miró por unos segundos, antes de acercarse e inclinarse un poco—. Vengo a la entrevista de empleo. 

—Oh, sí. Claro —él asintió, abriéndome la puerta—. Siga, en la recepción le indican donde.

—Muchas gracias —sonreí, entrando a la empresa. 

Al entrar a la recepción, una mujer rubia que hablaba con un hombre fueron quienes me recibieron. Al notar mi presencia, dejaron de discutir y la mujer se alejó de él. 

—¿Sabe qué, Freddy? —le habló al hombre que vestía una chaqueta impermeable amarrilla—. Mejor cállese, y vaya al banco antes que lo regañen —le dijo la mujer, entregándole unos papeles. 

—Cómo diga, mi hermosa dama —los tomó, y se encaminó a la salida, dándome una mirada—. Muy buenos días —se posó frente a mí—. Hoy estoy siendo bendecido con las hermosas mujeres que están llegando. 

Antes de que pudiera responderle, la mujer de la recepción le grito. 

—¡Freddy!

—Ya voy, voy... —suspiró, tomando su casco de la moto—. Luego nos vemos, mi hermosa dama. No me extrañes mucho —le sonrió, y se fue cantando. 

La mujer se sentó en su escritorio, y me sonrió, mientras se acomodaba su cabello. No pude evitar mirarla de más, era hermosa. Me aclaré mi garganta, intentando no ser tan obvia. 

—Buenos días, disculpe a mi compañero. Es un bobo, estúpido —alzó la voz, recalcando las últimas palabras—. ¿Qué se le ofrece? —me preguntó ahora si en un modo más profesional. 

—Ah, sí. Vine por las entrevistas de secretaria —sonreí, intentando procesar todo lo que acababa de pasar. 

—Sí, sí. Es en el último piso —señaló el elevador—. El doctor Armando Mendoza es quien se está encargando de las entrevistas —me explicó—. Mucha suerte. 

—Muchas gracias. 

Me dirigí hacia el ascensor, para ir al último piso. Cerré los ojos al ver las puertas cerradas, y recé porque todo saliera bien. Necesitaba el empleo, no podía dejar a mi papá con todos los gastos de la casa. 

Al llegar, una fila de mujeres hermosas me estaba esperando. Todas parecían modelos, sacadas de revistas. Había mujeres de todo tipo; altas, bajas, morenas, rubias. Ahora entendía al tal Freddy. 

—No me importa, Patricia. Quiero ese informe para hoy.

Una voz profunda hizo que todas se callaran, y se acomodaran su ropa. Todas parecían asustadas, por lo que simplemente las imité, acomodando mi ropa y cabello.