LA MALDICIÓN DE MALABO🧟

Capítulo 3: "Los Secretos de Anna Black"

*La propuesta de Anna Black resonó como una campana en la mente de Zïneyra. Una solución a la pesadilla que los azotaba, pero ¿a qué costo? La mujer, con sus ojos oscuros y su aura misteriosa, inspiraba tanto fascinación como desconfianza.*

—Sé que esto suena loco —comenzó Anna, su voz suave pero firme—, pero la maldición está ligada a un antiguo ritual. Un ritual que solo alguien con mis conocimientos puede revertir.
Obiang, con su pragmatismo habitual, intervino: —¿Y cómo sabemos que podemos confiar en ti, Anna? Has aparecido de la nada.
—He estado observando desde las sombras —respondió ella—. Veo el miedo en sus ojos, la desesperación en sus corazones. Yo puedo ayudarlos a escapar de esta pesadilla.

Zïneyra dudó. Algo en la mirada de Anna la inquietaba, pero también sentía una chispa de esperanza. Tal vez esta mujer fuera su única oportunidad.

—Bien —dijo Zïneyra al fin—. Te creemos. Pero necesitamos pruebas. ¿Qué necesitamos hacer?
Anna sonrió enigmáticamente. —Necesitamos encontrar un artefacto. Un artefacto que fue enterrado junto con el cuerpo del aquelarre que inició la maldición.

*Y así, el grupo se embarcó en una nueva misión. Guiados por Anna, atravesaron zonas cada vez más peligrosas de Malabo. Los infectados los acechaban a cada paso, pero la determinación de encontrar el artefacto los impulsaba hacia adelante.
Durante el viaje, Zïneyra y Taylor tuvieron la oportunidad de conocer mejor a Anna. Descubrieron que era una mujer erudita, con un profundo conocimiento de las antiguas culturas de la región. Pero también notaron que guardaba muchos secretos.*

—Anna, ¿cómo sabes tanto sobre este ritual? —preguntó Zïneyra una noche, mientras descansaban en una choza abandonada.
Anna se quedó en silencio por un momento antes de responder. —Mi familia ha estudiado estos rituales durante generaciones. Yo soy la última de mi linaje.
—¿Y por qué no hiciste nada antes? —insistió Taylor.
—No tenía el poder —respondió Anna—. Pero ahora, con ustedes a mi lado, podemos cambiar el destino de esta ciudad.

*Zïneyra no estaba del todo convencida, pero decidió confiar en Anna. Después de todo, no tenían muchas opciones.
Finalmente, después de días de búsqueda, el grupo encontró el artefacto. Era una extraña escultura de madera, cubierta de símbolos antiguos. Anna explicó que el artefacto era la llave para romper la maldición, pero que también era extremadamente peligroso.*

—Si no lo usamos correctamente, podríamos liberar una fuerza aún más oscura —advirtió Anna.

*Zïneyra sabía que estaban jugando con fuego, pero no tenían otra opción. Con el artefacto en sus manos, el grupo se preparaba para el enfrentamiento final.*