Asalto Frontal

Capitulo V: El Ramen

⚠️ Advertencia: El siguiente capítulo contiene descripciones explícitas de contenido sexual. Se recomienda discreción.

El aire fresco de la noche les acariciaba la piel, pero el nerviosismo que ambos sentían era como una corriente eléctrica que les recorría el cuerpo.

—Bien, ya llegamos— mencionó Namjoon, intentando disimular el temblor en su voz al estar frente al complejo de apartamentos

—Por un momento pensé que estaría más lejos — expresó el Capitán, observando el lugar de arriba a  abajo —Te sigo— afirmó con una sonrisa el mayor.

Ambos chicos entraron al edificio y se dirigieron al elevador. El espacio estrecho y la compañía del castaño hicieron que el corazón del rubio latiera a mil por hora. No podía evitar mirar a escondidas por el reflejo de las puertas del ascensor el perfecto y hermoso rostro de su acompañante, los tan seductores labios voluptuosos y su perfecta figura. Su fijación era tanta que no se percató de la llegada del elevador a su piso. Las puertas se abrieron, pero el chico de piel morena no reaccionó.

—¿No es este el piso donde vives? —preguntó el Capitán, al ver la expresión absorta del contrario.

—¡Qué! ¡Demonios!— expresó sorprendido —Sí, sígueme, por favor— dijo con un sonrojo en sus mejillas, avergonzado por lo sucedido.

Este incidente hizo que el castaño sonriera, al ver lo adorable que se veía avergonzado su compañero. Salieron y se dirigieron hacia el apartamento del menor.

—Disculpa, pero ¿podrías darte la vuelta?. Tengo que ingresar la clave y, la verdad, no te conozco y pues, tu sabes— pidió un poco avergonzado Kim.

El mayor sonrió con ironía y se dio la vuelta. Suspiró profundamente y se cruzó de brazos —Idiota, si quisiera podría entrar a tu estúpido apartamento cuando se me diera la gana, no necesitaría tu estúpida clave— murmuró para sí mismo, su voz cargada de bravuconería, pero con una sonrisa juguetona en sus labios

El sonido de la puerta al abrirse lo sacó de sus pensamientos —Listo, ya puedes pasar—mencionó amablemente Nam

SeokJin entró, sus ojos recorriendo el acogedor espacio. La luz suave que se filtraba por las ventanas creaba una atmósfera cálida y acogedora. Namjoon cerró la puerta tras él, y la tensión en el ambiente se volvió casi palpable.

—¿Quieres algo de beber? —preguntó —Tengo leche, jugo de piña, café— dijo con su voz un poco más ronca de lo normal el menor

—¿No tienes tequila, ron o Soju?— cuestionó en tono de burla el mayor

—Tengo agua, por si quieres— sonrió avergonzado el rubio

—Agua estaría bien, gracias —sonrió levemente el Capitán, tratando de contener la risa burlesca

—Claro, ponte cómodo. Ya vuelvo— el chico se alejó con paso rápido hacia la cocina, sintiendo cómo sus mejillas se enrojecían en cada paso que daba

Mientras tanto, SeokJin, comenzó a explorar el espacio. Los libros, las pinturas, las esculturas... todo indicaba que el chico era una especie de erudito. Su mirada, se detuvo ante una escultura que captó de inmediato su atención: un hombre con alas y una mujer, unidos en un beso eterno. La imagen le provocó una extraña sensación en el pecho. Era como si la escultura reflejara un deseo profundo, una conexión que trascendía lo físico.

Namjoon regresó con dos vasos de agua y se acercó sigilosamente al distraído castaño, quien estaba inmerso en la contemplación de la obra de arte

—El beso de Canova— mencionó Namjoon, con voz suave.