Capítulo VII: 3ª tropa de artillería.

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El Sargento Kim, secándose las últimas lágrimas con la manga de su uniforme, se encaminó hacia el patio de instrucción. El ambiente era tenso, cargado de la adrenalina propia del primer día de los reclutas. En mitad del camino, su figura fue interceptada por el Teniente Park, un joven oficial de mirada penetrante.

—¿Dónde se ha metido, Sargento?— inquirió Park, arqueando una ceja y cruzándose de brazos. Su tono ligeramente irónico.

Kim, sorprendido por la pregunta, levantó la vista —¿Teniente Park?— cuestionó aturdido —No esperaba verlo por aquí— admitió, rascándose la nuca

Park sonrió con malicia —¿Esperaba a alguien más, Sargento?— expresó, esbozando una sonrisa burlona.

Kim se enderezó, saludando con firmeza —No, señor. Pido disculpas por mi distracción. Es la emoción del momento, señor— afirmó con respeto, manteniendo una postura erguida.

—Tome su lugar, Sargento. En unos minutos, entrarán los "niñitos"— expresó con voz de mando el castaño, enfatizando la última palabra con un tono despectivo.

—Sí, señor— respondió de inmediato Kim, y se apresuró a tomar su lugar, ocultando su tristeza  tras una expresión seria.

—Como te odio, Jeon— murmuró Jimin entre dientes, apretando los puños. No podía creer que el Teniente Jeon le hubiera ganado nuevamente en piedra, papel o tijera, condenándolo a tomar su lugar en el ingreso de los nuevos reclutas.

—¡Buenos días, señores!— gritó Park con voz imponente, golpeando su bota contra el suelo para enfatizar sus palabras.

—¡Buenos días, Teniente Park!— respondió la concurrencia en unánime voz.

—Este es uno de los días más importantes para nuestra amada nación, hoy muchos jóvenes renacerán en el amor a nuestra patria y será nuestro deber entrenarlos para armarla, defenderla y respetarla; este día requiero de toda su concentración y destreza, para que el registro de estos reclutas se lleve con toda normalidad, de forma ordenada y rápida... ¿cuento con todos ustedes, Señores?— demandó el Teniente Park

—Señor, si señor— respondieron una vez más los soldados

El estruendo de las puertas al abrirse indicó la entrada de los nuevos reclutas al cuartel. Cada uno de los chicos debía buscar su estación y registrarse, para luego hacerse presente en el acto de bienvenida.

El teléfono del Sargento vibró de pronto. Al revisarlo, un mensaje de texto saltó a la vista:

[Hyung Guapo ✨
Nos vemos en el estacionamiento a las 18:00 horas, trata de no llamar la atención. Te quiere Hyung]

El Sargento esbozó una sonrisa sarcástica, negando con la cabeza —¡Si, claro! ¡Qué gracioso!— murmuró entre dientes, su rostro enrojecido por la ira. Sus ojos se estrecharon peligrosamente mientras guardaba el teléfono

El Sargento Kim levantó la vista y observó cómo los primeros jóvenes comenzaban a acercarse a donde él estaba. Uno a uno, los reclutas avanzaban hasta llegar al último de ellos.

—Recluta, avance— indicó el Sargento, señalando con un gesto de la cabeza.

El siguiente chico en la fila avanzó hasta quedar frente a él —Buenos días, señor. Aquí están mis documentos para el registro— mencionó con una voz ronca.

El castaño tomó los documentos y los examinó someramente. Debido a la extensa jornada, no se dignó en volver a ver al recluta —A ver a quién tenemos aquí. Nombre del recluta, Kim Namjoon. Edad, 25 años. Graduado de la universidad de Seúl, de ingeniería aeroespacial— dijo sin mucho ánimo, mientras hojeaba los papeles. Volteó a ver al chico para confirmar que fuera el mismo de la foto de registro. Frente a él, había un chico alto, de cabello rubio, muy apuesto. Kim se talló los ojos con ambas manos, intentando despejar su vista. Lo miró nuevamente y volvió a revisar el pre-registro. El sargento frunció el ceño, asegurándose de que el cansancio no le estuviera jugando una mala pasada. Era el mismo chico al que había estado admirando la noche anterior en el bar.

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