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──¡A un lado, fenómeno!
Freen pega las manos a los casilleros a modo de abrir todo el espacio necesario entre sus acompañantes nada amigables y el estrecho pasillo donde, todos los días, maldice tener su maldita taquilla asignada. 61 es su número de casillero y por alguna razón que todavía, después de casi un año, no entiende, no ha cambiado de locker.
Pero la pregunta importante, la de todos los días es: ¿Qué demonios hacen los asignados a la 00 y 04 ahí, simplemente pasando por pasar?
La mas baja del grupo es quien la empuja por el cuello, sujetando a Freen contra el metal de las taquillas pintadas de rojo. Su mejilla derecha está directamente pegada, al igual que las palmas de sus manos, tiene los ojos cerrados en solemne resignación y la pregunta silenciosa en su mente aquejando día a día:
¿Por qué?
Nunca se metió con nadie, mucho menos con alguna pareja o cita del trío de bravucones que la acosan sin tregua. Freen de verdad no entiende por qué la odian tanto, particularmente la única chica, y líder del grupo.
Nunca fue mal educada, jamás fue grosera, siempre supo mantenerse al margen, y sin embargo, ahí estaba, Rebecca Armstrong pateando con saña la parte trasera de sus rodillas hasta hacerla doblar en el suelo.
──Discúlpate, imbécil── sisea Irin contra su oído, firme y con saña, sujetando su nuca hasta el grado de hacerle daño.
Freen abre apenas los ojos, mirando al suelo porque tuvo que aprender a la mala que nunca debe mirarlos a los ojos. Su voz es apenas un quejido ronco, suave, pero debe saber al menos:
──¿De... De qué me disculpo?
La risa de Rebecca es su respuesta. A su espalda, a escasos tres pasos observando todo con las manos metidas en la cazadora de cuero, -la cual no era parte del uniforme-. Rebecca se ríe de la pregunta, como si fuese la más divertido del universo. Avanza con calma, sus botas resuenan en el piso encerado de los pasillos, y la cadena en su labio ondea a cada uno de sus movimientos. Cuando está detrás de la chica, la toma del cabello tan fuerte, que a Freen se le abren los labios a punto de quejarse.
──Gracias a tu estúpido proyecto, Rogelio me reprobó ──Freen traga saliva al sentir casi en la punta de su nariz la respiración intimidante de Rebecca, escucha su voz, en un siseo cruel cargado de burla──, me debes una puta disculpa, así que empieza de una vez.
──Lo... Lo siento...
Un puñetazo en el costado izquierdo la hacen doblar de dolor, pero el agarre de Rebecca en su cabello es más fuerte y la regresa a su posición anterior, con apenas el aire suficiente en sus pulmones para seguir respirando. Le queman las costillas, le duelen las rodillas, y el sentimiento de impotencia es tan fuerte que le nubla los ojos cerrados.
──¡Más fuerte, rarita! ── Rebecca tiene un pie, de esas botas con casquillo, entre la columna y cadera de la menor, presionando con fuerza hacia adentro.
──Lo siento... Becky... ──Freen aprieta los labios, llevando su atención a otra cosa que no sean las lágrimas en sus ojos amenazando con salir y sólo causarle más problemas──. Lo siento, lo siento, lo siento...
Rebecca rueda los ojos, libera el agarre y empuja sin mucha fuerza con el pie hasta que Freen termina en el suelo, apenas sujeta por sus manos antes de golpear de lleno el encerado de los pasillos, las lágrimas mojando sus mejillas, goteando sobre el mosaico azul del suelo.

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Rude Girl (Beckfreen)
RandomLa delgada línea existente entre ser azotada en los casilleros por tu bravucona y terminar entre sus piernas. ┊ ➶ 。˚ ° fanfic original por @byun-bacoon ┊ ➶ 。˚ ° adaptación utilizada por @imrosesbf