Capitulo: TRES

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Las agresiones se detuvieron, pero las preguntas no. Ocasionalmente, vio a Rebecca entrar y salir de la escuela, a veces no la veía salir, otras veces la veia entrando demasiado temprano. Inconsistemente y presa de alguna variación del Síndrome de Estocolmo, Mina se encontró a sí misma esperando que apareciera de la nada para empujarla contra los lockers, o besarla en algún cubículo, pero ninguna de esas cosas sucedió.

Es el último día del penúltimo de día de clases, cuando hay un indicio, convencida ya la rubia de que sería mejor no verse las caras de nuevo, ni para pelear o para follar —aunque eso sonara tan raro—. Pasando por el estacionamiento como nunca acostumbra y con la necesidad apremiante de hacer tiempo antes de llegar a casa y encerrarse en un libro, pudo ver a Billy en su motocicleta, con un bonito chico al que ubica como Saint, sentado -sorpresivamente- en su regazo, ambos riendo como si estuvieran solos en el mundo, compartiendo besos castos y con el mayor rodeando su cuello con sus tonificados brazos.

Obligatoriamente debía pasar por ahí, así que decide ignorar olímpicamente su sorpresa al ver a Billy alías, galan moja-bragas, enrollándose públicamente con otro chico, avanza con rapidez, mirando a cualquier otro lado.

──Hey, tú ── la llama y Freen siente que se le va el color del cuerpo—, Freen, ven un momento.

Era correr o morir, de eso está segura, pero no le responden las piernas, ni siquiera el primer impulso de salir corriendo supuestamente llevada por el miedo funciona en sus sistema. Las botas de Billy se escuchan sobre el asfalto, cada vez más cerca su inminente destino.

Tendría un epitafio patético, una corta vida. No terminó de ver Citrus, tampoco Heartstopper ¿¡Quién se quedaría con sus mangas de One Piece?!

──Oye ──la voltea una mano sobre su hombro y Freen se encoge esperando el golpe que nunca llega──, ahg, no voy a hacerte nada, idiota. ──rueda los ojos, el sol brilla a su espalda, resaltando sus amplios hombros──. Escucha, no sé qué tiene Rebecca últimamente, que le ha dado por sentirse la buena estudiante, y eres la última que habló con ella. ¿Sabes algo?

Freen seguramente tiene los ojos brillantes de escuchar su nombre cuando niega con la cabeza

──No, ella se fue después de que... ──miles de escenas en retrospectiva inundan sus pensamientos y el calor le sube hasta por las orejas──. Le di el proyecto, no sé nada más, ¿Está estudiando?

Billy asiente, pensativo y mirando algún punto al frente.

──No hace nada más, incluso se queda en las noches en la biblioteca ¡Está completamente loca!

Freen reprime una sonrisa y agradece sin voz el dato del paradero de la mayor.

──Yo, lamento no poder ayudar más...

──Está bien ──sorpresivamente, Billy le agradece, rascándose la nuca, luciendo repentinamente tímido──. Oye Freen, te debo una disculpa.

──¿Eh?

──Una disculpa, por todo ──se encoge de hombros──, ¿Ves a ese Príncipe? Es mi chico, y me ha enseñado un par de cosas sobre respeto, tolerancia y mierdas de iglesia, ya sabes ── Billy sonríe──. De verdad espero que me perdones algún día, eres una buena chica. Y mereces algo mucho mejor que nuestros tratos.

Freen asiente, realmente abrumada y sorprendida.

──Yo, si, no importa... ──enfoca rápidamente al pelirrojo sobre la moto, quien observa la escena desde lo lejos, sonriendo orgulloso de su novio──. Es muy guapo, cuídalo mucho.

──Claro ──le sacude el cabello con diversión—. Ten una buena vida, Freen.

──Igualmente...

Rude Girl (Beckfreen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora