El revuelo en la sala principal del Consejo se calma luego de que Rodhan reclamara silencio. Camina hacia su oficina personal y cierra la puerta detrás de él para caminar hacia su sillón favorito y así evitar tropezar con sus propios pies.
La nota que recibió esta mañana se filtró dentro del último piso de la torre y se culpa a sí mismo por ese desliz imperdonable. El papel en su mano quema como si fuese una mera llama. La rabia crece dentro de él y su mente corre a toda velocidad pensando en su próximo movimiento.
Sus ojos pasan por la tinta aun fresca y relee esa oración una vez más: 'Mae diwedd Idena yn agosau.' (El final de Idena se acerca). Aplasta el papel con sus dedos y camina hacia la chimenea encendida para arrojarlo hacia ella.
Edrik observa las llamas en la pequeña chimenea con recelo, preguntándose qué más podría pasarles. Onyx no ha despertado desde el día anterior que fueron a esa casa y no sabe qué pudo haberle pasado. Si tiene algo muy en claro, sea lo que sea, tiene que ver con algún tipo de magia especial. Una que él desconoce.
Con Xion decidieron quedarse en Nilvecke porque no tenían otro lugar donde ir. Es una suerte que el joven alquimista tuviera siquiera una sola persona de confianza por la zona que no dudara en ayudarlos.
El Sr. Drooman es un viejo sastre que ha estado viviendo en el pueblo desde hace que tenía trece años y conoce muy bien el sitio como para saber quién es de confianza y quién no.
El hombre se sorprendió al encontrar a Edrik en su puerta pues no lo había visto desde que el chico era un niño, sin embargo, tenía muy en claro que aquella no era una visita amistosa. De inmediato, llevaron a Onyx a un catre que está en la oficina en desuso del hombre y tanto Xion como Edrik pudieron tomar una taza de té caliente y releer las nuevas cartas que fueron arrojados hacia ellos.
Aggie no ha dicho ni una sola palabra desde que la sacaron de aquel lugar y ahora se encuentra, al igual que Onyx, dormitando bajo la custodia de su hermano mayor en un cuarto al final del pasillo. Edrik se pregunta qué pudo haber pasado y las razones por las que Evina se llevaría a Maia y a Gavin. Es decir, Maia aún tiene a su abuelo en peligro pero, ¿Gavin? ¿Qué tiene que ver en todo esto?
"¿Aún no despierta?" Drooman interrumpe su momento de silencio cerrando la puerta detrás de él.
Edrik levanta la mirada de su libro y la dirige hacia el hombre. "No."
Drooman acomoda unos pliegues sueltos de su camisa y se acerca hacia la mujer en la cama. Acomoda el trapo frío sobre su frente y revisa que la temperatura esté bajando. No lo hace aún. "¿Cuál es tu próximo movimiento?" Inquiere observando el perfil del joven.
El chico lo piensa un segundo. "¿Cuál es el objetivo de Evina?" Pregunta en respuesta.
El hombre lo medita. "Terminar lo que no pudo hace años."
Edrik asiente. "Va a volver a Idena, tengo que ir ahí, tengo que ir por ellos."
Ambos saben que algo malo se avecina y también saben lo mucho que van a perder si se cumple el objetivo de la bruja.
"Yo iré contigo," interrumpe Xion entrando a la habitación.
"No puedes," niega el alquimista de inmediato. "Te vas a arriesgar mucho y necesito que cuides de ambas," dice refiriéndose a Aggie y la pobre de Onyx.
"Al diablo con ellos," contesta el rubio. "No les tengo miedo. Esto ya es personal, y no confío en el Consejo. Lo único que hacen es calentar la silla donde están sentados."
ESTÁS LEYENDO
El Alquimista de Almas ©
FantasyLa vida de Maia Shaw da un giro completo cuando, al viajar a Escocia, se enfrenta a cosas que nunca había imaginado como: liberar un poder maligno o tener que lidiar con unos hermanos que forman parte de un clan secreto y un alquimista gruñón que de...