XV - Idena.

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El ánimo en la ciudadela es el peor. No sólo los cientos de trabajadores están siendo controlados sino que el Consejo se ve en completo desacuerdo sobre qué hacer a continuación. Tanto Axis como Ivett, los consejeros principales prefieren someter a los detenidos a un interrogatorio formal pero a Salomón le gusta la idea de deshacerse de la evidencia en cuestión –ellos, y aceptar esto como un ataque que será devuelto.

Lo que sí es una decisión colectiva es la de poner a Idena bajo seguridad máxima y enviar grupos de asistencia y guardianes a patrullar la ciudad y sus alrededores.

Rodhan, por su parte, no concibe el hecho de que todo esto esté sucediendo de nuevo pero esta vez es diferente, está mucho más preparado.



A diferencia de lo que Maia pensaba, Idena no es una ciudad donde conviven personajes como Edrik y los hermanos Brewster, Idena es una ciudadela ubicada en el centro de un territorio llamado Simor Bay. El edificio se ve gigantesco e imponente desde abajo y posee un raro color dorado que se trasluce a medida que caminas a su alrededor como un cristal. El sitio está rodeado por guardianes en trajes negros parecidos al que Edrik usó la primera vez que recibió a todos en su castillo.

El alquimista ordenó a Onyx abandonar el lugar antes de ser invadido por los guardias, dándole la posibilidad de volver por ellos luego. No está muy seguro si lo hará pero si sabe que volverá a la casa del Sr. Drooman y se quedará con Aggie protegiéndola ante cualquier peligro.

Las cadenas en las muñecas de la chica aprietan su piel y son tan pesadas que casi no puede cargarlas con comodidad. Antes de atravesar las puertas, un guardia se interpone entre ellos y levanta una mano con una copa cargada en un brebaje cristalino como agua. Se acerca a Maia con la intención de hacerle beber pero ella se niega al instante con desconfianza.

"Bebe," ordena el hombre pero ella ni siquiera lo mira provocando que el enojo del guardia crezca. La toma del brazo y la acerca a él.

"Haz lo que dice." La voz de Edrik la sorprende. La joven dirige su atención hacia él pero el alquimista se mantiene firme, mirando hacia el frente. "Lo necesitarás para continuar el camino."

Maia duda un segundo pero termina cediendo mientras siente como un ardor le recorre la garganta dejando un trago amargo en toda su boca. Se abstiene a vomitar en ese preciso momento pero no promete no hacerlo más tarde.

El pelinegro lidera el camino y al momento en que atraviesan el gran portón principal, Maia siente una extraña fuerza la empuja hacia el suelo, como si quisiera aplastarla.

El guardia que camina detrás de ella la sostiene por un lado pero al cabo de un momento la deja por sí misma esperando que pueda continuar sin ayuda. Xion se posiciona junto a ella sin llamar mucho la atención. "Las masas espirituales aquí suelen poseer una gran carga con ellos," explica en voz baja. "Los humanos lo sienten más pero te acostumbrarás, bebiste el jugo."

Ese brebaje asqueroso aún puede sentirse en su garganta provocando que la chica haga una muestra de asco.

Estaba a punto de preguntarle por qué no pasa lo mismo con él ya que él también es humano pero luego recuerda su pequeño secreto. Edrik una vez comentó que los Servos no son bienvenidos en Idena y se cuestiona si todos aquí conocen su verdadera naturaleza y si planean hacer algo al respecto.

"Sabía que estabas involucrado en todo esto." Sirion se acerca a ellos pero se sitúa frente a Edrik. "Te dije que tarde o temprano caerías. El consejo no me creyó cuando alegué que tus errores del pasado podrían volver a suceder, una persona no cambia si no quiere hacerlo." Lo observa con rencor. "Vas a terminar pidiendo piedad, traidor."

El Alquimista de Almas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora