Al entrar, lo primero que Leon vio fue el cuerpo muerto de un aldeano. Estaba tirado en el suelo, un corte en su cuello que hacía que la sangre saliera. La sangre no estaba seca, aún manchaba la madera de la casa. Alguien había pasado por ahí hace no mucho.Leon investigó un poco más, mirando símbolos en las paredes, notas raras y fotos viejas, nada interesante. Él incluso miró en la cocina, nada más que un cuchillo de cocina que le serviría. El hombre estaba guardando el arma en su cinturón, cuando el sonido de un objeto metálico y hueco sonó al caer. Las ventanas estaban tapizadas, las puertas cerradas y no había nadie, ni viento.
Leon sacó su arma, mirando por la casa de dos pisos, buscando de donde había provenido el sonido, hasta que entró en la habitación de lavandería. Estaba oscuro, pero había algo en las sombras moviéndose. Antes de que Leon pudiese decir algo, ya estaba siendo atacado a golpes.
—¡______! ¡______! ¡Cálmate, soy yo, maldición!—
Leon evitaba los golpes y empujones que dabas, intentando calmarte y tomarte de las muñecas, intentando inmovilizarte, pero parecías estar paranoica, inquieta, sin escuchar ni una palabra. En un movimiento brusco, Leon te tomó por los brazos con fuerza, sus manos yendo rápidamente hacia tus muñecas, inmovilizándote contra la pared más cercana, manteniéndose firme sosteniendote con tus muñecas juntas sobre tu cabeza.
—¿Quieres calmarte, loca?—
progresivamente te calmaste poco a poco, quedándote quieta, con una respiración pesada que acariciaba la mejilla de Leon debido a la proximidad. Lo miraste directo a sus ojos azules claros, asintiendo con un poco de urgencia y silencio. Frunciste tu ceño al sentir un pelo pequeño de tu propio cabello en tu boca, intentando sacarlo usando tu lengua, ya que al parecer tus manos no estaban disponibles.
—Deja de actuar como mongola. ¿Estás bien? ¿Dónde carajos haz estado? Maldita sea.— Leon transmitía enojo, pero a la vez preocupación. Al parecer también un poco de alivio.
El rubio soltó una de sus manos de su agarre en tus muñecas, usando una para mantenerte quieta contra la pared y la otra para poner un mechón de tu cabello detrás de tu oreja, ayudandote a sacar la punta de ese pequeño mechón de pelo de tu boca.
—Es una muy larga historia y no me la vas a creer.
—Me lo explicas en el camino. Pero, ¿por qué estabas tan paranoica?—
Te quedaste en silencio un rato, sin saber si decirle la verdad o no. No lo negabas, sentías miedo de admitirlo, especialmente a él.
—Sólo... El sentimiento de estar perdida y sola... Y sin armas...
—¿Sin armas?— Leon frunció el ceño, mirándote de arriba a abajo, revisando si era verdad lo que decías.
—Desperté en un lugar raro, logré escapar pero se llevaron todas mis cosas.— Leon ahora entendía por qué tú tampoco tenías tu chaqueta. Los cabrones les habían quitado todo, a diferencia que Leon era hijo de la suerte y las había recuperado.
—Sí... Me pasó lo mismo.
—¿Sólo se llevaron tu chaqueta?
—Todo, pero lo pude recuperar. La chaqueta no.—
De repente, la mano libre de Leon fue hacia tus caderas, acariciando un poco, lo que te provocó que miraras hacia abajo y a sus ojos, intercambiando su miraba entre los dos. Leon no te miraba a ti, si no a su propia mano.
—¿Qué demonios se supone que estás haciendo?
—¿Qué parece?—
Te quedaste sorprendida, confundida incluso. No te molestaba su toque, aunque tampoco te hacía sentir del todo cómoda. Era... Raro. Su mano en tu cadera. La mano de quien te había dado tantas collejas solo para molestarte o pequeños empujones. Quien te recordaba cuanto te odiaba a diario. Ahora ya no era su mano, eran sus manos. Él había dejado tus muñecas —que rápidamente escondiste de él— para poner sus dos mano en tus caderas, dando pequeños golpes suaves, sutiles. Tu corazón comenzaba a latir fuerte, nerviosa. No por él, por el toque... Era muy íntimo. Te arriesgaste y pusiste tus manos en la parte superior de sus brazos, sintiendo esa piel helada erizarse. Sonreíste.
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Secrets| Leon S. Kennedy.
FanficGrandes enemigos, el peor equipo. Ashley espera ser salvada por alguien, aunque hay un de problemas en el proceso.