Cada que haya un cap +18 siempre va a haber un banner al principio como aviso sutil, ya que la historia está catalogada como madura.
Leon asintió en silencio, comenzando a mover sus manos lentamente hacia arriba, ahuecando tus pechos con delicadeza, tocando la piel sensible, sintiendo como tu piel se erizaba ante su toque. Él les dio un suave apretón, mirándote de nuevo, una expresión curiosa y maliciosa en su cara.
—¿Ya están cicatrizados?
—Sí, desde hace meses.
—Qué bien. Podré estrenarlas sin problema.—
Una sonrisa pícara y atrevida se posó en sus labios, tomándote de la espalda, presionandote contra él y dando la vuelta en la cama, posicionandote ahora abajo de él. Los roles habían cambiado.
Antes de que pudieras decir algo, él ya tenía su cabeza recostada en tu pecho desnudo, acariciando la parte más sensible de tus pechos, examinando el piercing. Él nunca había sido fan de ellos, tampoco tenía ninguno, pero no podía negar que te quedaban espléndidos. Con poca paciencia, elevó ligeramente su cabeza, acercándose hacia uno de tus peones y comenzando a lamer la zona, acariciandola con su lengua y suavemente con sus dientes, sintiendo el piercing entre sus labios.
Pusiste una mano en la parte trasera de su cuello, mirando como esos cabellos dorados se filtraban entre tus dedos. Jadeaste un poco, tal vez por la sorpresa, o por el placer, pero se sentía bien. Miraste como el rubio parecía estar divirtiéndose en tus pechos, acariciandolos, apretandolos y de vez en cuando pellizcando tus pezones un poco. Algunas veces él levantaba la cabeza y su mirada para confirmar que te estaba gustando y no había ninguna molestia.
Los dos habían empezado tirándose miradas sucias, queriendo golpearse uno con el otro, odiandose. Ahora, Leon estaba jugando con tus pechos mientras tú sentías el placer. ¿Cómo habían acabado así?
Tus pezones estaban duros como piedras, mojados con saliva, sensibles. Estabas disfrutando bastante, hasta que Leon paró en seco después de hacerte un pequeño chupeton en el pecho izquierdo.
—¿Por qué paras?— Preguntaste confundida, jadeante. Tu respiración pesada contra la mejilla de él.
—No tenemos tiempo para esto.
—Lo sé..— Siseaste, sabiendo que tenían que seguir con la misión, aunque te dejaba un poco decepcionada el que solo te haya encendido y no se tomara la molestia de apagarte. Pudiste sentir de repente cómo la mano de Leon iba hacia tu mejilla, su pulgar moviéndose por tu labio inferior, acariciandolo.
—Por eso lo haremos rápido.
—¿Uno rápido?
—Sí.—
Te sorprendió el hecho que él aceptara seguir un poco, incluso si era para un rápido. Sabías que necesitabas más que eso, pero te conformabas con aquello, te emocionaba y exitaba.
—Chupalos.— ordenó Leon, metiendo dos de sus dedos en tu boca para que los mojaras con tu saliva. Obedeciste, succionando y mojandolos mientras se movían levemente dentro de tu boca, como si fuera dentro de otra cosa.
-¿Tienes experiencia con esto, huh?-. Se burló de inmediato al sentir tus movimientos de lengua en sus dedos, sin querer admitir que se le hacía sexy. Jodidamente caliente.
Los recuerdos de esa noche volvieron a él. Te había llevado a su casa ya que estabas borracha como nunca, no sabía cuál era tu dirección. Toda la noche desde que te habías emborrachado habías estado mirando a Leon y buscando tener contacto físico con él, buscando que él te tocara. Y, en su casa, no fue mejor. Él creía que te ibas a quedar dormida, pero fue totalmente lo contrario. No ibas a dejarlo tranquilo hasta quedar satisfecha. Él recordaba como si fuera ayer la imagen de tus ojos mirándolo desde abajo, pequeñas lágrimas decorando ambos y su miembro en tu boca, moviendo tu lengua para darle uno de los mejores placeres que él podría experimentar esa noche.

ESTÁS LEYENDO
Secrets| Leon S. Kennedy.
FanfictionGrandes enemigos, el peor equipo. Ashley espera ser salvada por alguien, aunque hay un de problemas en el proceso.