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El aire fresco de la mañana traía consigo una sensación de renovación mientras Jungkook se preparaba para otro día con su hija y Yura. Habían pasado varios meses desde su reencuentro, y con cada día que pasaba, se sentía más arraigado en su papel de padre y compañero. La relación con Yura había florecido lentamente, como una flor que se abre con cautela después de un invierno largo y frío. Hoy, tenían planeada una salida especial: un viaje al campo para disfrutar de un día lejos del bullicio de la ciudad.

Jungkook llegó temprano a la casa de Yura, cargando una canasta de picnic llena de delicias que había preparado. Yura y Minji lo esperaban en la puerta, ambas con una sonrisa que iluminaba la mañana.

—¡Buenos días! —saludó Jungkook, inclinándose para besar a Minji en la frente y a Yura en la mejilla.

—¡Buenos días, papá! —respondió Minji, cada vez más cómoda llamándolo así.

Yura lo recibió con una sonrisa cálida.

—Buenos días, Jungkook. Todo está listo. Minji ha estado emocionada toda la semana por este viaje —dijo, mirándolo con ojos llenos de afecto.

Partieron hacia el campo en el auto de Jungkook, con Minji cantando alegremente en el asiento trasero. La carretera serpenteaba a través de colinas verdes y paisajes tranquilos, y el viaje estuvo lleno de risas y conversaciones ligeras. Llegaron a un hermoso prado junto a un río cristalino, un lugar que Jungkook había descubierto durante sus días de exploración en su juventud.

—¡Es hermoso aquí! —exclamó Yura, inhalando profundamente el aire fresco.

—Pensé que les gustaría. Solía venir aquí para pensar y relajarme —dijo Jungkook, extendiendo una manta sobre el césped para el picnic.

Pasaron la mañana jugando a la pelota, recogiendo flores silvestres y explorando los alrededores. Minji estaba encantada con cada pequeño descubrimiento, y su risa resonaba en el aire, llenando de alegría el corazón de Jungkook.

Después de un almuerzo delicioso y relajado, Minji se quedó dormida bajo la sombra de un árbol, abrazando a su muñeca. Jungkook y Yura se sentaron cerca, disfrutando de la tranquilidad del momento.

—Es increíble lo bien que se ha adaptado Minji a ti —dijo Yura, mirando a su hija dormir.

—Ella es increíble. Me siento muy afortunado de tenerla en mi vida —respondió Jungkook, tomando la mano de Yura.

Yura suspiró, apretando suavemente su mano.

—Jungkook, he estado pensando mucho en nosotros. En todo lo que hemos pasado y en lo que queremos para el futuro —dijo, buscando sus ojos.

—Yura, lo sé. También he estado pensando en eso. Quiero que sepas que estoy aquí para quedarme. Quiero construir un futuro contigo y con Minji. Quiero que seamos una familia, no solo en el papel, sino en cada aspecto de nuestras vidas —dijo Jungkook con decisión.

Yura sonrió, sus ojos brillando con lágrimas de alegría.

—Yo también quiero eso, Jungkook. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesta a intentarlo. Por nosotros, por Minji, por todo lo que podemos ser juntos —respondió con sinceridad.

El tiempo pasó rápidamente, y antes de que se dieran cuenta, el sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. Jungkook despertó a Minji con suavidad, y juntos recogieron sus pertenencias para regresar a casa.

De vuelta en la ciudad, Jungkook ayudó a Yura a llevar a Minji a la cama. Mientras la arropaban, Minji los miró con ojos adormilados.

—¿Podemos hacer esto otra vez, papá? —preguntó, abrazando su muñeca.

—Claro que sí, Minji. Lo haremos muchas veces más —respondió Jungkook, besando su frente.

Yura y Jungkook se retiraron a la sala, donde se sentaron en el sofá, disfrutando de la paz de la noche. Yura se acurrucó junto a él, y Jungkook la abrazó con ternura.

—Hoy fue perfecto —dijo Yura suavemente.

—Sí, lo fue. Estoy agradecido por cada momento que paso con ustedes —respondió Jungkook, besando su cabello.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Jungkook y Yura trabajaron juntos para construir una vida estable y amorosa para Minji. A medida que el tiempo pasaba, su relación se fortalecía, y la confianza y el amor que compartían crecía.

Una tarde, mientras estaban en el parque viendo a Minji jugar, Jungkook tomó la mano de Yura.

—He estado pensando en algo importante, Yura —dijo, mirándola con seriedad.

—¿Qué es, Jungkook? —preguntó ella, sintiendo una mezcla de curiosidad y anticipación.

Jungkook respiró hondo, sabiendo que lo que estaba a punto de decir cambiaría sus vidas para siempre.

—Quiero que nos casemos, Yura. Quiero que seamos una familia oficial, no solo en el corazón, sino también en papel. Quiero que Minji sepa que siempre estaremos juntos, pase lo que pase —dijo con emoción.

Yura se quedó en silencio por un momento, sus ojos llenándose de lágrimas de alegría.

—Jungkook… sí, quiero casarme contigo. Quiero que seamos una familia en todos los sentidos —respondió, abrazándolo con fuerza.

Jungkook sintió una oleada de felicidad y alivio. Finalmente, todo encajaba. Habían superado tanto juntos, y ahora estaban listos para el siguiente paso en su viaje como familia.

La noticia de su compromiso trajo alegría a todos a su alrededor. Los padres de Yura estaban encantados, y los amigos de Jungkook lo felicitaban por haber encontrado su verdadero hogar. La boda fue un evento íntimo, lleno de amor y risas, con Minji como la adorable dama de honor.

El día de la boda, mientras Jungkook y Yura se miraban a los ojos y prometían amarse y cuidarse para siempre, sabían que su viaje no había sido fácil, pero que cada desafío los había llevado a este momento de felicidad pura.

Y así, bajo un cielo despejado y rodeados de sus seres queridos, Jungkook, Yura y Minji comenzaron una nueva etapa en su vida juntos. Era un renacimiento, una promesa de un futuro lleno de amor, risas y recuerdos compartidos. Y mientras miraban hacia el horizonte, sabían que, pase lo que pase, siempre estarían juntos, como la familia que estaban destinados a ser.

Our Eyes | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora