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La luna de miel había sido un sueño hecho realidad para Jungkook y Yura. Pasaron dos semanas en una isla paradisíaca, disfrutando de la tranquilidad, el amor y la compañía mutua. Regresaron a casa con el corazón lleno de felicidad y la promesa de un futuro brillante. Sin embargo, la vida a veces tiene una manera cruel de probar la fortaleza de esas promesas.

El sol brillaba a través de las ventanas de su hogar cuando Jungkook y Yura regresaron, abrazados y riendo como dos adolescentes enamorados. Minji los recibió con una explosión de alegría, corriendo hacia ellos y lanzándose a sus brazos.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Los extrañé tanto! —exclamó Minji, abrazándolos con fuerza.

—Nosotros también te extrañamos, cariño —respondió Yura, besando la cabeza de su hija.

Todo parecía perfecto, pero una sombra oscura se cernía sobre su felicidad. Esa tarde, mientras Jungkook estaba en la cocina preparando una cena especial para su familia, el timbre de la puerta sonó. Yura fue a abrirla, esperando ver a algún vecino o amigo felicitándolos por su regreso. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con una mujer de aspecto desaliñado, con los ojos inyectados de ira y desdicha.

—¿Tú eres Yura? —dijo la mujer, su voz cargada de veneno.

Yura sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero mantuvo la calma.

—Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó educadamente.

—Soy Eunji, la amiga de Jungkook. O debería decir, la que debería estar en tu lugar —dijo Eunji, su tono convirtiéndose en un grito—. ¡Él es mío! ¡Tú no deberías estar aquí!

Yura retrocedió, sorprendida y asustada por la intensidad de las palabras de Eunji. Minji, que había estado jugando cerca, se detuvo y miró a la extraña con ojos llenos de miedo.

—Jungkook, ¿puedes venir un momento? —llamó Yura, tratando de mantener la calma.

Jungkook salió de la cocina, su expresión se oscureció al ver a Eunji en la puerta.

—Eunji, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó con firmeza.

—¿Qué estoy haciendo aquí? ¿En serio me preguntas eso? —gritó Eunji, sus ojos desorbitados—. ¡Deberías estar conmigo, Jungkook! ¡Te amé desde siempre! ¡Y tú vas y te casas con ella!

La tensión en el aire era palpable. Minji comenzó a llorar, asustada por los gritos de la mujer. Yura se agachó para consolar a su hija, pero Eunji aprovechó el momento para dirigirse a ella con más veneno.

—¿De verdad crees que él te ama? —escupió Eunji—. Eres solo una carga para él. Él se quedará conmigo, tarde o temprano.

Yura sintió que las palabras de Eunji eran como cuchillos, cortando su corazón. Jungkook dio un paso al frente, su rostro endurecido por la ira.

—Eunji, basta. Esto es inaceptable —dijo con voz firme—. Te agradezco los momentos que compartimos como amigos, pero no puedes venir aquí y faltarle el respeto a mi esposa y asustar a mi hija.

Eunji no retrocedió, su mirada estaba fija en Jungkook.

—¿Así es como termina? ¿Solo me vas a echar? —preguntó, con lágrimas de rabia en los ojos.

—No me dejas otra opción. No puedo permitir que lastimes a mi familia —dijo Jungkook con resolución—. Te pido que te vayas y que no vuelvas a contactarnos.

Eunji lanzó un grito de frustración antes de dar media vuelta y marcharse, sus pasos resonando pesadamente en el pavimento. Jungkook cerró la puerta y se giró hacia Yura y Minji. Minji seguía llorando, abrazada a su madre, y Yura tenía los ojos llenos de lágrimas no derramadas.

Jungkook se acercó a ellas, abrazándolas con fuerza.

—Lo siento tanto, Yura. No sabía que esto iba a pasar. Jamás quise que ninguna de ustedes se sintiera así —dijo, su voz quebrada por la culpa.

Yura levantó la mirada, sus ojos encontrando los de Jungkook.

—¿Quién es ella, Jungkook? —preguntó suavemente—. ¿Por qué está tan obsesionada contigo?

—Eunji y yo fuimos amigos durante muchos años. Siempre fue una buena amiga, pero nunca pensé que se sintiera así por mí. Me fui sin saber lo que ella sentía, y parece que no pudo soportar mi matrimonio contigo —explicó, su voz llena de arrepentimiento.

Yura suspiró, intentando procesar todo lo que había sucedido.

—No es tu culpa, Jungkook. Pero esto… esto ha sido muy doloroso. No solo para mí, sino también para Minji —dijo, acariciando la cabeza de su hija.

Jungkook asintió, sabiendo que tendría que trabajar duro para reparar el daño causado por Eunji.

—Prometo que nunca más permitiré que algo así suceda. Haré todo lo posible para protegerlas y hacer que se sientan seguras.

Los días siguientes fueron un desafío. Minji, normalmente tan alegre, estaba retraída y asustada. Yura trataba de mantener una apariencia de normalidad, pero Jungkook podía ver el dolor en sus ojos. Sabía que tenía que hacer algo para arreglar las cosas.

Una tarde, decidió llevar a Yura y a Minji a un lugar especial, un lugar donde pudieran encontrar paz y reconectar como familia. Los llevó a un pequeño refugio en las montañas, un lugar sereno y alejado del bullicio de la ciudad y de los fantasmas del pasado.

El viaje fue tranquilo, y el paisaje montañoso ayudó a aliviar algo de la tensión. Cuando llegaron, Minji parecía más curiosa que asustada, lo cual fue un buen signo para Jungkook.

Pasaron el primer día explorando el área, caminando por senderos llenos de flores silvestres y respirando el aire fresco y puro de la montaña. Minji comenzó a relajarse, jugando con los conejos y las mariposas que encontraban en su camino.

Esa noche, mientras estaban sentados alrededor de una fogata, Jungkook tomó la mano de Yura.

—Sé que las cosas han sido difíciles últimamente. Pero quiero que sepan que estoy aquí para ustedes. Yura, Minji, ustedes son mi vida —dijo con sinceridad—. Estoy comprometido a hacer todo lo posible para que se sientan seguras y amadas.

Yura lo miró con ternura, sus ojos brillando a la luz de la fogata.

—Jungkook, sé que tus intenciones siempre han sido buenas. Solo necesitamos tiempo para sanar, pero sé que lo haremos juntos —dijo con convicción.

Minji se acercó a su padre y se acurrucó en su regazo.

—Papá, ¿podemos quedarnos aquí para siempre? —preguntó en voz baja.

Jungkook sonrió y besó la cabeza de su hija.

—No podemos quedarnos aquí para siempre, cariño. Pero siempre podemos volver cuando necesitemos un lugar tranquilo —respondió suavemente.

Las semanas siguientes fueron de reconstrucción y fortalecimiento. Jungkook se aseguró de pasar tiempo de calidad con Yura y Minji, demostrando su amor y compromiso en cada pequeño gesto. Poco a poco, el miedo y la desconfianza comenzaron a desvanecerse, reemplazados por una renovada sensación de seguridad y amor.

Finalmente, una noche, mientras Yura y Jungkook miraban a Minji dormir, Yura tomó la mano de Jungkook y la apretó con fuerza.

—Gracias por no rendirte con nosotras, Jungkook. Sé que ha sido difícil, pero hemos salido más fuertes —dijo con una sonrisa.

Jungkook la miró con amor y gratitud.

—Siempre estaré aquí para ustedes, Yura. Juntos, podemos superar cualquier cosa —respondió, besando su frente.

Y así, con el amor como su guía, Jungkook, Yura y Minji continuaron su viaje como familia, sabiendo que, a pesar de las tormentas que la vida pudiera arrojarles, siempre tendrían la fuerza para resistir y prosperar juntos.

Our Eyes | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora