Capitulo 3

5 1 0
                                    

Rubén caminaba lento, veía como todos socializaban y reían, como Sam reía de las estupideces de Raúl y Frank trataba de acercarse al pequeño Alejandro.

Se sentía extraño, le parecía muy surreal lo que estaba pasando.

De repente sintió como alguien le agarraba el brazo y lo jalaba de una manera la cual el noruego tuvo que girar obligatoriamente.

Era Samuel

—¿Por qué estás alejado?—en su tono de voz se notaba la preocupación del chico—¿te sientes bien, Rub?—Samuel suavizó el agarre, viendo detenidamente al chico que tenía delante, ahora con cabello blanco, algo dentro de él le decía que se veía mucho más atractivo así... ¿atractivo?

Rubén sentía como sus mejillas se tiñaban de un rojo parecido al de un tomate, sin saber qué hacer solamente asintió la cabeza y trató de hablar—y-yo.. yo los veo muy en s-su mundo y no quería interrumpir—Samuel lo miró confuso, realmente quería hablar con él—Pero rub, puedes hablar conmigo—Samuel se sentía extraño, no supo exactamente lo que estaba pasando, por qué ahora el noruego le parecía atractivo o por qué la repentina ganas de hablarle a este chico en particular.

.

.

.

Frank no podía parar de ver a Alejandro, le parecía tan maravilloso que no podría creer que respiraban el mismo aire.

Alejandro podía notar la mirada del señor que vivía con sus amigos, le parecía realmente guapo y atractivo, pero sentía que era muy mayor para él, sabe que solamente eran 4 años, pero aún así le tenía algo de miedo.

Alejandro lo miró e instantáneamente Frank le devolvió la mirada, haciendo que el pequeño se sonroje.

Frank decidió que ese era el momento de acortar la distancia entre ellos, tenía planeado hablarle y desviarse del grupo, para tener un poco más de tranquilidad entre los dos.

—Hey, pequeño—Alejandro se quedó atónito, pensó que solo era parte de su imaginación el interés que el mayor demostraba cada que lo veía—conozco una tienda de videojuegos en el otro piso y quiero ver algunas cosas que me interesan, ¿Quieres ir conmigo?—Frank se sentía seguro, sabía que este era su momento de comenzar una linda historia con Alejandro.

Alejandro sonrojado asintió y se alejaron del grupo.

.

.

.

En cuestión de unos minutos, los chicos se separaron en grupos de dos, yendo por su rumbo y aprovechando este día libre que tenían del trabajo.

—He visto todos tus proyectos, tus dibujos son realmente maravillosos, quisiera que me cuentes de dónde viene toda esa pasión —Samuel se sentía intrigado por eso, cuando entró a su primer día de clases en ese instituto, un gran mural de un pequeño niño de espaldas, con libros  y pequeñas partes del mundo dibujados detalladamente, con colores pasteles y súper realista, era algo que amaba del colegio.

—pues.. cuando vivía en noruega mi madre en su tiempo libre pintaba sobre lienzos, desde pequeño me inculqué a eso con ella, me apoyó en ese gusto con cursos y materiales, en todo lo que necesitaba mas bien—Samuel asentía atento—prefería dibujar solo, la verdad.. los cursos no me ayudaban mucho que digamos, cada rato libre o en el colegio mismo, siempre dibujaba, siempre me perdía en mis libretas, mis lienzos y mis murales, es algo que realmente me apasiona—Samuel escuchaba atónito, nunca conoció a alguien que le gustaba tanto el arte—de hecho.. aquí hay una tienda donde compro mis pinturas y lienzos, la tienda de los aerosoles es en otro lugar fuera del centro comercial, pero puedo llevarte a la tienda de aquí  y explicarte que normalmente utilizo—Samuel asintió rápidamente feliz de conocer algo nuevo—.

En toda esa charla, Rubén olvidó los nervios al hablar del arte, se sentía lleno al ver como Samuel se interesaba de esa parte que era tan suya para el noruego.

Después de pasar horas y horas hablando, ya era tiempo de volver a casa, los chicos se despidieron y cada uno se dirigía al auto que los llevaría a casa.

—Alex.. ¿Puedo escribirte más tarde? Si no te molesta, claro—Frank se había sentido pleno en la tarde que había pasado con Alejandro, tenía planeado llevarlo a cenar un fin de semana, después de conocerse un poquito más—Si, está bien Frank, cuando quieras—Alejandro le regaló una última sonrisa para después irse con Borja y Manuel, esperando a Samuel.

—Gracias.. gracias por interesarte en mi pasatiempo... espero tener otra conversación así pronto—Samuel sonreía al escuchar a Rubén, realmente pasaron una muy buena tarde—cuando quieras Rub, cuando llegue a casa te escribiré, ¿vale?—Ruben asintió sonrojado, despidiéndose del castaño.

Cada grupo se dirigió hacia su rumbo, charlando entre ellos de cómo estuvieron esta tarde.

Ruben se preguntaba en qué momento Samuel le escribiría, seguramente estaría pendiente a su móvil toda esta noche.

Al llegar a casa, pasando algunas horas, ruben no podía parar de pensar, estaba sentado en el pequeño sofá que tenían en el balcón, el cual era algo grande.

—¿Qué haces despierto a esta hora?—dijo Raúl llamando la atención de Rubén—No puedo dormir.. tengo muchas cosas en la cabeza—Miraba carisbajo al suelo mientras Raúl se sentaba a su lado—¿Qué haces tú despierto?, tú siempre eres el primero en dormirse—Raúl soltó una carcajada—No puedo dormir porque Frank está hablando por teléfono con Alejandro cuál niño pequeño, y ya sabes la risa escandalosa que tiene—Rubén soltó una risa ante el comentario de Raúl, por un lado se sentía feliz por sus amigos pero, ¿por qué Sam no le había escrito aún?

¿Será que solamente lo dijo por amabilidad?

Aquí estoy - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora