—Tienes que comer algo Sam.. te lo pido Porfavor, no sé qué más hacer para que te levantes de esa cama—Borja estaba muy preocupado, no había visto así a Samuel desde la vez que terminó con Guillermo, no se imaginaba que este último haya sido capaz de hacer lo que hizo anoche.Samuel estaba en su cama, entrelazado con las frazadas y con la mirada perdida, estaba cansado, cansado de las mentiras de Guillermo, cansado de sentirse miserable, cansado de no poder vivir su vida tranquilamente.
No sabía que más hacer.
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Rubén había decidido dar una vuelta por la pequeña ciudad, aprovechando su domingo de no hacer nada.
Sus amigos se fueron a divertirse, por decisión propia Rubén se abrió de ese plan, quería estar tranquilo y tener un día normal y corriente.
En el camino se encontró con una tienda de helados el cual le había llamado la atención por la forma peculiar con la que estaba decorada, muñecos de nieve con una calabaza como cabeza se encontraban en la pared frontal de la tienda.
¿A quien se le habría ocurrido eso?
Al entrar el ambiente se sentía muy acogedor, las personas dentro de este lugar se veían felices y tranquilas, solo habían 4 personas que atendían en el lugar, entre ellos se destacaba una muchacha blanca como la nieve, con cabello rojizo y ojos verdes penetrantes.
Rubén tomó asiento en una de las mesas que estaban disponibles y se dispuso a decidirse cuál sabor de helado elegiría.
Mientras esperaba que algún mesero pasara cerca, se cuestionaba del por qué Samuel no había dado señales de vida hasta ahora, esperando que no sea porque Samuel no quería saber nada de él, esperaba que solo sea un descuido de parte del castaño.
—¡Hola! ¿En qué puedo ayudarte?—preguntó sonriente aquella chica pelirroja, sacando de su trance a Rubén—Hola... uno de vainilla y fresa, Porfavor—la chica asintió amablemente mientras anotaba la orden—¿Algo más con lo que podría ayudarte?—Ruben negó con la cabeza, la chica se alejó sonriente y dispuso a hacer su trabajo.
Al verla Rubén no paraba de preguntarse si la chica fuera de este mundo, parecía una muñeca de porcelana en la vida real, sentía curiosidad de saber más sobre esa chica.
La chica al cabo de unos minutos apareció con el helado que había pedido Rubén, entregándole su orden con una hermosa sonrisa, cautivando a Rubén.
Rubén no pudo evitar seguirla con la mirada, la chica al darse cuenta se acercó al noruego con una sonrisa.
—En 15 minutos acaba mi turno, si quieres esperarme con gusto me encantaría conocerte—Rubén la miraba con cierta sorpresa al escuchar eso, solamente asintió con una sonrisa y se dispuso a esperarla—Soy nieves, por cierto—.
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Después de un largo tiempo Samuel por fin se levantó de la cama, yéndose a duchar directamente.
Su amigo Borja se había quedado dormido junto a él en su cama, se sentía mal de ver como su amigo intentaba hacer todo lo de su alcance para que Samuel estuviera bien, se sentía una carga.
Intentó de hacer el menos ruido posible para no levantar a su amigo.
Una vez duchado bajó a la cocina para hacer algo de comer para su amigo y el, no sin antes agarrar su celular.
Después de tener todo listo y antes de subir a despertar a su amigo, recordó que había prometido a Rubén escribirle anoche, pero después de tan desagradable encuentro lo había olvidado por completo.
-"Hey Rub, perdóname por no haberte escrito antes, déjame recompensarlo con una salida"
Al subir a despertar a Borja pensaba en qué pensamiento tenía Rubén hacia el, deseaba saber si Rubén se había molestado con el por no haberle escrito antes.
Pasaron algunas horas y el castaño no podía negar que sentía algo de ansiedad al ver que Rubén no había respondido aún, ¿estaría enojado con él?
—Amigo, debería irme ya, mi madre de seguro ya me está buscando con la policía—bromeó—si no llegas a ir mañana al instituto o si quisieras compañía ya sabes que tienes que avisarme—Samuel solo asintió y abrazó a su mejor amigo.
Ya daban las 9 de la noche y yacía más de unas 5 horas cuando le había escrito a Rubén, este aún no le había respondido.
No sabría el por qué se sentía ansioso o preocupado, no era algo que que el normalmente sentiría por alguien, se sentía muy confundido.
¿Que estaría haciendo el noruego?
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—Aquí es, gracias por acompañarme hasta mi apartamento—la chica volteó a ver a Rubén, quien al verla le sonrió de vuelta—no hay de qué.. ya era muy tarde como para dejar que vuelvas sola—.
La chica depositó un pequeño beso en la mejilla del noruego haciendo que este se sonroje levemente.
—¿Cuando quieres que salgamos otra vez?—El chico algo sorprendido le indicó que trabajaba y estudiaba, proponiendo así que uno de estos días que no tenga clase o trabajo no dudaría en llamarla para salir.
Al despedirse caminó hacia la parada de bus más cercana, con una sonrisa en su rostro.
Había conocido un ángel.
Pero sentía que se había olvidado de algo.
¿Qué se le habría olvidado?
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Aquí estoy - Rubegetta
FanfictionNunca hay cosa difícil de superar para Rubén, hacer que ese chico popular del colegio le preste atención es su nuevo objetivo.