Varonil

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Víctor es un hombre de 38 años, soltero, mide 1.80cm, pelo negro y ojos azules, su cuerpo es estándar, brazos rellenos, pecho alzado y abdomen un poco definido.

Eran las 4:00 Pm cuando estaba en la cocina escuchando un poco de música mientras bebía una copa de vino, sí, ya soy libre, pedí mis vacaciones en el trabajo y finalmente me las dieron, dos meses para relajarme, sin que nadie me moleste, siento un ruido a lo lejos y me asomo por la ventana, era la camioneta de mudanzas, al parecer tenemos vecinos nuevos, todo una odisea, detesto los vecinos y más cuando son escandalosos y conflictivos, hace falta que sean buenos.

Termino de beberme la botella de vino, al parecer es cierto que el vino pone a las personas caliente, tal vez no, pero a mi me puso cachondo, llevo meses sin follar, madre mía, volveré a ser virgen.

Me dirijo a la habitación, busco entre mi ropa y ahí estaba, el tesoro más preciado que tenía, uno de mis juguetes sexuales favoritos, eran unas enormes nalgas de silicona con un estrecho agujero, era muy realista, metí mis dedos en él y comencé a introducirlos mientras me tocaba la polla por encima del pantalón, toma el lubricante que tenía cerca me bajo los pantalones y exprimo bien el envase hasta que cae un chorro en mi glande, con el mismo unto el trasero y comienzo a penetrarlo, estaba apretado todo una delicia, me siento en una sillón frente al espejo y comienzo follarme ese juguete, lo hacía con tantas ganas que mi glande traspasaba la silicona, tomo un pequeño vibrador y lo meto en mi ano, la velocidad número cinco es la mejor, me acalambraba los pies, miro al espejo y me excitaba ver mis piernotas velludas.

Ahí estuve un buen rato, me introduje más el vibrador y comencé a menear más fuerte el trasero de goma, mi glande estaba hincado no aguantaba más, de repente suelto un chorro de leche dejando todo el suelo embarrado.

—Uff que delicia— dije mientras sacaba mi pene húmedo del juguete.

Entro al baño a darme una ducha, afeito mi rabo, quería cambiar un poco, llevaba tanto tiempo sin sexo que este se vuelve a parar, pero yo estaba exhausto, me seco el cuerpo y salgo al salón, me pongo a ver la tele, estaban transmitiendo una película, muy buena, tomo mi teléfono y reviso los mensajes, nada de nada, ni una llamada, ni un mensaje, no sé ni para que tengo teléfono.

   8:00 PM, mi estómago crujía, no me apetecía cocinar, decido pedir pizzas, mientras esperaba al repartidor, siento un ruido que proviene desde mi habitación, rápidamente corro hacia allá, al llegar no había nada, solo las cortinas moviéndose y la ventana abierta, cuando me acerco para cerrarla, en el piso de al frente, veo la silueta de un chico, estaba quitándose la camisa, me quede mirando un rato, quería ver quienes eran mis nuevos vecinos, veo que se asoma a la ventana, no lograba verlo bien, había una larga distancia, él alza su mano y hace un gesto de saludo, yo cierro mi ventana y me voy al salón.

Cuando caminaba hacia allá tocaron a la puerta ese debe ser el repartidor, de seguro está bueno, al abrir era una mujer, me lanza la pizza con una forma hostil, le pago y se marcha.

  Me siento en el  sofá a ver una peli, tomo una cuña de pizza y estaba deliciosa, me la termino toda y un bostezo hace que me tumbe en el sofá, se me cerraban los ojos, no me di cuenta pero caí en un ligero sueño...

Lujuria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora