Capítulo 40.

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—Uuu... uuu.

Mientras Rebecca le seguía demostrando su más reciente aprendizaje a cada persona que se le cruzaba, incluida las bailarinas que esperaban por el diseño de Becky, un monstruo verde se despertaba poco a poco en el interior de Freen.

—Pensé que iba a ser divertido verle la cara a mi hija —Leah le comentó tanto a Jennie como a View, que estaban a su lado en la puerta de casa—. Pero ahora que lo pienso mejor, no me parece tan divertido —sacó mejores conclusiones luego de percibir la rabia que salía de los poros de su hija—. Esa mujer no me cae para nada bien —agregó de mala manera.

—Había olvidado cuanto detesto a la perra esa —comentó View, señalando a la recién llegada—. Algo se trae entre manos —dijo—. ¡June! —no hizo falta que View le dijera, la perceptiva bailarina ya estaba sacando a las tres niñas del jardín con ayuda de la hermana Spencer y Alex.

—Y por la cara de Freen, ella la detesta mucho más que ustedes y yo juntas —esta vez fue Jennie la que señaló lo obvio—. ¿Cree que ya sabía que éramos las madres de Becky? —View y Leah la miraron, estaban tan ocupadas queriendo molestar a Freen que no se habían dado cuenta de ese detalle.

Yerim acababa de descubrir que los señores Manoban tenían relación con ambas Sarocha.

—Por la cara de tu esposa, ella debe estar pensado lo mismo—opinó Leah. Tanto Lisa como Frank habían dejado de acosar a las bailarinas para acercarse a Freen como soporte de la pelinegra.

— ¡Dios! Se van a sacar chispas —Leah señaló a Kim Ye-rim y después a su hija—. Parece que estuviéramos viviendo un duelo de miradas mortales —apuntó, mirando como una ya erguida Freen enfrentaba desde la distancia a la dueña de la joyería, que no se quedaba atrás con su postura desafiante.

—Bueno, si la muy idiota se atrevió a venir hasta la casa de sus enemigos va a tener que soportar mucho más que un par de miradas.

View estaba que hervía y caminó con fuerza para juntarse con Frank y Lisa que estaban detrás de Freen. Jennie y Leah se miraron y después de varios segundos siguieron a la tailandesa.

— ¡Yerim! —Becky se acercó a la elegante mujer con entusiasmo y hacía que el monstruo verde estirara sus brazos recién levantado y listo para iniciar batalla. Freen respiraba profundo y contaba hasta diez una y otra vez, su mirada nunca dejó a la mujer más baja.

—Tranquila, Freen—sintió que la madre rubia de su novia le murmuraba.

La pelinegra volvió a respirar hondo y se concentró en el dolor que aún emanaba su cuerpo por las cosas que su pequeña había hecho con ella. Becky le había demostrado con cada embestida, con cada segundo que pasó besando su piel y con cada letra que formaban hermosas palabras que la amaba como a nadie y Freen no podía dejarse llevar por la simple presencia de esa idiota que para la pelinegra no era más que una vil estrategia en contra de sus inversiones.

Sin embargo, para nada ayudaba a calmar los celos de la empresaria que la joyera luciera espléndidamente bien en un vestido blanco de tela ligera que destacaba sus largas piernas. Mucho menos se hizo calmar al monstruo el hecho de que la sonrisa de Yerim se extendiera en cuanto vio a Becky llegar a abrazarla.

— ¿Qué haces... qué haces aquí? —preguntó Becky aún entusiasmada. El tono jovial de su novia hizo que el monstruo sacara sus uñas una por una.

—Vine a verte —contestó Yerim—. Te extrañaba demasiado —palabras mágicas.

Y Freen trató y trató de apaciguar la ira que provenía de su interior, los celos, el enojo y todo lo que la llegada de esa mujer le ocasionaba, pero escuchar esas palabras seguido de ver como esa estúpida mujer acomodaba un mechón de cabello caído de Becky y le acariciaba la mejilla como si nada, todo su cuerpo se movió con rabia hacia el dúo. Sus padres, las señoras Manoban y View la seguían desde atrás.

𝐍𝐎 𝐒𝐎𝐘 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐓𝐈 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 (𝐆!𝐏) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora