El suelo era blando y pegostoso, el espacio reducido y húmedo. A lo lejos solo se podía escuchar un goteo constante. El aire estaba impregnado con el olor rancio de huevos podridos, carne descompuesta y heces, lo que volvió casi titánica la labor de respirar en aquellos túneles olvidados por los dioses.
La criatura pequeña a la que llamaremos Rhodan, hambrienta y jadeante, trepaba agilmente por las ramas y raíces que crecían en las paredes musgosas, sin prisas pero sin pausas utilizaba su brazos alargados y cola flexible para avanzar mientras intentando recordar la combinación de bifurcaciones que hasta ahora había tomado, evitando así no perderse en aquel oscuro laberinto.
A pesar de su aspecto párvulo y frágil, contaba con muy buenos reflejos y aquellos de su especie podían ser increíblemente rápidos si tenían que huir repentinamente. También eran capaces de quedarse tan quietos como un palo por largos periodos de tiempo, camuflándose con su entorno y confundiendo a sus enemigos.
Sus ojos eran redondos y grandes como luna llena, tenían un brillo amarillento que le permitían vagar en la más profunda de las oscuridades sin un solo rayo de luz.
Por lo cual no tenía el menor de los problemas para distinguir con facilidad el camino circulado. Sus orejas puntiagudas, eran las compañeras perfectas para detectar el mínimo sonido. Rasgos únicos heredados de su naturaleza animal.
Había estado recorriendo por lo que fuera parecido una eternidad aquellos rumbos infernales, sin apenas toparse con ninguna otra criatura, después de escapar de su captor en la única oportunidad presentada, logró librarse del terrible destino que habían padecido el resto de su pueblo.
Durante días o tal vez semanas, vago sin rumbo por aquellos desérticos parajes, sin haber dado con el menor indicio de vida, lo que de alguna forma se podría considerar una buena o mala noticia, dependiendo del tipo de compañías que podrían toparse en aquel lugar.
Sin embargo, las cosas no se mantendrían igual por mucho más tiempo, una pequeña señal de movimiento lejano proveniente de un pasaje a su izquierda, dispararon sus instintos deteniéndose de inmediato a la espera de poder reconocer la fuente de sonido.
Poco después, con temor logró detectar no solo uno, sino lo que parecían ser 5 cuerpos arrastrarse de manera coordinada hacia su ubicación. A pesar de toda su cautela, lamentablemente había sido detectado.
Un coro de siseos hicieron estremecer al pobre Rhodan quien no tardó en reconocer la letal compañía de una shaska. Su sola presencia representaba dos cosas indiscutibles: la primera es que finalmente la salida estaba más cerca de los esperado, pues esta temible criatura con forma de serpiente de 5 cabezas, era la encargada de custodiar las puertas del laberinto de Taxaro y jamás se internaba muy lejos de la superficie.
La segunda, no era tan buena noticia, y tampoco necesitaba mucha reflexión. Sí, una serpiente de una cabeza ya era lo suficientemente temible, ni hablar de aquella monstruosidad que podía alcanzar tamaños colosales además de poseer uno de los venenos más letales del continente.
Ser atacado por una shaska era prácticamente una sentencia de muerte, aunque había una pequeña y casi inexistente oportunidad de escapar con vida en un enfrentamiento.
Se decía que, cuando fue creada por los dioses, se dieron cuenta de que sería una criatura invencible a menos que tuviera alguna debilidad. Así que, en una especie de juego sarcástico, le otorgaron a solo una de sus cinco cabezas colmillos con una sustancia letal. En otras palabras, solo una de sus cabezas tiene la capacidad de envenenarte con su mordida. La misma que al morir, hacía caer al resto.
Rhodan se volvió más pequeño de lo que era, haciendo su cuerpo bolita como un fruto colgado de la rama de un árbol. Su mente trabajaba a toda velocidad intentando encontrar una salida a su inevitable destino pero era muy difícil pensar en aquel estado de terror. Su cuerpo sufrió largos escalofríos cuando la voz airosa de la criatura le habló desde la oscuridad.
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La Dama de Negro
FantasyEl reino de los eternos parece ser una de las ultimas civilizaciones en pie tras las invasión y devastación de Atma por las fuerzas comandadas por Taxaro, un ejercito conformado por bestias y mutantes que ciudad tras ciudad, han forjado su imperio s...