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Filipo Lombardo era conocido como un hombre carismático y encantador, sus socios lo consideraban un hombre afortunado todos sus negocios siempre terminaban siendo todo un éxito, y siempre se le veía muy unido a su familia todo un ejemplo a seguir para la sociedad, pero no todo es como lo pintan.

En el bajo mundo Filipo Lombardo era conocido por ser un hombre despiadado y avaricioso qué se fue abriendo camino quitando violentamente a sus rivales de su camino sin necesidad de ensuciarse las manos, para ello estaban los peones o sus socios, su más grande rival Aurelio Salvatore fue uno de ellos.

Pero eso fue tiempo atrás cuando recién el se estaba abriendo camino ahora la situación era distinta Filipo tenía mucha más influencia y más poder, mismo que usó para que su primera esposa muriera en un accidente, el mismo que utilizo para tapar la desaparición de su hija y el mismo que usaría para resolver la imprudencia de su actual esposa.

Ahora filipo se dirigía al lugar donde se encontraba su esposa, estaba molesto no tenía idea de que Alma fuera tan lejos así que la mujer tendría que dar una buena explicación si quería salvar su pellejo. Una vez frente a su mujer la mano de Filipo cayo en la mejilla de Alma con una fuerza desmedida haciendo que Alma cayera de manera brusca al suelo.

— ¡en que mierda estaba pensando mujer!— grito con cólera en cada fibra de su ser.

— filipo yo, yo.— intento gesticular pero el golpe había sido tan fuerte  que no la dejaba pensar en nada solo en el intenso dolor que se exparcia en su rostro.

— te permití sacarla de la mansión, te permití armar tu numerito del secuestro— dijo alterado— pero esto, ¡que derecho tenias de quirale la vida! ¡Giordana era mi hija, mi sangre!—

— filipo por favor cálmate— rogó ella aún en el suelo.

— ¡¿que me calme?! Más te vale que tengas una buena excusa Alma por que si no Luka crecerá sin una madre—

— no, no puedes hacerme eso— rogo— Luka necesita a su madre filipo por favor.

— al igual que Giordana querida— le recuerda sacando su arma— pero la elimine por ti y te di su lugar en esta mansión— hablo mientas apuntaba a la cabeza de la mujer— solo tenias una condición, no ponerle ni un dedo encima a mi hija—

—Filipo por favor— rogó y mie tras escuchaba el seguro del arma grito— ¡sigue viva!— soltó fuerte con los ojos cerrados esperando su destino pero nada paso y entonces abrió los ojos.

— ¿sigue con vida?— preguntó incrédulo el hombre.

— solo quería darle un final dramático a la sombra de Clarisse— mintió usando el nombre de la difunta esposa de Filipo— Giordana sigue con vida mi amor— aseguró.

— entonces esta con vida— repitió más para el mismo— bien, en ese caso el forense tendrá la última palabra— respondió guardando su arma— hasta entonces nada de salir de casa mi amor—

🍷🍷🍷

—Sabina— habló la señora Salvatore intentando atraer la atención de su hija— Sabina querida— vuelve a intentar pero no tiene éxito entonces es su hijo quien dirige la atención de la más pequeña hasta su madre.

— lo siento— le dice la pequeña en voz baja con la mirada puesta en el piso, esa era una de las costumbres temerosas que tenía la niña Elda sabía que un mes no bastaría para sanar todo el daño que le había echo esa mujer.

— no tienes por que disculparte cariño no pasa nada— acarició la mejilla de la niña— solo necesitas tiempo para adaptarte— continua ella— quería informarte que esta tarde vendrán tus nuevos instructores ellos van a encargarse de tu educación básica— dijo y la niña solo se limitó a asentir— bueno eso era todo nos vemos después mis niños— se despidió dejando un beso en la mejilla de cada uno.

— no lo vallas arruinar— dijo pietro apenas su madre abandono el lugar— esta será la primera vez en un tiempo que alguien fuera de los pisos centrales verá tu rostro— le recordó— aunque mi madre se esmere por cambiar tu apariencia de nada servirá si no puedes responder a algo tan sencillo como un nombre— termino, y aunque sonara a regaño Pietro solo quería darle un consejo a la niña cuyo rostro se había ensonbrecido una vez más dejando atrás la pequeña sonrisa de hace unos momentos.

— oye— continuo el— no es para ponerce triste— dijo levantándo la cara de la niña y para su sorpresa por primera vez los ojos de Giordana ahora de nombre Sabina no estaban cristalizados sancando una sonrisa discreta en los labios de pietro— solo es un consejo para evitar que algo salga mal ya sabes— termino y ella asintió ahora más calmada— quieres jugar ajedrez tal vez en esta ocasión me des más pelea— preguntó desviando el rostro un poco, de repente el pequeño pietro se sintió un poco incomodo.

— sip— aceptó ella con alegría dirigiéndose a la mesa con el tablero cuadriculado.

— sabes Sabrina Salvatore no esta mal, pero creo que es un poco largo— dijo Pietro organizando las piezas.

— creí que tu habías elegido el nombre— dijo confundida, Sabina le gustaba solo que aun no se acostumbraba a el—

—Si, supongo que luego pensaré en algo más corto— dijo pietro aun con la idea en la cabeza.

Más tarde en el despacho de la señora salvatore, Elda estaba reunida con los que serian los nuevos maestros de Sabina.

— el fumar dentro de estas instalaciones esta prohibido señores y señorita, la niña siempre estará acompañada por un guarda espaldas en cada una de sus clases— Elda era conocida por ser la dueña de una dualidad increíble—tienen prohibido tener cualquier tipo de contacto físico con ella— la mayor parte del tiempo era una mujer amorosa de sonrisa calida, y en algunas ocasiones—nada de lo que vean o escuchen en este lugar puede ser discutido fuera de las instalaciones— era la poseedora de una frialdad calculadora capaz de elarle la sangre al hombre mas valiente, justo como ahora—aclarado esos puntos confío en que cada uno cumplirá su contrato al pie de la letra—

No había mucho que decir ante la presencia de una mujer tan dominante los instructores solo se limitaron a responder con un temeroso si y luego se dedicaron a seguir a esa poderosa mujer.

Elda por su parte mientras caminaba directo al salón de juegos no paraba de pensar que había olvidado mencionar algo importante en esa pequeña reunión con los instructores pero no lograba recordar el qué aunque no tardo mucho en recordarlo cuando ella y los instructores entraron la salón de juegos.

La escena era algo graciosa, dos hobres grandes y fuertes de rodillas frente a una pequeña niña qué no sabía que hacer, eran los mismos hombres que su hijo había enviado a la enfermería días atrás mientras pietro su hijo estaba detrás de de Sabina con los brazos cruzados, la cabeza en alto, el pecho inflado y una sonrisa de orgullo en sus labios.

— cierto una última cosa— dijo Elda llamando la atención de los instructores— mi hijo Pietro no tolera las faltas y esta muy encariñado con la pequeña, yo lo pensaría dos veces antes de cometer un error— advirtió.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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