Royal 055

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「DECISION」

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Cuando Albert y Victoria regresaron a Adelaide Cottage en Windsor, fueron recibidos calurosamente por Isabella y Christian, quien sostenía a Edward en sus brazos. A pesar de haberse visto hace pocas horas, la calidez de la familia siempre era reconfortante

-¡Bienvenidos de nuevo! -exclamó Isabella, con una sonrisa radiante mientras se acercaba a abrazar a Victoria

Victoria devolvió el abrazo con cariño, sintiendo la calidez del hogar. Albert sonríe y luego se acercó a mirar a su sobrino

-Mira quién está aquí, pequeño Edward -dijo Christian con una sonrisa, inclinando ligeramente al bebé hacia Albert

Albert sonrió ampliamente y acarició suavemente la cabeza de Edward

-Hola, pequeño. Espero que te estés portando bien -dijo Albert, su tono suave y cariñoso

Victoria se acercó a Christian y besó suavemente la frente de Edward, sintiendo una oleada de amor y protección

-¿Cómo ha estado? -preguntó Victoria, mirando a Christian

-Ha estado muy bien. Cada día se pone más fuerte -respondió Christian, su mirada llena de orgullo y ternura

Isabella observó la escena con una sonrisa

-Es increíble cómo ha crecido en tan poco tiempo. Ya está empezando a reconocer nuestras voces -dijo Isabella

Victoria asintió, sintiéndose agradecida por el apoyo y amor de su familia

-Sí, es un milagro tenerlo aquí con nosotros -dijo Victoria, mirando a Edward con amor

Albert sonrió y se acercó a Isabella, tomándole la mano

-Vamos adentro-sugirió Albert, indicando la puerta de Adelaide Cottage.

-Claro, entremos -dijo Christian, mientras entraba con Edward en sus brazos, seguido por los demás

Mientras entraban a la casa, la sensación de unión y esperanza llenaba el aire. Estaban listos para enfrentar el futuro juntos, con el nuevo heredero de Inglaterra en sus brazos y el legado de sus abuelos guiándolos

Por la noche, en Adelaide Cottage, la residencia de Christian, Victoria y Edward, la familia se reunía en la habitación del pequeño Edward, disfrutando de un momento tranquilo juntos. La risa del bebé llenaba la habitación, creando un ambiente cálido y acogedor

De repente, la puerta se abrió y apareció Albert con una sonrisa traviesa

-¿Qué tal, chicos? -saludó Albert, entrando en la habitación-. Estamos planeando una noche de chicos con George, Theodore y Klaus. ¿Te unes, Christian?

Christian negó con la cabeza, aún sonriendo mientras sostenía a Edward

-Gracias, Albert, pero quiero pasar tiempo con mi familia esta noche

Albert no se dio por vencido y se acercó, poniendo una mano en el hombro de su primo

-Vamos, será divertido. Necesitas un descanso. Solo será una noche

Victoria, que estaba sentada al lado de Christian, le dio un suave empujón y le sonrió

-Ve, Christian. Si te portas bien, te dejaremos volver -dijo en tono de broma

Christian rió y miró a Edward, que lo observaba con sus grandes ojos curiosos. Dudó un momento, considerando la oferta

-Bueno... tal vez un poco de tiempo con los chicos no sería tan malo -admitió Christian, finalmente cediendo

Albert sonrió triunfante y le dio una palmada en la espalda a Christian

-¡Eso es! Será una noche épica

Victoria se inclinó para besar a Christian en la mejilla

-Diviértete, pero no te olvides de nosotros

Christian asintió y se levantó, entregando a Edward a Victoria con cuidado

-Prometo que no estaré fuera mucho tiempo. -Le dio un último beso a Victoria y acarició la cabeza de Edward-. Cuida de mamá, pequeño

Albert y Christian salieron de la habitación, dejando a Victoria y Edward juntos. Mientras caminaban por el pasillo, Christian sintió una mezcla de emoción y nostalgia, sabiendo que aunque disfrutaba de las noches con los chicos, su lugar siempre estaría con su familia

Llegaron al salón donde George, Theodore y Klaus ya estaban reunidos, esperando a Christian. Los amigos habían venido de vacaciones de invierno, disfrutando del tiempo juntos en Inglaterra.

-¡Por fin! Pensamos que no te dejarían salir -bromeó George

Christian rió, sintiéndose agradecido por tener amigos tan comprensivos y una familia que siempre estaría allí para él

Por la noche, los chicos aún no regresaban a Adelaide Cottage. En la sala, las chicas se reunían: Tessa, Victoria, Isabella y Lily. Isabella tenía a Edward en brazos, quien dormía plácidamente. La atmósfera era relajada, y las risas suaves llenaban el espacio

De repente, la puerta se abrió bruscamente, y apareció Astrid. Todas se levantaron rápidamente, alarmadas por su presencia inesperada.

-¿Quién la dejó entrar? -preguntó Tessa, su voz temblando de indignación y miedo

Astrid esbozó una sonrisa fría y arrogante

-Engañar a los guardias no es difícil, especialmente para una joven que tiene pruebas de una amistad con Victoria -dijo, su tono lleno de burla

Lily estaba a punto de gritar para pedir ayuda, pero Astrid sacó un arma, lo que las hizo retroceder de inmediato, el miedo palpable en sus rostros

-Tengan cuidado con lo que hacen -advirtió Astrid, su voz firme y peligrosa-. Victoria y su hijo vendrán conmigo

Isabella se adelantó, protegiendo a Edward con su cuerpo mientras la observa

-Eso jamás, Astrid -dijo con determinación

Astrid apuntó el arma hacia ellas

-Si no lo hacen, una de ustedes recibirá una bala

Tessa, tratando de mantener la calma, respondió

-No serías capaz

Astrid ladeó la cabeza, su sonrisa se ensanchó

-¿Quieres comprobarlo? -respondió con un tono amenazante

Victoria, con una mezcla de valentía y desesperación, intervino

-Iré contigo, Astrid, pero deja a mi hijo tranquilo

En ese momento, Charlotte apareció en la sala, adormilada y confundida, habiéndose quedado a dormir allí. Astrid reaccionó rápidamente, sosteniéndola como rehén

-¡No toques a mi hermana! -advirtió alzando la voz Victoria, el miedo y la ira mezclándose en su voz

Astrid apretó el arma contra Charlotte, quien estaba demasiado asustada y confundida para moverse.

-Si quieres que la suelte, ven conmigo -dijo Astrid, su tono amenazante y decidido.

Victoria observó a Charlotte quien la miraba y después observó a su hijo quien parecía no estar al tanto de lo que estaba sucediendo

La tensión en la sala era palpable, y todas las chicas se miraron con preocupación. La situación era crítica, y cada segundo contaba

Royal Secret-Príncipe Christian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora