Royal Secret-Príncipe Christian

Royal 056

「THE PLAN」

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A

strid condujo a Victoria y al pequeño Edward durante horas hasta que finalmente llegaron a Dungeness, un lugar desolado en la costa sur de Inglaterra. La atmósfera era sombría, con estructuras abandonadas y un viento frío que soplaba sin cesar. Astrid encontró una casa abandonada y, tras forzar la puerta, los llevó adentro

Una vez dentro, Astrid ató a Victoria a una silla vieja y desgastada. Con manos temblorosas, pero con una firme determinación, colocó a Edward sobre un montón de almohadas improvisadas en el suelo, asegurándose de que estuviera cómodo y seguro

—¿Qué piensas hacer, Astrid? —preguntó Victoria, su voz llena de preocupación y desafío mientras miraba a su hijo—. ¿Qué ganarás con todo esto?

Astrid la miró con frialdad, sus ojos llenos de una mezcla de resentimiento y desesperación

—Lo que debería haber sido mío desde el principio —respondió Astrid, su voz llena de amargura—. No puedes imaginar lo que se siente ser siempre la segunda opción, la que nadie elige

Victoria tragó saliva, intentando mantener la calma para no asustar más a Edward

—Esto no te dará lo que buscas, Astrid. Solo te traerá más dolor y soledad

Astrid apretó los dientes, intentando ignorar las palabras de Victoria mientras preparaba lo que tenía en mente

Astrid se volvió hacia Victoria, una sonrisa arrogante en sus labios

—Este niño debería ser mío y de Christian —dijo Astrid con desdén— Es una lástima que él no vea las cosas como yo

Victoria frunció el ceño y respondió con determinación

—Si pensabas que traerme a un lugar tan desolado y abandonado sería menos obvio, te has equivocado. Este sitio solo demuestra la desesperación de tu plan

Astrid se acercó a Victoria, su rostro iluminado por una sonrisa malévola

—No subestimes mi plan. La parte crucial de mi estrategia es que Christian vendrá a buscarte. Y eso es precisamente lo que quiero. —Astrid se inclinó hacia Victoria, su voz cargada de odio—. Quiero que vea lo que ha perdido y lo que ha permitido que te suceda

Victoria, con una mezcla de angustia y coraje, miró a Astrid fijamente, sabiendo que cada minuto contaba y que debía encontrar una manera de escapar de esta situación y proteger a su hijo. La tensión en el ambiente era palpable mientras Astrid continuaba con su juego retorcido, esperando que Christian cayera en la trampa que había tendido

En Adelaide Cottage, la atmósfera estaba cargada de tensión y preocupación. Christian, Kate, William, y todos los amigos y familiares se habían reunido en la sala principal, junto con varios agentes de la familia real que estaban organizando la búsqueda de Victoria y Edward. La presencia de los agentes, especializados en seguridad y operaciones encubiertas, añadía una sensación de urgencia al ambiente

Christian caminaba de un lado a otro, su rostro marcado por la desesperación y la preocupación. Su mente estaba abrumada por la culpa y el temor, y no podía evitar reprocharse por haber dejado a Victoria y al bebé

—No debí haberme ido —murmuraba Christian, sus palabras llenas de angustia—. Debería haberme quedado con ellos. Esto es mi culpa

Isabella se acercó a él, tratando de calmarlo mientras los agentes discutían estrategias y recorrían posibles lugares de búsqueda

—Christian, no es tu culpa —dijo Isabella con firmeza, colocando una mano reconfortante en su brazo—. Estás haciendo todo lo posible para encontrar a Victoria y Edward. Esto no es culpa tuya. No podías prever que algo así iba a pasar

Kate, con una expresión de preocupación y solidaridad, se unió a la conversación

—Todos estamos aquí para apoyarte —dijo Kate, su voz suave pero llena de determinación—. Lo más importante ahora es concentrarnos en encontrar a Victoria y Edward. Estamos trabajando con los mejores agentes, y juntos vamos a resolver esto

William, con una mirada grave pero alentadora, asintió

—La prioridad es asegurar la seguridad de mi hija y mi nieto —dijo William—. Los agentes están en contacto con sus fuentes y revisando todas las pistas. No vamos a parar hasta encontrarlos

Charlotte, aún en estado de shock pero decidida a ayudar, se mantuvo al margen, mirando a todos con una mezcla de ansiedad y esperanza. La preocupación por su hermana y el bebé la mantenía alerta

Mientras tanto, los agentes de la familia real estaban desplegando sus recursos en la búsqueda. Se habían establecido equipos de investigación, se estaban revisando cámaras de seguridad y se estaban explorando posibles ubicaciones. El compromiso de todos estaba centrado en resolver el caso con la mayor rapidez posible y en mantener la esperanza viva de que Victoria y Edward serían encontrados sanos y salvos

La noche en la casa abandonada avanzaba lentamente. Victoria, atada y sentada en el suelo, miraba a Astrid con una mezcla de miedo y desdén. Mientras Astrid revisaba las almohadas donde había dejado a Edward, una serie de golpes en la puerta interrumpió el silencio. Astrid sonrió con satisfacción

—Parece que ha llegado nuestro invitado estelar —dijo Astrid, acercándose a la puerta con una expresión de triunfo.

Abrió la puerta y, para sorpresa de Victoria, entró Felix. Su mirada se movió rápidamente por la habitación, evaluando la extraña y tensa escena ante él

—¿Qué es esto, Astrid? —preguntó Felix, su confusión evidente mientras sus ojos se posaban en Victoria, atada y mirando con desesperación

Astrid se acercó a él con una sonrisa calculadora

—Felix, estoy encantada de que hayas llegado —dijo Astrid con un tono que buscaba tranquilizarlo—. Lo que ves aquí es nuestra oportunidad para obtener lo que queremos. Una vez que Christian llegue, yo me quedaré con él para siempre. Tú podrás llevar a Victoria a donde desees, pero debemos deshacernos del bebé, Edward

Felix la miró con incredulidad, procesando sus palabras. Su mirada se desplazó hacia Victoria, quien lo miraba con una mezcla de tristeza y esperanza. La tensión en el aire era palpable mientras Felix evaluaba la propuesta de Astrid

Victoria, en un último intento de apelar a su humanidad, habló con voz temblorosa

—Felix, por favor. No tienes que hacer esto. Aún hay tiempo para cambiar de rumbo

Felix, atrapado entre la lealtad a su primo y la complejidad de la situación, miró a Astrid y luego a Victoria en silencio. La decisión que debía tomar pesaba sobre él mientras el tiempo avanzaba y el destino de Victoria, Edward y la situación en la casa abandonada pendía de un hilo