Royal 059

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「FORGIVE」

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Diciembre de 2025

El frío invierno envolvía la ciudad mientras Victoria caminaba hacia el centro de rehabilitación. El edificio gris se alzaba imponente contra el cielo nublado, y a medida que se acercaba, los recuerdos de aquella noche en Dungeness volvían a su mente. Respiró hondo antes de entrar, buscando la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir

Dentro, el ambiente era tranquilo, casi solemne. Los pasillos estaban decorados con luces navideñas, un intento de infundir un poco de alegría en un lugar lleno de dolor y recuperación. Victoria caminó hacia la sala de visitas, su corazón latiendo con fuerza en su pecho

Astrid estaba sentada junto a una ventana, mirando hacia el jardín nevado. Había pasado un año desde que había sido internada, y aunque su rostro mostraba señales de desgaste, también había una calma inusual en sus ojos. Cuando Victoria se acercó, Astrid levantó la mirada, y por un momento, el silencio entre ellas fue ensordecedor

—Hola, Astrid —dijo Victoria suavemente, tomando asiento frente a ella

Astrid la miró, una mezcla de sorpresa y emoción cruzando su rostro

—Victoria... no esperaba verte aquí —respondió, su voz débil pero llena de sinceridad

Victoria asintió, tomando un respiro antes de hablar

—He estado pensando mucho en lo que pasó. En todo lo que vivimos aquella noche —dijo, su voz temblando ligeramente—. Y quería verte. Quería hablar contigo

Astrid bajó la mirada, sus manos temblando ligeramente

—No sabes cuánto lo siento, Victoria. Lo que hice... no tiene perdón. Estaba fuera de mí, no podía ver más allá de mi propia obsesión —dijo, sus palabras cargadas de arrepentimiento

Victoria extendió su mano, cubriendo la de Astrid con suavidad

—Astrid, lo que hiciste nos causó mucho dolor, pero también nos enseñó mucho sobre la importancia del perdón y la compasión —dijo, sus ojos llenos de lágrimas—. Estoy aquí hoy porque quiero que sepas que te perdono. No solo por lo que hiciste, sino porque creo que todos merecemos una segunda oportunidad

Astrid levantó la mirada, sorprendida y con lágrimas en los ojos

—¿De verdad me perdonas? —preguntó, su voz quebrada por la emoción

Victoria asintió, apretando suavemente la mano de Astrid

—Sí, te perdono. No puedo olvidar lo que pasó, pero puedo dejar de lado el rencor y el odio. Todos merecemos la oportunidad de sanar y ser mejores —dijo con firmeza—. Quiero que sepas que no estás sola. Tienes gente que se preocupa por ti, que quiere verte recuperada y feliz

Las lágrimas rodaron por las mejillas de Astrid mientras asentía, incapaz de hablar por la emoción que la embargaba

—Gracias, Victoria. No sabes lo mucho que esto significa para mí —dijo finalmente, su voz apenas un susurro

Victoria sonrió, sintiendo una paz interior que no había sentido en mucho tiempo

—Ambas necesitamos seguir adelante, aprender de lo que pasó y encontrar una forma de ser felices —dijo, su voz llena de determinación—. Y estoy aquí para apoyarte en ese camino

La conversación continuó, con ambas mujeres compartiendo sus pensamientos y sentimientos, sanando las heridas del pasado y construyendo un puente hacia el futuro. A medida que el sol se ponía, el centro de rehabilitación se llenaba de una calidez inesperada, una señal de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una oportunidad para el perdón y la redención

En un frío y sereno día de diciembre de 2025, Victoria caminaba por los terrenos del Castillo de Windsor, sosteniendo a su hijo Edward, de un año, en brazos. La majestuosa Capilla de San Jorge se erigía ante ella, un lugar lleno de historia y recuerdos, y hoy sería el escenario de una visita muy especial

Al entrar en la capilla, el silencio reverencial y la belleza de la arquitectura gótica la envolvieron. Victoria respiró hondo y avanzó con paso firme hacia el rincón donde descansaba Isabel II. Se arrodilló junto a la tumba y miró a su alrededor, sintiendo una mezcla de nostalgia y gratitud

—Hola, abuela —susurró Victoria, su voz apenas un murmullo en el vasto espacio—. Te he echado mucho de menos. A pesar de todo lo que ha pasado, sigo extrañándote cada día

Edward, curioso por el entorno nuevo, jugueteaba con los pliegues del abrigo de su madre. Victoria sonrió y besó la frente de su hijo

—Este es Edward, abuela. Lleva tu nombre en su tercer nombre: Alexander. Quise que una parte de ti siempre estuviera con nosotros. Tú siempre fuiste una inspiración para mí, y espero que él crezca con la misma fortaleza y sabiduría que tú tenías

Se hizo una pausa mientras Victoria acariciaba suavemente el cabello de Edward, recordando los momentos compartidos con su abuela. Sentía una profunda conexión con ella, una conexión que ni siquiera la muerte podía romper

—Mañana me casaré con Christian —continuó Victoria, con una mezcla de emoción y tristeza en su voz—. Me hubiera encantado que estuvieras allí, que vieras cómo he encontrado mi camino y que conocieras al hombre maravilloso con el que he decidido compartir mi vida. Sé que las cosas hubieran sido diferentes si estuvieras aquí, pero también sé que siempre me apoyaste y quisiste lo mejor para mí

Edward miró a su madre, como si entendiera la importancia del momento. Victoria lo sostuvo con más fuerza, sintiendo una ola de amor y determinación

—Mañana habrá un asiento reservado para ti, abuela. En el lugar más especial, porque aunque no estés físicamente con nosotros, tu espíritu y tu legado siempre estarán presentes en nuestras vidas. Me aseguraré de que Edward sepa quién eras y cuánto significaste para todos nosotros

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Victoria mientras hablaba, pero también había una sonrisa en su rostro, una sonrisa de esperanza y recuerdo

—Gracias por todo, abuela. Te llevo en mi corazón, siempre

Con esas palabras, Victoria se levantó lentamente, aún sosteniendo a Edward. Le dio una última mirada a la tumba de Isabel II, y luego salió de la capilla con una renovada sensación de paz y propósito. El día siguiente sería el comienzo de una nueva etapa en su vida, una etapa que honraría el legado de su abuela mientras construía su propio camino junto a Christian y su hijo

Royal Secret-Príncipe Christian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora