Capítulo 5: Una misión

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Aemond Targaryen buscaba desesperadamente a su hijo sobre su gran dragón, Vhagar, creando un gran alboroto en Harrenhal. Nadie se atrevió a enfrentarlo, ya que Larys Strong, el señor de Harrenhal, había pedido que nadie molestara al príncipe. Nadie podía detener a Aemond Targaryen; estaba decidido a encontrar a su hijo a cualquier costo.

Aegon y Jacaerys también estaban en la búsqueda de una misteriosa bruja roja, pero nadie había oído hablar de ella, lo que aumentaba la desesperación de Daeron. ¿Acaso todo había sido un sueño? Daeron pensaba que no podría volver a ver a Regulus y, aunque solo habían pasado unos días, para él se sentían como años. Extrañaba a Regulus profundamente.

"¿Aún nada?" preguntó Aemond a Daeron, acababa de regresar montado en Vhagar. Pero sentía que era inútil buscar a su hijo desde los cielos.

"No... tío," dijo Daeron con nerviosismo. Su tío le infundía miedo, especialmente con esa mirada intensa.

Aemond lo miró fijamente; su único ojo lila brillaba con intensidad. Con una mano agarró el rostro de su sobrino, que lo miró de vuelta sin apartar la mirada. Su padre, Jacaerys, le había enseñado a nunca dejarse intimidar por ningún alfa.

Aemond sonrió antes de soltarle el rostro. "Me gustaría arruinar ese rostro, pero no puedo; te pareces tanto a él..."

"No hagas eso, tío," dijo Daeron con un tono suplicante, sin poder ocultar el nerviosismo en su voz.

A Daeron siempre le recordaban que se parecía a su tío Lucerys Velaryon, y eso le molestaba, ya que su tío Aemond a veces lo miraba por tanto tiempo que lo incomodaba.

"Ya déjalo, Aemond," dijo Aegon acercándose a su hijo. "Ya estoy cansado de esta búsqueda, regresaré."

"Bien, nadie te necesita aquí," dijo Aemond, liberando sus feromonas con un aire de superioridad.

Aegon llevó a Daeron al interior de Harrenhal. Todo en ese lugar era tenebroso; casi a diario Daeron soñaba con Regulus. Harrenhal era solo ruinas, un lugar al que Daeron no estaba acostumbrado, al igual que su padre, que quería irse de allí, especialmente Aegon.

"Te diré algo, pero no le digas a Jacaerys que te lo dije," exclamó Aegon dándole un pequeño codazo a su hijo.

"¿Qué?" preguntó Daeron, mirando a su padre y a la copa de vino que tenía en su mano.

Desde que se enteró de que Jacaerys le había sido infiel, su padre había vuelto a beber con regularidad. Apenas despertaba y ya estaba bebiendo; casi no comía, y eso preocupaba a Daeron.

«Es mi culpa. No debí haberle contado la verdad.»

"Esta familia, los Strong, son la tuya también," dijo Aegon riéndose mientras le daba pequeños golpes a su hijo en el pecho.

"¿Es por?" Daeron sabía que su padre, Jacaerys, era un bastardo por los rumores que había oído, pero prefería ignorarlos.

"¡Sí... es!" gritó Aegon, pero una sirvienta tropezó, provocando que agua sucia cayera sobre Aegon y Daeron.

"¡Dioses, qué estúpida!" gritó Aegon, limpiándose el agua sucia.

Daeron limpió su rostro y miró a la mujer. Tenía el cabello oscuro y ojos verdes, pero su mirada le recordó a la de Regulus.

Su padre, Aegon, la jaló del brazo. "¡Mira lo que has hecho!"

"Aegon, deja a esa mujer," intervino Jacaerys acercándose a ellos.

"¿No ves lo que nos ha hecho?" exclamó Aegon.

"Fue un accidente; ven, te ayudaré a limpiarte," dijo Jacaerys, haciendo que Aegon soltara a la mujer.

Volver al futuro |Lucemond & Jacegon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora