Porqué así son las reglas del juego

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–No camines tan rápido– pidió Law mientras esquivaba a los trausentes, Luffy podía ser muy escurridizo cuando se lo proponía. –¡Date prisa!– se quejo el felino con una gran sonrisa.

Luffy se dejó guiar por el agradable aroma de la comida chatarra y se plantó frente al primer puesto que exhibía comida reluciente. –¡Quiero 2!– gritó a la vez en que Law sacaba la billetera.

Aún después de la desastrosa inaguración del festival las personas actuaban como si nada hubiera pasado, cómo sí el diluvio fuera algo normal y los árboles caídos que tentaron contra la vida de Law no fueran más que un regalo para producir leña. Pero bueno, los festivales siempre sacan lo mejor de las personas.

–¡Esto está delicioso!– exclamó Luffy con la boca rebosante de comida. –No hables con la boca llena– suspiró Law a la vez que le ofrecía una servilleta.

Durante los últimos 30 minutos Luffy se encargó de degustar cada platillo de cada uno de los puestos de la feria y Law no hacía nada más que preguntarse ¿A dónde iba toda esa comida? ¿Su metabolismo estaba muy desarrollado para digerir con tanta rapidez? ¿Es porqué es un Dios? Más dudas le surgían cada vez que veía al felino devorar con tanta avidez.

En algún punto de la caminata el apetito de Law despertó pero desapareció tan rápido como Luffy devoraba las brochetas de carne "¡Amo la carne!" Esas 3 simples palabras bastaron para que Law le ofreciera el resto de su brocheta.

En ese tiempo Law aprendió cuatro cosas sobre Luffy: primero, era muy despreocupado y confiado, aunque bueno, eso ya no era sorpresa; segundo, tenía una sorprendente habilidad para relacionarse con la gente su sonrisa radiante y carisma causaban conmoción; tercero, era muy escurridizo por lo que para no perderlo de vista terminó sujetando su mano; cuarto, era un pozo sin fondo y para rematar no parecía ser alérgico a nada por lo que no tenía límites.

–Todo estuvo delicioso ¡Gracias Torao!– dijo con una gran sonrisa a la vez que se palmeaba el estómago. Law quería decirle que no era nada, que era lo menos que podía hacer para compensar sus acciones pasadas pero antes de que pudiera pronunciarlas una voz femenina acaparó la atención.

–¡Gran búsqueda del tesoro!– exclamó una chica de cabellos naranjas –¡Pocos lugares! Participé y gané una cena todo pagado en el lujoso restaurante Baratie!– y esa simple palabra mágica fue suficiente para llamar la atención de su pequeño torbellino y ser arrastrado.

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–¡Vamos Torao!– Rogó Luffy y no tuvo más opción que aceptar, de hecho ¿Estaba en posición para negarse? Claro que no, su objetivo era obtener su perdón aunque Luffy pareciera estar satisfecho con aquel caramelo.

–Son 10 dolares- exclamó la chica antes de explicar las reglas. –El premio está oculto y para llegar a él tienes que resolver una serie de retos y acertijos, cada vez que aciertes se te dará una tarjeta con una pista hasta que logres encontrar el tesoro. El juego termina dentro de 30 minutos por lo que deben darse prisa– se despidió mientras entregaba la primer tarjeta.

–¡Vamos Torao! Piensa en la cena ¿Por dónde empezamos?– Law podía ver baba resbalar por la comisura de sus labios y corazones en sus surcos, Luffy estaba emocionado. –Primero debemos resolver este acertijo para poder avanzar– Se aclaró la garganta y recito:

Soy una prenda que usas todos los días, me pones al derecho y al revés es divertido. Sin botones ni cremallera me dejas pero tengo una apertura para la cabeza, sí me utilizas al revés puedes pasar la prueba ¿Qué prenda de vestir soy?

–¡No te sobreesfuerces!– se apresuró Law al sentir que Luffy se sobrecalentaba de solo pensar.
–Ahg– se quejó y Law sonrió. –No están complicado– repitió el acertijo –Creo que la respuesta es una playera al revés– se dió tres golpecitos en el mentón. –¿Una playera al revés?–  Law asintió –Bueno, una playera es una prenda que se puede poner al derecho y al revés y tiene una apertura en la cabeza–.

KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora