𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐

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Una pequeña chica de ojos verdes llegaba a su casa animadamente, a pesar de los problemas que tenía en casa, Abril había logrado sacarle una sonrisa en tan poco tiempo.

¿Qué problemas tenía? Bueno, ella desde pequeña había nacido en una familia de escasos recursos, su padre se ganaba la vida trabajando en la frutería del pueblo y su madre, simplemente no trabajaba, su familia siempre tuvo pocos recursos y la pequeña Samantha siempre había soñado con tener un trabajo y hacerse millonaria para así poder ayudar a su familia de una vez por todas, pero, ese no era el único problema al que se enfrentaba, su abuelo, el que lleva con ella desde que tiene uso de razón, esta en el hospital, ella, todos los días va a verlo, a contarle que tal le fue su día y también a darle un poco de compañía, su abuelo esta feliz con eso, pero todos saben que las visitas de Samantha no van a durar para siempre, hay dos opciones, o sobrevive y vuelve a casa o... Muere.

La opción de que su abuelo muera no estaba en la mente de Samantha, ella siempre tuvo esperanzas de que su abuelo sobreviviera, sus padres por el contrario, no estaban tan seguros.

El abuelo de Samantha sufría de cáncer de pulmón, era bastante difícil salvarlo, mucho más con la edad que tenía, pero sienpre hicieron todo lo posible para ayudarlo, aunque apenas tuvieran dinero.

Esa noche Samantha durmió demasiado bien, ella siempre había sufrido insomnio pero se encontraba tan cansada que al pisar su casa se quedó dormida.

Por la mañana Samantha se despertó con una sonrisa en su rostro, hoy irían a la ciudad a ver a su abuelo, lo intentaban hacer todos los días, pero alomejor no era posible, pero hoy, hoy si podían, ya se lo habían prometido, y... Las promesas se cumplen, ¿no?.

La chica de ojos claros bajó las escaleras, se hizo su propio desayuno ,ya que ella sabia hacerlo porque sus padres casi nunca estaban en casa, desayunó, volvió a subir las escaleras, se vistió con unos pantalones y una sudadera con un pequeño abrigo y bajó de nuevo a intentar peinarse ella sola.

Su padre no iría ese día al hospital por lo que solo quedaban su madre y ella que ya estaban listas tanto la una como la otra.

No tardaron en irse, para Samantha la ciudad siempre había sido  algo increíble, estaba llena de edificios, coches, y un montón de luces brillantes. Ella se prometió a si misma que cuando fuera mayor trabajaría en uno de esos grandes y vidriosos edificios que había en el centro de la ciudad y seguramente lo haría, ella era astuta y bastante lista, podría hacerlo perfectamente.

Llegaron a las puertas de ese gran hospital blanco, había médicos entrando y saliendo, también había una gran ambulancia apartando en la entrada y muchísima gente esperando en las puertas para que le dieran algo que a Samantha no le importaba, a ella solo le importaba ver a su abuelo de nuevo.

Subieron las escaleras y caminaron por el largo pasillo hasta encontrar su habitación, la S-23.

Samantha entró corriendo y fue a abrazar cuidadosamente a su abuelo que al sentir a su pequeña en sus brazos, correspondió el abrazo de inmediato.

Su madre también entró y saludó al hombre mayor, se sentó en el sillón de la sala y se quedó mirando a su hija charlar amigablemente con su querido abuelo.

—¿Abuelo sabes que? ¡Tengo una amiga nueva! Es muy linda, es rubia con ojos castaños, le pedí ser mi amiga ayer, ¿y sabes que? ¡Me dijo que si! Hemos quedado esta tarde para jugar con la nieve. —Dijo la menor pegando saltitos de la emoción. —

—Me alegra mucho que hayas hecho una nueva amiga, ¿cómo se llama?. —Pregunto su abuelo con una pizca de curiosidad. —

—Se llama Abril, es muy pequeñita, ayer me dijo que era su cumpleaños, ¡y cumplía 7 años! Yo soy mayor que ella, pero me da igual, así puedo protegerla. —Dijo Samantha orgullosa. —

𝑨 𝒏𝒆𝒘 𝒃𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 (𝑹𝒊𝒗𝒂𝒓𝒊) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora