El emperatriz poseía una gran belleza, su apariencia era tan hermosa como la luna misma, telas oscuras cubrían su cuerpo, tonos dorados para mostrar su valor y detalles en rojo para empoderar sus orbes. Sin embargo, aquel emperatriz era sumamente fr...
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Los ojos del mayordomo brillaban al ver a su emperatriz con el nuevo conjunto qué él personalmente había diseñado. Luzu sonrió al verse al espejo, la vestimenta era hermosa, definitivamente de su agrado. Presenta un estilo elegante y detallado. El traje es mayormente en tonos negros y blancos, con patrones intrincados y acentos en rojo. Incluye un abrigo de cuello alto con adornos en los hombros, pantalones ajustados, botas hasta la rodilla, guantes y varios accesorios como una máscara, un pendiente y una espada con una empuñadura ornamentada. El emperatriz sonrió complacido de la vestimenta, no había duda de que el joven sirviente tenía talento. Posó frente al espejo un poco más, adoraba la ropa, aunque no le agradaba del todo qué se viera algo femenino. Su sonrisa desapareció cuando vio la ropa del Emperador. Consistía en un abrigo largo negro con ribetes de piel blanca en el cuello y las mangas, adornado con patrones en plata y tonos oscuros. Los accesorios incluyen un adorno blanco en forma de flor, un dúo de pendientes con joyas azules, dos espadas con estilo ornamentales con empuñaduras plateadas y acentos azules. La única razón por la usaban dichas vestiduras, era porque reinos cercanos venían para la renovación de contrato comercial.
— ¿El Emperador ya vio su ropa? — Las criadas negaron, Luzu comprendió y miro en alto para después pasar al sirviente —. Sin duda has mejorado.
El joven se sintió apenado, pero feliz y agradecido de tal reconocimiento.
— Muchas gracias Emperatriz, significa mucho para mi — El castaño sonrió, esta reunión tenía un gran valor y propósito, sin mencionar qué vería la cara de viejos amigos.
Aunque estaba emocionado por el evento, su expresión era seria. Los nobles son instruidos para ocultar sus sentimientos y emociones, manteniendo siempre un rostro imperturbable. Dio un suspiro y abandonó la estancia, atrayendo las miradas de los sirvientes; algunos admiraban su reluciente y atractiva presencia, mientras otros murmuraban que era demasiado ostentoso. Respiró profundamente antes de entrar al jardín que él mismo había cultivado. Una sonrisa se dibujó en sus labios rosados y hermosos. Cada flor parecía susurrar secretos de un amor eterno. El estanque, reflejando el cielo como si fuera un espejo, parecía sacado de un cuento de hadas, y las majestuosas rocas alrededor daban la impresión de haber sido colocadas por seres mágicos, creando un refugio encantado. Las flores, con tonalidades de amarillo, naranja, púrpura, azul y blanco, se mecían suavemente con la brisa que traía el dulce aroma de la naturaleza. Cada pétalo brillaba con una luz celestial, como si emanasen de ellos una luminosidad divina. El follaje espeso, con su gama de verdes, formaba un dosel que invitaba a explorar sus senderos secretos, donde cada paso revelaba un rincón más encantador que el anterior.
Cada paso sobre las piedras le hacía sentirse como una mariposa emergiendo de su crisálida, desplegando sus alas para iniciar su vuelo. La frialdad de su expresión se transformó en ternura, y con delicadeza levantó parte de su traje para sentarse junto al estanque transparente, dejando que su vista se perdiera en el paisaje. Aspiro el refrescaste viento qué acariciaba su rostro. Siempre ha sentido una profunda conexión con el reino de las flores. Desde su infancia, los jardines de su hogar eran su refugio, un lugar donde podía escapar de las responsabilidades y encontrar paz entre los pétalos y aromas. Cada flor en su jardín tiene un significado especial para él. Las rosas rojas simbolizan su pasión y fuerza, mientras que los lirios blancos representan su pureza y nobleza. A menudo se le puede ver paseando por los jardines, acariciando suavemente los pétalos y hablando con aquellas encantadoras como si fueran sus confidentes más cercanos. Para el emperatriz, aquella bella flora no son solo plantas; son seres vivos que responden a su amor y cuidado. Él cree firmemente que su jardín florece tan espléndidamente porque sienten su amor y devoción. En las noches de luna llena, organiza ceremonias para si mismo en el jardín, donde ofrece agradecimiento a los dioses por la belleza y la calma que le brindan. Estas ceremonias son momentos de introspección y gratitud, donde renueva su compromiso de proteger y cuidar su amado jardín. Sus ojos rubí fijaron su vista en el cielo. Cualquiera qué pasará, no vería al emperatriz, sino a un joven disfrutando.