Capítulo 31

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Joong golpeó la puerta de cristal con sus nudillos dos veces seguidas. Tras ella, la tienda de segunda mano, se encontraba semi a oscuras y en completo silencio.

-¡Está cerrado! -Volvió a golpear. -¡¿Quiere una cita para otro día?! -De nuevo golpeó. -¡Señora Tawinan, ¿ha vuelto a olvidarse de sus gafas?! -Cuanto más se acercaba a la puerta más bajo era su tono en el sentido de gritar y finalmente se calló al observar tras el cristal a Joong sonriendole levemente. -¿Qué haces aquí? -Cuestionó aún sin abrir la puerta.

-Has dicho por Twitter que necesitabas un abrazo y otros cosas que estoy seguro no quieres de mí... -Comenzó sintiéndose orgulloso de que la frase que había estado preparando de camino estuviera saliendo rodada por su boca sin titubeos o incoherencias. -...pero, te he traído un batido de fresa; tu favorito.

Dunk lo observó con sus cejas lo máximo posible juntas en su centro y finalmente abrió la puerta parcialmente conmovido por el acto del tatuado. A fin de cuentas estaba allí porque se había preocupado por él. En silencio, Joong entró y miró la tienda de los primos Tang.

-Hace mucho que no vengo por aquí. -Susurró mirando la silla que siempre gastaba Phuwin para descansar tras el mostrador. -¿Debería volver a pasarme a diario para molestar? -Cuestionó en tono bromista, Dunk todavía lo miraba ciertamente confuso.

-Si vas a venir con batidos de fresa, ven cuando quieras. -Decidió decir, volviendo a tomar la escoba para terminar de barrer el local.

-¿Te queda mucho para cerrar?

-Me queda barrer y hacer la caja.

-Déjame, te ayudo. -Sonó a pedido, no a exigencia, algo extraño viniendo de Joong hacia Dunk por lo que este asintió y procedieron a terminar el cierre del local entre ambos en un cómodo silencio. Cuando finalmente terminaron, en la misma paz silenciosa, cerraron la puerta y anduvieron al parque frente a la tienda para sentarse en unos de los bancos bajo una farola. La noche ya había caído.

-Ten. -Joong le extendió el batido color rosado que había comprado para él a la par que daba una succión al suyo propio.

-Gracias. -Susurró sintiendo su cuerpo cambiar de ánimo al probar esa bebida que disfrutaba como un delicioso manjar. La risa de Joong, en tono bajo, lo sacó de sus pensamientos agradables.

-¿Qué? -Musitó acrespado, era natural estar a la defensiva con él.

-Realmente amas las fresas. -Mientras hablaban, dejando silencios de varios segundos entre una frase y otra, bebían de sus batidos. Dunk se relajó al sentir que no había tomado aquello como un inicio de pelea, parecía tan relajado allí con él que sonrió amplio y feliz.

-¿Sabes? Nunca he querido tatuarme algo a color. -Comenta captando totalmente su atención, aquello era un dato nuevo. -Tan solo me tatuaría una fresa en color.

-¿Una fresa? -Con su mano tatuada, temblando por los nervios de su siguiente movimiento, le aproxima su batido a medio beber al chico que lo mira creando un silencio expectante. Aquello era algo típico en ellos cuando se conocieron, en sus salidas antes del caos cuando eran tontos adolescentes que iniciaban una relación. Joong quería entregarle su medio batido de sandia y Dunk entonces debería entregarle a él el suyo restante de fresa. Siempre lo compartían de aquel modo.

-Tal vez también una sandía. -Añade, siendo sincero, accediendo al intercambio.

-Pooh podría hacértelo. -Joong confiaba en las aptas y amplias capacidades de sus hermano.

-Lo sé, pero ahora mismo no puedo hacerlo. -Joong lo miró cambiando su postura de lado en el banco para encararlo, Dunk miró al frente sin poder sostenerle la mirada. -Mi abuelo necesita más medicamentos, la moto de Phuwin ahora está en el taller y somos una persona más en casa. El mínimo dinero que pueda ahorrar debo hacerlo. -Joong lo miró y sonrió orgulloso, era tan maduro.

Príncipe de Plástico ⁓ GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora