Capítulo 65

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Los hermanos, los príncipes de Costa Rosa, estaban sentados en sus asientos dispuestos a tomar el almuerzo de la mañana. Prim miraba a su hermano menor y le cuestionaba por el trabajo que estaba desenvolviendo en Tailandia totalmente sumergido en el orgullo que sentía por él.

Jamás, en su vida, habría imaginado que Norawit fuera tan fuerte y valiente. Ella se había creído la independiente y fuerte en valor, cuando en realidad huyó para meterse en otra casa de ricos y rodeada de lujos. Sin embargo, qu hermano, había estado viviendo una vida real, normal y corriente, ganándose sus alimentos, ropas y techo con trabajo y esfuerzo.

Prim, cuando ya iban terminando el desayuno, fue consciente se la contrariedad que había en Norawit. Norawit se merecía ser el rey por su mente innovadora y progresista, por saber y ser capaz de todo. Pero, a la vez y por los mismos motivos, Norawit se merecía no ser rey, ser libre, y vivir su vida.

Las grandes puertas del comedor fueron abiertas de golpe por el servicio de palacio, a través de ellas cruzó la figura elegante pero envejecida del rey. La mirada oscura del hombre se clavó al instante en el joven de cabello negro, con esas ropas casuales oscuras y esos aros en sus orejas.

-Padre, es Norawit. Ha vuelto a casa para vernos... -Anuncia, Prim, con una sonrisa ilusionada y poniéndose en pie al igual que su hermano. Su frase se detiene cuando el hombre alcanza a su hijo para hacerle girar el rostro en un rápido movimiento tras una fuerte cachetada ensordecedora.

Príncipe de Plástico ⁓ GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora