Clase de Pociones [Capitulo 5]

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Severus Snape era el maestro de Pociones en Hogwarts, soportando a mocosos insoportables y apestosos. Todos siendo irritables y siendo un dolor en el trasero, todos los días dándole ganas de lanzarse por la torre de Astronomía.

O lanzarlos a ellos, lo que suceda primero.

Su vida era aburrida antes de conocer a Draco Malfoy y tenerlo como su ahijado a petición de su amigo Lucius. Los primeros diez años habían sido normales, Draco era un niño vanidoso pero amable con los que él apreciaba, también era bueno en la magia y en especial pociones que lo hacia apreciar al mocoso vanidoso más.

O eso fue hasta que el mocoso empezó a ir a Hogwarts al cumplir sus once años. Todo fue normal en su entrega de carta, el niño saltando emocionado por su según denominada por el "nueva aventura". Lucius le había contado sobre cómo Draco no paraba de mirar emocionado todo lo que compraban para el año escolar, además de contar sobre cómo conoció a un niño de ojos esmeralda muy lindo a su parecer.

Severus tuvo un Deja Vu cuando escuchó sobre  los ojos esmeraldas, pero lo había ignorado por su propio bien. Cuando Draco llegó a Hogwarts Severus noto como el pequeño buscaba desesperado su mirada, cuando lo encontró el niño sonrió aliviado y Severus solo bufo por lo bajo por la clara mueca de alivio del mocoso vanidoso.

Pensó que el niño tendría un año tranquilo, ignorando al hijo de Potter y Lily. Que tan equivocado pues en cuanto el niño vanidoso fue nombrado hacia Slytherin, minutos después un nombre que él desconocía fue nombrado.

—Perseo Jackson!—McGonagall grito y un niño de pelo negro azabache con ojos verdes marinos, su piel era bronceada y tenía una mirada curiosa. Sus túnicas eran ligeras y holgadas, se veían cómodas a simple vista y su postura era relajada.

Pero un escalofrío le recorrió por la espalda cuando los ojos verdes marinos se encontraron con los suyos. Su mirada se agudizó, y los instintos de Severus se dispararon.

Todo en esos ojos marinos gritaban peligro.

Pero luego el niño le sonrió, amable y sin intención de lastimar alguna. El chico dirigió una rápida mirada hacia atrás suyo en donde más niños con esa mirada curiosa y postura relajada hablaban entre sí. Su mirada se oscureció y eso al parecer los hizo voltearlo a ver con mirada asesina que los hizo escalofriantes, sus miradas eran como su de depredadores se tratasen pero luego sonrieron  con amabilidad.

Solo algunos de ellos, una de las chicas se cruzó de brazos y lo miró con un reto silencioso en sus ojos marrones. Severus bufo y miró la selección del niño de ojos marinos, este se sentaba en el taburete con total tranquilidad.

El sombrero fue puesto en su cabeza, y este parecía sorprendido por cómo su rasgada boca se abría un poco antes de que se arrugara y su puntiaguda punta se bajaba un poco, como si le estuviera dando una reverencia al niño. El niño cerró los ojos con una sonrisa confiada, su postura relajada y para Severus era evidente su temple tranquilo.

El sombrero se quedó en su cabeza durante unos siete minutos, Dumbledore parecía querer intervenir pero algo lo detenía. El gran mago parecía tenso, mirando a los estudiantes con detenimiento haciendo que Severus mirara a todos con ojos de águila.

—¡Hufflepuff!—el sombrero grito, y fue retirado de inmediato de la cabeza del niño que parecía enojado.

McGonagall le indicó su mesa y el mocoso hizo un puchero mientras se cruzaba de brazos y caminaba irritado las pequeñas escaleras, eso hasta que miró a los estudiantes por unos segundos hasta que pararon en su ahijado. Se le quedó viendo un minuto antes de que sonriera confiado, y a Severus un nuevo escalofrío le recorrió por la espalda.

El tiempo decidirá |Perco/Harco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora