Capítulo 9

93 45 38
                                    

Marnie

Un rastro de gotas guía mi camino.

El rastro es rojo.

Se me hielan las venas.

Sangre.

Vestigio de peligro.

Las huellas cilíndricas me llevan hacia el corazón de mi hogar ésta noche, el living. El centro de todo. Mis pasos son pesados y tambaleantes, los nervios afectan mi equilibrio y concentración. Mi llegada es recibida con una extraña escena, en la que no sé si agradecer el lindo gesto o terminar de correrlos a escobazos. Mi padre está atado y amordazado en una silla, en el centro de la sala.

La única con derecho a atar al cerdo de mi padre como un embutido de carne, soy yo.

Atrevidos.

—Y la que se excedió, soy yo —Me hablo a mi misma.

Kirill que está centrado en sus nudos, levanta la cabeza y me echa una mirada.

¿Qué?

Aparta la mirada.

Ay, hijo de su madre, a éste lo mato.

» Es-te —Atraigo su atención, tambaleándome en mi lugar con las manos detrás de mi espalda—. ¿Eres un mafioso?

Creo que eso ya está establecido, pero no cuesta nada cerciorarse.

Y vuelve a apartar la mirada.

Lo mato, ¿dónde hay un palo? A la cabeza, y se acabó el problema.

¿A Artem le importará? Puede que ni se entere.

» ¿Y cómo es la Bratva? —Le pregunto, ignorando las miradas de mi padre, que me observa con preguntas en los ojos—. ¿Tienen seguro dental?

Y ni una sola miradita recibo.

» ¿Te gusta algún deporte? —Amordazar a mi padre fue buena idea, no lo niego, debería haber tenido esa idea en el pasado. Pero tiene sus fallas, ¿ahora con quién hablo? ¿Y donde está Artem o el ladrón de estofado? Kirill no es un gran conversador—. ¿Tienes algún hobbie?

Nada. Es como hablar con la pared.

» ¿Haz visto algo bueno en la tele últimamente? —¿Cuantas preguntas llevo? Y ni una respuesta—. Yo estoy enganchadisima con "La casa del dragón"...

» Hasta estoy aprendiendo Alto Valyrio —Hasta risa causa, he tenido mil clases y profesores de español y ni una sola oración coherente me sale. Pero Alto Valyrio, soy una Master.

—¿Qué es Alto Valyrio? —Casi se me salen los ojos de las cuencas al escucharlo hablar.

—¡¡¡Ahhhhh!!! —Grito y se va para atrás, asustado—. Me contestaste.

Sus ojos están abiertos, muy abiertos.

—¿Esperabas que no?

Ignoro su pregunta.

—El Alto Valyrio es un idioma —Le contesto su primera pregunta—. Una lengua muy linda, que hace que todo suene muy sexy, muy intenso —Explico pensando en todos los videos de tiktok que me vi, de personas hablando el idioma—. Hasta mandarte a comprar un saché de leche a la tienda de la esquina, suena... uffff —Agito mi mano, lazando aire a mi cara—. Es una lengua inventada.

—Estás demente —Habla en susurros pero logro escucharlo. Se levanta impulsándose con las manos y vuelve a ignorarme, contemplando su obra: los nudos que le modela mi progenitor.

¿Una vueltecita?, ah si, no puede.

—¿Y... hace mucho estás en esto? —¿Ya se acabó la conversación? Yo creo que no.

Un Huésped Indeseado © (INTRUSOS I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora