Ella llego a su vida a enseñarles qué no estan solos, que estar mal esta bien. Que cualquiera puede cambiar. eso hace que ellos estén locos por ella.
Ella está tan enamorada de ellos que daría todo por amor. Aunque eso implique dejarlos seguir su c...
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— ¿Te dijo que sí? — Pregunto el castaño.
— ¿Dudaste de mis encantos?
— Un poco — confesó el moreno.
— ¿Pero como se lo pediste? — dijo curioso.
Theodore se inclino en el sofá para acercarse a sus amigos. Estos también lo hicieron para escuchar mejor.
— Fue fácil, le di un ramo de flores, hice un Picnic en el lago y le estuve diciendo cosas cursis todo el rato. Talves hubo beso de por medio. — murmuró orgulloso.
— ¡¿Qué?! ¡Te besaste a Brown! — soltó Blaise sorprendido.
Theodore alarmado, le hizo señas para que bajara su tono de voz. En cambio Matthew, solo analizaba el comportamiento de su amigo en silencio.
— Pues si la bese y no estuvo nada mal he. La chica tiene su encanto bien puesto.
— ¿Y luego qué harás con ella? — Dijo Matthew mirándolo pensativo.
— Bueno, en algún momento ella se irá de Hogwarts. Y cuando ese momento llegue, volveré a hacerle caso a mis chicas. — dijo con superioridad.
— ¿También la utilizarás? Te recuerdo que estas en un territorio peligroso. — Dijo con cautela.
— Da igual, el que come callado, repite. — dijo restándole importancia.
Matthew se levantó del sofá individual en el que se encontraba y se retiró en silencio.
(...)
Se vio por última vez en el espejo alisando su vestido con sus manos. Se acomodo el cabello y por último sonrió satisfecha por el resultado.
Esa noche era el baile de Navidad. Se había puesto un vestido rosado tierno, hecho a su medida.
Unos tacones rosado, haciendo juego con el vestido y se había ondulado más de lo normal su cabello.
Se demoró en el maquillaje, ya que quería que esa noche se notará aun más que en los días cotidianos.
Portaba un collar de perlas las cuales están estaban separadas.
Se coloco el único perfume que su padre le había comprado a sus 12 años.
Salió del cuarto y noto como todos los alumnos de Durmstrang estaban vestidos de un traje rojo. Algunos que la miraron le sonrieron, lo cual fueron respondidos amablemente con otra sonrisa de Dickson.
