"Overlord down to the roots"

"Un triste pensamiento"

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Ainz Ooal Gown caminaba lentamente por el vasto campo abierto del sexto piso de la Gran Tumba de Nazarick. A su alrededor, la simulación de la naturaleza era perfecta: un río serpenteaba con calma, los animales vagaban libremente, y los árboles se alzaban majestuosos hasta donde alcanzaba la vista. Pero, en el corazón del Supremo, algo faltaba.

"Si Blue Planet estuviera aquí, no dudaría en dejar la tumba para explorar este vasto mundo lleno de vida que conquisté tras la muerte del Lord
dragón de la brillantez," pensó Ainz con melancolía mientras sus pies crujían sobre la hierba. "Tal vez, si mis amigos estuvieran en este mundo conmigo, todo sería diferente..."

Ainz no pudo evitar imaginar cómo habrían sido las cosas si los demás miembros de Ainz Ooal Gown estuvieran allí. Blue Planet, siempre tan conectado con la naturaleza, habría abandonado inmediatamente la tumba para explorar el vasto y vibrante mundo exterior. Su amor por los paisajes naturales era inigualable, y ver un mundo tan lleno de vida habría sido un sueño hecho realidad para él.

Ulbert Alain Odle, por otro lado, probablemente habría desencadenado el caos con su magia oscura, lanzando un ataque masivo contra cualquier ciudad cercana, deleitándose en la destrucción. Sin embargo, su impetuosidad siempre habría sido contrarrestada por Touch Me, el paladín que valoraba la justicia por encima de todo. Touch Me lo habría detenido con un golpe en la cabeza, recordándole la importancia de proteger vidas, no de destruirlas. Y, como siempre, Yamaiko, la "hermana mayor" del grupo, habría intervenido rápidamente, golpeando a ambos en la cabeza con sus puños para detener la pelea antes de que empeorara.

"Sería tan divertido ver a todos juntos de nuevo..." pensó Ainz, dejando que la nostalgia lo envolviera. "Tabula Smaragdina estaría discutiendo teorías con Punitto Moe, mientras Takemikazuchi intentaría organizar una competición de artes marciales. Bukubukuchagama probablemente estaría tratando de mantener el orden, aunque todos sabemos que ella misma terminaría siendo la más ruidosa de todos. Peroroncino no perdería la oportunidad de hacer alguna broma inapropiada, seguido por el rostro de desaprobación de su hermana. Luci★Fer y Bellriver estarían planificando la próxima estrategia, siempre enfocados en el largo plazo, y Ulbert, bueno, siempre Ulbert, siempre buscando alguna manera de imponer su caos..."

Finalmente, Ainz se sentó bajo la copa de un árbol, observando el paisaje con ojos vacíos. Todo a su alrededor parecía vivo, un reflejo del sueño de Blue Planet, su amigo que anhelaba un mundo donde la naturaleza floreciera. Pero el mundo real había sido destruido, arruinado por la codicia de las empresas y la negligencia de los gobiernos. La carne se había convertido en comida digitalizada o inorgánica, y el aire puro había sido reemplazado por una contaminación radioactiva mortal. Vivir en ese mundo habría sido insoportable... si no fuera por la compañía de sus amigos.

"¿Qué estarían haciendo ahora si estuvieran aquí?" Ainz suspiró profundamente, recordando las innumerables aventuras que compartieron en Yggdrasil. Cada uno tenía su propia personalidad, sus propias motivaciones, pero juntos formaban un equipo inquebrantable. Era difícil imaginar su vida sin ellos.

Los pensamientos melancólicos de Ainz se vieron interrumpidos cuando Mare, uno de sus leales Guardianes, apareció corriendo hacia él.

"Lord Ainz, hemos encontrado algo en las lejanías de las montañas, más allá del Reino Dracónico, ahora parte del Reino Hechicero," informó Mare con voz temblorosa, claramente afectado por la magnitud del descubrimiento.

Ainz levantó una ceja con interés y pidió más detalles. Mare explicó que habían descubierto un árbol antiguo en un campo desolado, rodeado por una magia protectora de alto nivel, posiblemente de super nivel. A medida que Mare relataba su encuentro, Ainz no pudo evitar sentir una creciente inquietud.

"El árbol... habló, Lord Ainz. Dijo que se estaba muriendo, que los dioses se alejan, y que las estrellas se alinean para una nueva amenaza... Antes de que pudiera decir más, me atacó y sufrí un daño equivalente al 70% de mi salud" explicó Mare, todavía asombrado por la potencia del ataque."

El poder de ataque de ese árbol no era algo común. Si lo comparaba con el del Lord Dragón, este había sido más devastador. Sin embargo, lo más inquietante era que el árbol no había intentado matar a Mare, sino transmitir un mensaje. Un mensaje que Ainz comprendió claramente.

"Llévame allí" ordenó Ainz, levantándose de inmediato.

Mare negó con la cabeza, su voz cargada de preocupación, "No podemos exponerlo a tal peligro, Lord Ainz. El árbol es muy poderoso... no queremos que usted arriesgue su vida."

Ainz sonrió bajo su máscara ósea y acarició la cabeza de Mare con suavidad, "No te preocupes, Mare. Estaré bien. Ese árbol está debilitado, y llevaré todas mis protecciones. Además, recuerda: Ainz Ooal Gown no conoce la derrota.

Con esas palabras, llenas de poder y confianza, Ainz invocó su Báculo de Ainz Ooal Gown y se teletransportó a su trono. Desde allí, llamó a todos los Guardianes de Piso para que lo acompañaran a la ubicación del árbol.

Mientras los Guardianes se reunían, Ainz no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Albedo, la siempre leal Supervisora de los Guardianes, fue la primera en llegar, con su habitual sonrisa y devoción. Sebas Tian, fiel hasta la médula, se mantuvo en silencio pero alerta, siempre preparado para cualquier eventualidad. Cocytus, con su imponente figura, ya se estaba preparando para la batalla, mientras que Shalltear, con su habitual coquetería, intentaba llamar la atención de Ainz. Pero Ainz estaba demasiado concentrado en lo que estaba por venir para notar los habituales juegos de Shalltear.

Una vez que todos los Guardianes estuvieron presentes, Ainz dio la orden. La misión era clara: descubrir los secretos del antiguo árbol, entender su poder y, sobre todo, averiguar qué significaba la advertencia que Mare había recibido.

El grupo se preparó minuciosamente, con Ainz liderando la marcha, sabiendo que lo que estaba a punto de enfrentar podría cambiar el curso de la historia. Lo que no sabía era que el encuentro con ese ser antiguo marcaría el inicio de una nueva y trascendental aventura.