Capítulo 3

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Despertó cuando la alarma se activó, desperezo su cuerpo apaleado, como si de verdad sus fuerzas mermaran con lentitud.

Cuando sintió una presencia extraña, saltó de la cama en el vano desespero por huir, la muerte, esperó con calma con las piernas cruzadas viendo el peculiar reloj de arena.

—No tengo todo el día, deja de mirarme como si hubieras visto a un fantasma, no soy de tan bajo nivel.

—¿Qué demonios haces aquí? Pensé que esta pesadilla había terminado

—Diría que no lamento el asunto, pero, lamento esto por mí, tengo cosas importantes que hacer y no estas colaborando mucho que digamos.

—No entiendo—se acercó con sigilo como si fuese algún perro rabioso

—Sigo apareciendo aquí—su figura se agrandó, de tal manera que llego al techo, la casa se estremeció, Ava, sintió tanto miedo que grito que parase.

—Debemos encontrar una solución, no sabía que la muerte fuese tan desesperada, tampoco es que quiera que aparezcas por aquí.

—Tengo mucha paciencia, no sabes cuanto esperé en su lecho de muerte a Hitler.

—¡Espera un momento!, la historia indica que el bigote gracioso, se suicidó con un tiro en la cabeza, como lo que era, un cobarde.

—Ustedes los mortales creen todo lo que leen, para que lo sepas, después de la primera noticia de que, "murió como un héroe", al pasar los días las versiones se multiplicaron. Pero que van a saber ustedes, no estuvieron presentes como lo estuve yo. —la chica no podía creer lo que escuchaba, cerro la boca de la impresión y prosiguió con su interrogatorio.

—Así que, ¿eres tan viejo?

—Desde que Eva, mordió el fruto prohibido.

Examinó la habitación de la chica, Ava, miraba con interés, como si no fuese un ser inmortal que anduviera curioseando sus cosas.

—Solo espero no aparezcas cuando este desnuda o en el baño—lo vio con cara de enemigos mortales.

—No me interesan esas cosas, pero, no sé por qué me recuerdas a alguien.

—¿Cuánto tiempo dices que llevas observándome?

—No hace mucho, no llevo la cuenta, calculo que un año pues recuerdo que celebraras tu cumpleaños y hace cinco días volviste a hacer lo mismo, el tiempo para mi es importante, pero no llevo un recuento exacto de cosas banales.

—A que te referías al decir que "tienes cosas importantes que hacer" solo ve y has lo que deseas.

—No estas comprendiendo, cada vez que deseo ir a donde debo ir, aparezco donde estas. Desde que lograste verme, se me ha hecho imposible moverme lejos de ti.

—Eso es escalofriante.

—Si, es horrible tener que estar atado por alguna razón, a un ser tan inferior como un mortal humano, que para lo único que sirven, es para abono cuando mueren.

—¡Auch!

—Creo que es a lo que ustedes llaman, frustración, tengo muchas ganas de destruir algo, o a alguien.

La chica no podía detallar su rostro, para ella no lo tenía, solo era un foso oscuro, pero podría jurar que la estaba viendo de forma amenazante.

—¡Espera! Antes de que cometas un error, debes saber que ignoro lo que sea que te esté pasando, no es mi culpa—dictó con temor.

—No me importa, igual no puedo hacerte daño, aunque confieso que nunca había experimentado el deseo de lastimar a un humano, hasta hoy.

—Que alivio—respiro con tranquilidad, pero la muerte aun parecía inquieta.

—Quiero hacer una prueba

—¿Cuál?

—Debes acompañarme, y para eso debes tocar la mi túnica y no soltarla.

—No haré tal cosa, estás loco, no puedo acompañarte a donde sea que vayas.

—¡Hazlo! —gritó en lo alto—no puedo seguir perdiendo el tiempo, es importante hacer mi trabajo.

—Sí, matar personas—lo acusó con molestia.

—No lo haces a las buenas, está bien, lo harás a las malas—entonces, la muerte extendió su túnica, y sumió a la chica en la completa oscuridad, sin importar los vituperios que le lanzaba Ava.

Cuando llegaron donde la muerte deseaba, soltó a la chica quien de inmediato le lanzo una punta pie, que fracaso por completo.

—Soy un ser inmortal no un triste saco de carne. Tranquilízate y camina.

—¿Dónde estamos? —se percató de que estaban en un hospital, caminaron sin premura cuando el reloj de arena de la muerte se detuvo.

—¿Así es cómo funciona? —interrogó con curiosidad.

—Ella debió morir hace días, cuatro aproximadamente.

—¿Ella? —susurró sin comprender, pero siguió tras el ente, Ava, miraba por todos lados a las muchas personas que iban y venían, que entraban y salían mientras iban en una dirección que ella desconocía, hasta que se quedaron frente a una habitación.

Los ojos y boca de Ava, se abrieron demostrando sorpresa, ella no podía creerlo.

—No te atreverías—su voz temblaba al ver como la muerte se acercaba a la cama de la pequeña de al menos diez años.

—Su tiempo se acabó, y es mi trabajo.

—Pero, si no lo haces ella podría seguir viviendo—en vano intentaba "hacer que la muerte comprendiera la situación"

Haciendo caso omiso a sus suplicas, el ser inmortal toco con su guadaña la frente de la niña, de inmediato, el aparato que monitoreaba los signos vitales dicto que su corazón se había detenido.

Ava creyó ver un destello que le pareció familiar, entonces, la muerte tomo un pequeño frasco lo abrió y ahí recolecto la pequeña, pero brillante luz de vida que reciente mente quito.

Los ojos de la chica se cristalizaron, mientras caminaban de regreso, vio como los padres llamaban con gritos a los doctores, el dolor en sus rostros los gritos de impotencia eran evidentes.

—Eres un monstruo—limpió las lagrimas que habían salido mientras despotricaba contra la muerte, quien no le interesaba mucho lo que opinara su acompañante.

La volvió a cubrir con su negra túnica y prosiguieron con el trabajo, con cada muerte ella se sentía más y más dolida y también débil.

Después de lo que le pareció una eternidad, y en un impulso de ira mesclada con desesperación e impotencia, Ava, obligó a la muerte a regresarla a su casa.

Al llegar cayó de rodillas agotada, sin poder creer lo que había pasado, sin saber como es que lograron regresar a su casa.

—¿Qué hiciste? Debes regresarme al trabajo. —la casa retumbo y se escucho como el cielo se estremeció—es importante que cumpla con el trabajo, si no lo hago se perderá el equilibrio y pueden causar una catástrofe en masa, ¡debes comprenderlo mocosa!

—No se como hacerlo—tomo su cabeza entre sus manos con temor—juro que no sé qué está pasando.

La muerte al ver su cuerpo temblar, comprendió que la mortal decía la verdad, sin embargo, necesitaba repuestas.

—Te creo, pero necesito que me ayudes, debemos corregir cualquier cosa que haya pasado, porque sino lo hacemos, nacerá un nuevo caos, se abriría otra caja de pandora.


—Solo imagina un mundo sin la muerte.

¿Qué vio Ava Davis? ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora