Dia 3: El trato / Cadenas Dia

196 27 1
                                    

"El principe consorte"

Advertencia: Lemmon algo explícito, se recomienda discreción

Había pasado casi un año desde que Alastor se había casado con Charlie, le tomo mucho tiempo convencer a Lucifer sobre su propuesta matrimonial, puesto que él realmente lo odiaba por haberse atrevido a acercarse a su manzanita, además de que era un simple pecador que no estaba a la altura de la realeza infernal. Pero poco le importaba a Alastor lo que pensara realmente Lucifer.

Todos en el infierno se preguntaban por qué el gran demonio de la radio se había casado con la princesa Charlie si se suponía que no le agradaba nada de las relaciones personales.
Pero Alastor supo cómo jugar muy bien sus cartas, aunque no podía negar que odiaba el hecho de estar encadenado a ella, era su única vía posible si quería lograr su objetivo: el poder


< - Es algo simple - Comenzó hablando Charlie mientras él luchaba por aferrarse a su no vida - Necesito casarme y tú necesitas poder - Sonrió de manera maliciosa mientras que Alastor la miro sin entender - Te daré todo el poder que quieras, siempre y cuando no rebase el mío ni el de mis padres y nunca podrás asesinarnos ni traicionarnos o de lo contrario morirás en el acto, a cambio deberás casarte conmigo y cumplir con los deberes de príncipe consorte ¿Es un trato?

La joven princesa extendió su mano mientras sus cuernos sobresalían de su cabeza, mostrando así su forma demoníaca. Alastor lo pensó por un instante, sabía que era una excelente oferta y podrá tener ciertas cláusulas que no estaban del todo claras, pero aun así no podía negarse, lo necesitaba más que nada

- Es un trato, querida - Sonrió y tomo la mano de la princesa sellando así el trato entre ambos >

Dio un último trago a su bebida y salió del bar, no sin antes dejar unos cuantos billetes sobre la barra. Camino con aire despreocupado por toda ciudad pentagrama, con su característica sonrisa estampada en el rostro y observando de manera divertida como los pecadores de baja categoría huían despavoridos tan solo con verlo y ahora más al saber que era el príncipe consorte.

Nadie se metía con él, nadie se atrevía a llevarle la contraria, ni siquiera Vox su enemigo jurado eran tan tonto como para desafiarlo ahora que podría un poder mucho más grande que el de cualquier overlord.

Alastor se sentía en la cima de todo, y aunque no lo pareciera no buscaba el reinado del infierno, no, era demasiado aburrido para él, lo único que quería era ser más poderoso y que con ello nadie se atreviera a cuestionarlo, pero ya ser el esposo de la heredera al trono era un plus al trato que había realizado.

- Bienvenido su majestad - Saludo uno de los guardias imperiales mientras habría las rejas del palacio

Alastor camino con paso firme y observo con detenimiento el jardín que, aunque nunca se comparaba al del mundo terrenal, su aspecto era hermoso a su manera, las rosas negras le daban el toque perfecto.

- Oh Alastor, querido es bueno verte - Saludo Lilith quien estaba cuidado de sus preciosas rosas

- Mi reina, un placer - Saludos Alastor de manera educada. Aunque no lo dijera, le agradaba la reina, era tan elegante y sofisticada, nada que ver con su famoso marido

- Charlie, te está esperando en la oficina - Sonrió de una manera que hizo que Alastor se sintiera ansioso.

Asintió con la cabeza y comenzó a caminar hacia el despacho de Charlie, la noche ya se estaba haciendo presente y le sorprendía que no hubiera nadie más que unos cuantos sirvientes que a medida que se iba acercando a su destino dejaban de aparecer, como si tuviera prohibida esa parte del palacio.

Charlastor Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora