Uno

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Sunoo

—Me encanta que lleves puesto trajes de color rojo. Resalta tu belleza y grita lo sexy que eres.—alaga mi acompañante mientras acaricia mi rostro.

Lo sé.

Alejo la copa de vino de mis labios y le guiño un ojo.

—¿Sabes que me encanta a mi?—pregunto y él niega sonriendo ladeado.—Me encanta que lleves puesto tu anillo de casado. Haces más excitante y peligroso nuestros encuentros.—termino de decir en un tono coqueto y a este punto la lejanía es inexistente entre nosotros.

Esta es mi vida y la vivo al máximo. No me preocupo en nada más que en mi mismo, y como no, si mi familia me vetó y aisló de ellos, me alejó de sus vidas "perfectas", no me llaman para invitarme a algún evento importante desde que mi gemelo Seonwoo se casó con Sunghoon, mi primer y único amor. Muchas veces intenté ir a verlos, en navidad para ser preciso pero no podía aparecer donde no me han invitado y no soy muy bien recibido en el pueblo de Suwon-Corea donde nací. Por eso huí, para hacer mi vida en Nueva York donde me divierto y no le rindo cuentas a nadie.

Y eso me encanta, soy libre.

—Pideme lo que quieras Sunoo y lo tendrás enseguida.—murmura Andrew uno de mis amantes con quién suelo divertirme y como muchos cayó a mis pies al no resistirse a mis encantos.

Es casado y tiene mucho dinero, lo segundo me importa más para que podamos divertirnos juntos.

Si, soy un interesado con mis conquistas.

—Por el momento disfrutemos la noche querido.—le hablo con el mismo tono, seductor como sé que le encanta.

Sonríe y asiente. Alza su copa, entiendo y junto nuestras copas de vino para posteriormente beber mientras nos miramos.

No pasa mucho. Al rato terminamos acostandonos y saciando su deseo sexual por mi en un lugar privado donde él suele llevarme.

—Adiós bello Sunoo.—se despidió dejándome en la entrada de mi edificio a horas del amanecer.

—Adios Andrew querido.—le contesto rozando nuestros labios en despedida.

—Esto es para ti.—me entrega una cajita antes de irse.

—Gracias.—un último beso e ingreso a mi edificio para dirigirme a mi departamento, al llegar y estando totalmente agotado solo me desnudo para lanzarme a la cama.

Abro la caja que me dió Andrew antes de irse, una sonrisa aparece en mi rostro al descubrir lo que es.

Una tarjeta de crédito sin límites y un brazalete de perlas.

—Es poco acostumbrado a lo que me dan otros pero lo vale.—reí para dejar sus regalos a un lado.—¡Sigue intentando Andrew!—sigo burlandome pero mi risa se calla al observar la cómoda a lado de mi cama donde está en un marco esta una fotografía de mi madre, mi gemelo y yo, me puse mal de inmediato así que lo tome en mis manos unos segundos para después guardarlo en el primer cajón de la cómoda.

—Que puto es Sunoo... No se respeta... Es un fácil.—imito voces de algunas personas que hablaban mal a mis espaldas en Suwon.

Todos me miraban con ojos juzgadores y cuchicheaban en grupos, era obvia la razón, les molestaba mi rebeldía en el instituto. Venir a Nueva York fue lo mejor para así no escuchar ni ver a gente que me odia.

—Sunghoon—pronunció su nombre con un dejo de tristeza.

El esposo de mi hermano. El primer chico de quién me enamoré y él único a decir verdad. Un chico tan diferente a los demás sin duda alguna. Río recordando. ¿Cómo lo conocí? En una fiesta suya organizada por su cumpleaños, yo me cole a esa fiesta con unos amigos, ahí vi por primera vez a Sunghoon un chico que parecía fuera de este mundo, ese día hablamos mucho, acordando volver a vernos, no esperaba que semanas después empezará a salir con mi gemelo Seonwoo. Eso me afectó bastante pero no lo demostré y trate de ignorar lo que pasaba pero solo era por fuera porque por dentro sufria. Y según escuché murmullos de chismes, a Sunghoon le contaron sobre mi reputación, y supongo que sé lo pensó dos veces y por eso no me buscó. En cierta parte lo entiendo.

Ocupando su lugar || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora