De Camino a la Oficina del Director
Caminaba por los extensos pasillos de la academia, dirigiéndome a la oficina del director. Incluso por dentro, el diseño era pretencioso, claramente destinado a impresionar a los padres que buscaban la mejor escuela para sus hijos y se dejaban llevar por las apariencias.
Toqué la puerta del despacho del director y, de inmediato, escuché su voz diciéndome que pasara. El director tenía un aspecto elegante y un acento extraño, como el de un angloparlante que aún no dominaba el idioma. Me señaló varios puntos importantes a tener en cuenta en esta escuela.
Me entregó un calendario con fechas importantes anotadas, como exámenes, festivales y demás tradiciones de la escuela. También me indicó a qué salón debía ir al terminar la reunión y me deseó suerte.
Al salir del despacho, sentí las miradas de los estudiantes mientras caminaba hacia mi nueva aula. Algunos me miraban por encima del hombro y otros con interés. No le di importancia y seguí mi camino.
Al llegar a mi salón, encontré lo que se podría esperar de un aula normal: chicas con chicas y chicos con chicos, todos en grupos distintos, hablando y siendo ruidosos. Gran parte del salón quedó en silencio cuando entré y tomé un asiento libre cerca de la ventana, que daba unas vistas hermosas de los campos de entrenamiento de la escuela. Al sentarme, varios estudiantes se acercaron a hablarme sin ningún tipo de vergüenza. No entendía por qué los del pasillo me miraban tan curiosamente, pero estos estudiantes me explicaron que era raro que alguien entrara de la nada y en el tercer año.
Ahí entendí el interés en mi persona. Algunos preguntaban si había entrado por beca o recomendación. Era difícil explicar mi situación con mi padre, así que me limité a evadir la pregunta mientras trataba de hablar con todos. El bullicio se detuvo de inmediato cuando la profesora entró al salón.
Al parecer, en esta escuela sí guardan algo de respeto...
Mientras la profesora acomodaba unos papeles en su escritorio, se dirigió a la clase:
—Como muchos ya notaron, hoy tenemos un nuevo estudiante en la escuela aparte de los de nuevo ingreso. Dejemos que él se presente como guste.
—Hola, mi nombre es Kiyotaka Ayanokōji. Mis pasatiempos son el ajedrez y leer de vez en cuando. Es un placer.
La clase quedó sorprendida por mi presentación. Tal vez fui demasiado simple.
—Bien, denle la bienvenida a nuestro nuevo estudiante, Kiyotaka Ayanokōji, siendo buenos compañeros —dijo la profesora mientras aún acomodaba sus papeles.
La emoción del salón se desvaneció al notar que las hojas de la profesora eran de un examen que estaba a punto de aplicarnos.
Comenzó a repartir las hojas a cada estudiante. Cada examen constaba de dos hojas con preguntas a cada lado. Al llegar a mi asiento, me dio mi examen mientras me decía que me esforzara, ya que con esta prueba demostraría si soy digno de estudiar en Shuchi'in.
Poco después de entregar los papeles a todos, dio la orden de comenzar con el examen. Las preguntas eran tan simples que parecían una trampa. Antes de siquiera tomar mi lapicera para responder, ya había resuelto la primera página. ¿Esto de verdad era una prueba?
Miré a mi alrededor extrañado, ya que esperaba más de esta escuela, notando cómo casi todo el salón tenía dificultades hasta para responder la primera pregunta. Sin enredarme tanto en mis pensamientos, me dispuse a responder el examen rápidamente, dejándolo perfecto para un 100. Al ver que terminé mucho antes que el resto, fingí estar respondiendo mientras esperaba a que alguien más terminara.
No pasó mucho tiempo para que alguien alzara la mano. Me sorprendió notar que era la vicepresidenta del consejo estudiantil, Kaguya Shinomiya. Parece que con el alboroto no la había notado. Después de que ella entregó su examen, hice lo mismo, dejando sorprendida a la profesora.
Los minutos pasaron y finalmente todos entregaron sus exámenes, dando fin a la primera clase del día. La campana sonó, señalando la hora de la comida.
Me dispuse a salir del salón junto a mis compañeros cuando escuché a la profesora pronunciar mi nombre.
—Estudiante Kiyotaka, usted obtuvo una puntuación del 100%. Muchas felicidades, estuvo a la par de la vicepresidenta del consejo. Siga así, joven. Estoy segura de que le irá muy bien. —Gracias, profesora.
Mientras comía algo de las máquinas expendedoras de la escuela a solas, escuché el anuncio de que los resultados del examen que acabamos de tomar fueron publicados.
Eso me parece apresurado, pensé al ver las pantallas que mostraban los resultados. Viendo mi nombre junto al de Kaguya, ambos con una puntuación del 100%, me complació aunque ya lo esperaba. Mientras regresaba a sentarme, se acercaron a mí varios alumnos para felicitarme. Les parecía increíble que alguien nuevo igualara a la vicepresidenta de esa manera. Mientras una lluvia de preguntas sobre mi pasado caía sobre mí, vi al presidente caminando hacia mí, a lo que mis compañeros procedieron a abrirle el paso.
—Eso fue increíble, Ayanokoji. Acabas de llegar y ya eres una estrella, debes estar complacido. —Solo tuve suerte, había estudiado el tema del examen justo ayer, así que estaba algo preparado. —Aun así, te pusiste a la par de Kaguya. Me gustaría saber qué más puedes hacer. Hasta entonces, disfruta de la escuela, Kiyotaka Ayanokoji.
Sin saber a qué se refería con "me gustaría saber qué más puedes hacer", me limité a darle las gracias y dejar que se fuera con Kaguya, quien tenía una expresión seria. Al parecer, no le gustó mi resultado, pero no me importa.
Voy a llegar a lo más alto de esta escuela, sin importar a quién tenga que aplastar por el camino.
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Ayanokoji en Kaguya-sama: Love Is War
FanficAyanokōji es transferido a la academia shuchi'in e intentará llegar a lo más alto de esta a como de lugar Ningún personaje en esta historia es mío.