El regreso a la rutina escolar tras la excursión fue inevitable. Las aulas, los pasillos, el ambiente cargado de expectativas y tensiones... todo volvía a su lugar, como si la experiencia reciente no hubiera dejado su huella en cada uno de nosotros. Sin embargo, sabía que las dinámicas habían cambiado. Los rostros familiares, los saludos automáticos y las miradas calculadas escondían más de lo que aparentaban.
Kaguya Shinomiya. La conocía lo suficiente para saber que sus pensamientos giraban en torno a mí ahora más que nunca. Había probado una pequeña muestra de lo que soy capaz, y su prudencia se había agudizado. No es que eso me preocupara; al contrario, me beneficiaba. Tener a Kaguya como un peón más en mi tablero solo ampliaba mis opciones. Ella trataría de mantenerse a salvo, de no cometer errores, pero eso solo la haría más predecible.
La vi desde mi asiento en el aula, entrando con su habitual porte impecable, como si no hubiera ocurrido nada. Pero los ojos siempre delatan más de lo que las palabras pretenden esconder. Había una tensión sutil en su mirada, una alerta constante. Sabía que estaba bajo mi vigilancia, y eso la incomodaba.
"Hoy toca matemáticas," pensé mientras organizaba mis materiales sobre el pupitre. "Pero mi verdadero trabajo empieza ahora."
*40 minutos despues*
El sonido metálico de la campana resuena en el aula, señalando el final de la clase de matemáticas. Al instante, el profesor comienza a recoger sus materiales, y los estudiantes se levantan de sus asientos con una mezcla de alivio y prisa. Me tomo mi tiempo para cerrar mi cuaderno, asegurándome de que todo parezca rutinario, sin prisas ni demoras.
Mientras me levanto y me dirijo hacia la puerta, siento la mirada de Kaguya clavada en mí. Desde nuestra última interacción, ella ha estado más atenta, como si cada movimiento que hago pudiera ser una pista de mis intenciones. Sabe que soy un enemigo formidable, pero aún no puede anticipar mis pasos.
Salgo al pasillo, y ella me sigue, manteniendo una distancia prudente, pero lo suficientemente cerca como para iniciar una conversación si lo desea. Justo antes de girar hacia la siguiente clase, me detengo, fingiendo que reviso algo en mi mochila. Kaguya se acerca, tal como lo esperaba.
"¿Algo en mente, Kaguya?" pregunto, sin levantar la vista, manteniendo el tono casual.
Ella titubea por un segundo, una fracción de duda en su voz antes de responder, "Solo estaba pensando en el próximo examen. Parece que será bastante complicado."
"Complicado para algunos," comento con un leve matiz de indiferencia. Mi tono está diseñado para parecer despreocupado, pero lo suficientemente cargado de significado como para dejarle claro que las pruebas, por difíciles que sean para los demás, no representan un desafío para mí.
Kaguya sonríe, pero es una sonrisa tensa, llena de cautela. Puede que haya aprendido a ser más reservada, a esconder sus emociones mejor que antes, pero esa tensión en sus gestos la delata. Sabe que la estoy evaluando, probándola, incluso en una conversación aparentemente trivial.
"Supongo que no tienes nada de qué preocuparte," dice finalmente, sus ojos buscando los míos, tratando de medir mi reacción.
"Siempre hay algo de qué preocuparse," respondo, finalmente alzando la vista y encontrándome con su mirada. "Pero no de la forma en que otros lo hacen."
La dejo con esa frase, una semilla de duda plantada en su mente, mientras continuo hacia la siguiente clase. Kaguya puede intentar analizar mis palabras, buscar significados ocultos, pero al final, solo encontrará lo que yo quiero que encuentre. Y eso es exactamente lo que hace que todo sea tan divertido.
El sonido constante de pasos y conversaciones llenaba los pasillos mientras los estudiantes se dirigían al comedor para el almuerzo. El flujo habitual de la rutina escolar. Caminaba tranquilamente, manteniendo mi ritmo habitual, cuando noté algo fuera de lo común: tres figuras paradas estratégicamente a mitad del pasillo, bloqueando mi camino.
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Ayanokoji en Kaguya-sama: Love Is War
FanficAyanokōji es transferido a la academia shuchi'in e intentará llegar a lo más alto de esta a como de lugar Ningún personaje en esta historia es mío.